El día que casi se ahoga el Cuau en una piscina española

Uno de los goles más hermosos de Cuauhtémoc Blanco fue en el Mundial de Francia ’98, contra Bélgica. Se lanzó sin ángulo para rematar un centro pasado, de Ramón Ramírez, y mandar la bola al fondo de la red, fue tan lindo el gol que De Wilde se arrodilló junto al poste para tratar de entender qué había pasado. Antes, el Cuau había sorprendido a propios y extraños metiendo el balón entre las piernas y levantándolo para pasar entre dos rivales, había nacido la Cuauhteminha.

Francia ’98 fue el escenario que catapultó el talento de Blanco, diversos equipos pusieron los ojos en el joven mexicano, pero fue el Valladolid quien se hizo con sus servicios. El equipo español, poco conocido en México, no aspiraba a mucho, de hecho peleaba el descenso; pese a la realidad del club, Cuauhtémoc no tuvo reparo en decir que llegaba para ganar La Liga, desatando las risas de los presentes, acostumbrados a ver al club pelear por no perder la categoría.

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“Yo no conocía al Valladolid”, recordó Cuauhtémoc Blanco en una charla con Martin Ainstein. Como es costumbre, llegó al club y de inmediato tuvo que someterse tanto a las pruebas físicas como a las médicas, ambas libradas pero con problemas en una rodilla: Esguince en el ligamento lateral interno de la rodilla, según recordó el fisioterapeuta del Valladolid Tico Gómez, nada grave pero algo a tratar de inmediato.

Tico Gómez diseño un plan de trabajo para recuperar a Cuauhtémoc Blanco lo más pronto posible. La idea era tener al 10 al cien por ciento para rendir a tope y explotar todas sus capacidades dentro de la cancha. Tico platica con el Cuau y le dice que hay que trabajar en el agua, Cuauhtémoc escucha atento y sigue las órdenes al pie del cañón, sin discutir una sola palabra. El ídolo de Tepito se tira al agua y tras unos segundos y el revoloteo del agua, Tico pregunta “qué te pasa cuate”, pero el Cuau no responde y tampoco sale de la piscina. “Se tuvo que tirar Tico al agua para sacarlo porque no sabía nadar”, rememora José Aramayo, masajista del club”. Tras el incidente, Tico cuestiona al Cuau: “por qué no me dices que no sabes nadar” y el azteca responde: “no, pues si usted me manda al agua pues yo me tiro”.

Además de dicha anécdota, lo más recordado del Cuau en Valladolid es aquel golazo que le clavó a Iker Casillas en el mismísimo Santiago Bernabéu, ante la incredibilidad de la afición propia, y también de la merengue. El sueño se acabó en un par de años, pero el el golazo y el incidente de la piscina quedarán para la eternidad en la afición del Valladolid y en los recuerdos del Emperador Azteca.