Bradford, Inglaterra, 1976. Un teddy boy se arregla el cabello en una taberna.
Magnum es quizá la agencia de fotos más famosa del mundo. Incluso aunque no hayas escuchado de ella, es muy probable que hayas visto sus imágenes, ya sea con la cobertura que hizo Robert Capa de la Guerra Civil Española, la “Chica Afgana” de Steve McCurry o los paraísos vacacionales británicos de Martin Parr. A diferencia de muchas otras agencias, los miembros de Magnum son seleccionados por los otros fotógrafos en la agencia, y en vista de que se trata de la mejor agencia de foto en el mundo, formar parte de ella es un proceso bastante difícil.
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Chris Steele-Perkins estudió psicología antes de convertirse en fotógrafo. Sus primeros trabajos se enfocaban en los males de las ciudades británicas y durante ese tiempo trabajó con el colectivo EXIT. Su tiempo con EXIT culminó en un libro del llamado “Survival Programmes”. En 1979, lanzó su primero libro, Teds, examinando la subcultura de los 50, 60 y 70’s de Teddy Boys (chicos pertenecientes al movimiento Mod). Después de eso, Steele-Perkins comenzó a viajar más, fotografiando África, Afganistán y luego Japón. Es miembro de Magnum desde 1979, hablamos con él y con su obsesión por Inglaterra.
VICE: Tu historia es muy variada, has estudiado química y psicología. ¿Esto ha influenciado tu trabajo?
Chris Steele-Perkins: No estoy seguro de eso. Obviamente estaba buscando algo que hacer, así que comencé con química y luego me di cuenta de que eso no era lo que quería. La psicología me parecía muy interesante y divertida, pero una vez más no me sentía cómodo con la carreta. Fue durante ese tiempo que entré a trabajar al periódico de la universidad como fotógrafo y eso me llamó mucho la atención. Cuando terminé la carrera, supe que ese era el camino que quería tomar.
De regreso a la psicología, parece que tienes una conexión con el aspecto personal de la fotografía. Es obvio que estás tomando retratos de mucha gente, pero parece que capturas el alma de muchas personas. ¿Crees que estudiar psicología te ayudó a conectarte con los personajes y sus vidas?
Yo pienso que tiene que ver más con sentido común, honestamente. Lo de la psicología fue relativamente un curso muy fácil, que me brindó demasiado tiempo como para revelar mis fotografías. Creo que mi interés es, sin querer sonar pretencioso, la condición humana. Fui influenciado por grandes fotógrafos humanistas: Kertész, Cartier-Bresson, Eugene Smith, y gente de ese tipo. Desde mis inicios, ellos fueron mi gran influencia.
Bangladesh, 1972. Aldeanos.
Tu primer trabajo se enfocó en Bangladesh, la pobreza y la desesperación que encontraste ahí. Por otro lado, tu primer libro fue sobre los Teddy Boys en Inglaterra. ¿Qué te alejó del tercer mundo y te regresó a Inglaterra?
El viaje a Bangladesh fue mi primer viaje, y luego dejé de viajar por mucho tiempo. Siempre estuve interesado en Inglaterra, así que comencé dos proyectos sin darme cuenta de qué tan grandes se convertirían tres años después. Uno desprendió de un proyecto del renacimiento de los Teddy Boys, el cual estaba trabajando con un compañero para una revista. Después de una noche en un bar, ambos decidimos seguir con el libro y terminarlo.
Al mismo tiempo, me involucré con otros dos fotógrafos en un pequeño grupo llamado EXIT. Querían hacer un proyecto sobre la pobreza en ciudades marginadas en Inglaterra, pasé mucho tiempo con gente pobre. Años después, eso también se convirtió en el libro, Survival Programmes. Los libros siempre me parecieron perfectos para dar a conocer mi trabajo.
Afganistán, 1994. Baño semanal para los niños de un orfanato en Kabul.
Tu trabajo también parece tener un balance entre fotoperiodismo, trabajo personal y arte. Sé que el proyecto Film Ends era más experimental y tu libro Pleasure Principle tiene tu voz. ¿Cómo logras ese balance?
Siempre siento que soy un fotógrafo con subjetividad a pesar de que esté haciendo un reportaje. El libro que hice de Afganistán, es muy clásico —en blanco y negro— y trata de la guerra. Pero la mayoría está dedicado a gente del día al día. Los disparos y las granadas están ahí pero en contexto, por lo menos en contexto.
El libro para mí es algo personal. Incluía texto que he escrito de experiencias que tuve durante ese tiempo. Siento que siempre tengo un pie en algo personal y el otro en la disposición de ver el mundo.
Afganistán, 1996. Combatientes del talibán contra las fuerzas de Masood.
Te uniste a Magnum en 1979, ¿cómo sucedió eso?
Como lo dije, yo estuve trabajando con un proyecto de Inglaterra y Belfast y fue una de mis experiencias favoritas. Después de eso, me entraron las ganas de ver el mundo, y la fotografía es una manera fantástica de hacer eso. Vi a Joseph Kudela en Londres en varias ocasiones y me animó a enviar mi trabajo a Magnum. Durante ese tiempo yo también estaba buscando una agencia. Todo sucedió en un buen momento. Tuve que pasar por todo el proceso, como todos, me fue bien y me aceptaron.
¿Cuáles crees que han sido los resultados de trabajar con Magnum?
Bueno, tiene un gran efecto, supongo, porque estuve muy aislado de Londres. Llegué a conocer a mucha gente con la que me tocó competir durante la época de oro de la fotografía en revistas. Tenían una infraestructura para publicar, lo único que uno tenía que hacer era tomar fotos. Y era justo lo que quería hacer. Suena loco, pero hubo un tiempo que no pensé en el dinero. Yo pensaba que mi deber era sólo tomar fotos interesantes y que solas se pagarían. Era un paso importante para mi.
Otra cosa importante era el archivo de Magnum. El hecho que tu trabajo entra al archivo y se mueve y puede terminar en la portada de un libro, eso significa la posibilidad de incrementar tu ingreso. Y claro eso te ayuda para enfocarte en tu trabajo y no en dinero. Y ése es el sueño de todos.
Sheffield, Inglaterra. Phyllis Corker es una centenaria. Fecha de nacimiento, 3 de junio de 1907. Está en su cuarto en el asilo.
¿Sigues haciendo fotos y trabajando con Magnum?
Sí. Veo muy difícil conseguir dinero haciendo lo que me gusta, pero el punto de ser fotógrafo era justo ése: hacer lo que me gusta y no lo que otros quisieran. Eso es lo que haré hasta que me muera.
Platícame de tu nuevo proyecto, Fading Light.
Salió de un pequeño artículo que leí en el periódico —acerca de una estadística del número de gente que era mayor de 100 años. El artículo decía que en el Reino Unido había más de 10,000 personas mayores de 100 años.
Guau.
Pensé lo mismo. Ésta es una estadística demográfica que no ha existido antes y me sentí curioso por saber más de esta gente. También me hizo cuestionarme cómo me sentiría yo si estuviera en esa posición. Por eso decidí trabajar en una serie de retratos y entrevistas con centenarios para documentar el fenómeno emergente. Ahora hay por lo menos 12 mil centenarios en Inglaterra y muy pronto la cifra subirá a 20 mil.
¿Qué te hace volver a Inglaterra?
Es donde vivo. Sí creo que Inglaterra es mejor que cualquier otro lugar del mundo, y puede que lo diga porque soy mitad-birmano y no nací ahí, pero desde niño siempre visité. Tal vez porque no encajaba. Siento que siempre ha sido un lugar que veo como foráneo. Es un lugar extraño con gente extraña y me sigue intrigando. Puede que esté hablando con el dueño de una mansión o una mujer de 105 años, así como con un chico con un corte de cabello amenazador.
Afganistán, 1996. Combatientes del talibán buscan refugio.
Afganistán, 1994. Niños viven y juegan en un edificio abandonado.
Belfast, 1978.
Londres, Inglaterra, 1976. El estacionamiento de The White Hart.
Irlanda del Norte, 1978.
Irlanda del norte, 1978.
Bangladesh. Pacientes en una clínica.
Inglaterra. Phyllis Corker es una centenario. Fecha de nacimiento: 3 de junio de 1907.
Ve más en nuestra columna Magnum x VICE.