Con el tiempo hemos aprendido millones de cosas, mismas que vamos perfeccionando con la práctica. En realidad las repeticiones son las que van puliendo nuestras técnicas. La mayoría de las cosas las desarrollamos así, repitiendo.
Repetir, repetir, repetir hasta que el plan sea ejecutado a la perfección. Cualquiera pensaría que es rutina, y hoy la rutina es tan mal vista que tratamos de cambiarle el nombre y esconderla, que nadie sepa que somos rutinarios: la monotonía podría terminar con nuestras vidas.
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Hoy en día usamos cualquier cosa para descalificar a las personas, decir que son monótonos no parecería tan ofensivo como: cavernícola, orangután, simio, etc. Apelamos a la involución, nos gusta sentirnos desarrollados, superiores, con la capacidad de poder desarrollar casi cualquier cosa que se nos ponga enfrente.
Pero al momento de practicar un deporte, encender la tele o acudir a un estadio involucionamos, nos volvemos animales incapaces de razonar. Alguna vez alguien que sabía de mi gusto por la pelota me compartió un texto que hablaba sobre eso, sobre como el Rey de los Deportes utilizaba un palo y una piedra como herramientas fundamentales.
Eso es el Rey, una guerra entre dos: uno lanza piedras, el otro trata de contestar el embate con una macana para tratar de hacer daño a quien intento primero causarlo.Una guerra que necesita de práctica constante y repeticiones para por fin conseguir lo ansiado: precisión.
El beisbol es tan distinto a todos los deportes que la pelota no bota, se juega con pantalones y las oportunidades para hacer daño al rival no son fortuitas, están pactadas antes del encuentro en igualdad de condiciones durante nueve entradas. Sólo dependes de un hombre a la ofensiva para poder eludir a nueve que intentan que no progreses. El beisbol como la vida misma, decía Julio Trujillo en aquel texto.
Hace unos días inició la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), los parques cobraron vida y la pelota volvió a surcar los aires en busca de ese amor imposible: el bat. Se han jugado apenas dos series y los Diablos Rojos ya recibieron 31 carreras en apenas 5 juegos. Dos docenas de ellas corrieron por cuenta de los Sultanes de Monterrey, en apenas dos encuentros.
No se necesita ser un erudito para darse cuenta que ese número de carreras recibidas se debe a una sola razón: errores defensivos. Tema que al parecer tendrá en apuros José Luis ‘Borrego’ Sandoval, manager de los Diablos.
Perder dos juegos al hilo, cargando una pesada loza de 24 carreras sin duda debió prender las alarmas. El debut del ‘Borrego’ fue opacado por las dos docenas de heridas que el cuadro capitalino recibió por parte de los regios. La batalla la había perdido en la lomita.
Sin embargo este siete de abril el ‘Borrego’ ha comenzado a marcar la historia dentro de los anales de la pelota en nuestro país. Sandoval ganó su primera serie como manager en contra de Vaqueros Laguna.
Los lanzadores de los Diablos cuentan con buenas estadísticas para poder marcar un buen paso en la liga, pero entonces que es lo que hizo que recibieran esas 24 carreras en apenas 18 entradas. Al parecer la máquina está empezando a funcionar y ya consiguieron su primera serie de la competición.
Octavio Acosta, pitcher abridor de los capitalinos -que logró encaminar al equipo a su primer serie de la temporada y la primera del Borrego en su era como manager- , dormirá encabezando las estadísticas de pitcheo al lanzar cinco entradas y un tercio, en las que solo permitió tres hits y dio cinco chocolates.
Así de preciso y certero es el Rey de los Deportes, México se pone a una victoria de los líderes de la Zona Norte, consigue la primera serie de la temporada y la primera en la historia del ‘Borrego’. La vapuleada de los Sultanes quedó en el pasado.
Historia pura la que estamos viviendo, tal vez hoy será un resultado más, pero podemos vaticinar que en algunos años estaremos hablando de la primera serie de José Luis Sandoval ganada como manager y la noche en que Acosta durmió como líder en las estadísticas de pitcheo de la Liga Mexicana de Beisbol.
Repeticiones, repeticiones, rutina y más rutina para perfeccionar los juegos y poder alcanzar el más alto nivel. No toda la rutina es mala, para algunos funciona como el camino rumbo a conseguir los resultados que se requieren para brillar en este deporte en el que alguna vez alguien me dijo que era el único en el que pagaban por fallar, aunque fallar esté en nuestra naturaleza.
Rutina e involución, dos formas de entender al beisbol, hoy cualquiera se asustaría que alguien actuara como cavernícola golpeando con un palo una piedra y repitiéndolo tantas veces que el que lanza la piedra como el que la elude sean tan buenos que logren llegar a los extra innings, el sueño de cualquier involucionado que bebé cerveza.