El yoga necesita dejarse de mamadas

Cada promesa de paz interior en la clase de yoga me hace enojar.

Pienso: sí, sí ya me lo han dicho antes, el yoga puede cambiar mi vida.

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En 15 años de practicar yoga, me ha llegado a ofender que la mayoría de los maestros no te dicen que el yoga podría no cambiar tu vida en absoluto. Al contrario, por lo general escucho ridiculeces como que saltar ya estando en una postura puede acabar con el cáncer o que pararte de cabeza puede hacer que se te quiten las canas. Mi inbox está repleto de talleres que afirman que si haces yoga encontrarás “el control de tu vida” o “una sanación profunda”, todo en cuestión de horas.

La ciencia detrás de los beneficios del yoga cada vez es más sólida, pero mucho de lo que te dicen en la práctica no es verdad. Las afirmaciones que te aseguran una transformación rápida ya sea física o mental impiden que la práctica del yoga sea de gran ayuda. Por ejemplo, una investigación nueva publicada en línea en The Journal of Alternative and Complementary Medicine encontró que el yoga y la respiración controlada reducen significativamente los síntomas de depresión en los participantes que tomaban clases dos veces por semana y una práctica en casa durante 12 semanas. Pero ¿que de ahí saquen la idea de que el yoga puede curar la depresión?, no creo.


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“No podemos probar la causalidad, por lo tanto no podemos decir que cura la depresión”, dice Chris Streeter, profesor asociado de psiquiatría y neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston e investigador principal del estudio. “Podemos decir que el yoga está asociado con la disminución de los síntomas depresivos”.

Considero que he sobrevalorado los beneficios del yoga. Hace siente años fui maestra de yoga y durante ese periodo, me robé las ideas de algunos gurús y libros y creí en las afirmaciones de que el yoga trae consigo alegría y curación. Una tarde, me acuerdo que estaba dando una clase y les repetía a los alumnos: “Inhala la sanación, exhala el enojo”, mientras en mi cabeza pensaba: “¡eres una mentirosa, es sólo aire!”


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El problema de un lenguaje preciso se extiende más allá de la semántica. “Nadie quiere que las personas que tienen enfermedades tratables hagan yoga y que no se les de el tratamiento adecuado porque prefieren esto creyendo que es lo que las va a ayudar”, dice Streeter. 

Hay señales de que la industria del yoga se está moviendo hacia una retórica más honesta, en parte para evitar que demanden a los profesores. El año pasado, la Yoga Alliance anunció una política para prohibir palabras como “terapia”, “sanación” y “curación” de su registro que cuenta con más o menos 70,000 maestros y escuelas. Esta alianza que representa a la comunidad del yoga es la más grande sin fines de lucros. “Nos volvimos más conscientes del hecho de que hoy en día el yoga está siendo comercializado de una manera que tiene muchas interferencias con campos médicos y psiquiátricos”, dice Andrew Tanner, un portavoz de Yoga Alliance. “Pensamos que es una razón para preocuparse”. 

Pocas escuelas en el registro estaban usando términos “de una manera que era verdaderamente poco ética”, dice Tanner, y menciona a grupos que ofrecen 200 horas de entrenamiento para maestros como “terapia de yoga”. (La Asociación Internacional de Terapeutas de Yoga tiene estándares de acreditación mucho más rigurosos para ser un “terapeuta de yoga”.)

El movimiento fue en gran medida para proteger legalmente a los maestros de yoga. Un abogado contratado por Yoga Alliance concluyó que si los maestros de yoga afirman tratar las condiciones de salud podrían correr el riesgo de someterse a la regulación gubernamental. En última instancia, se trata de no engañar al público sobre el alcance de las aptitudes de un maestro común.

La prohibición sacudió a algunos. Una petición argumentó que traicionó el espíritu del yoga y la inclusión. Pero los profesores y las escuelas no tenían otra opción más que cumplir. Un programa los bloquea de entrar en los términos restringidos en el registro.

No está claro si la iniciativa para un lenguaje más honesto en el yoga se ha filtrado a lo que dicen en las clases los profesores. “Nadie puede estar checando a todos y saber si los profesores están diciendo cosas o no y si empezamos a tratar de decirle a la gente, entonces nos convertimos en la policía de yoga, algo que no queremos ser”, dice Tanner.


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Sólo he conocido a una maestra en particular que se ha comprometido con la ciencia en sus clases. Su nombre es Liz Owen y es maestra desde 1990. Durante uno de los talleres de Owen, me familiaricé con la investigación de yoga de Streeter que abarca varios estudios. Owen ha dado clases para algunos de esos estudios, y es coautora en el artículo de The Journal of Alternative and Complementary Medicine.

“Los maestros de yoga necesitan tener cuidado con cómo dicen las cosas”, Owen dijo eso en el taller al que fui. “Necesitamos bases científicas”. 

En mi cabeza dije: ¡Sí, sí! Y asentí con la cabeza desde mi tapete. Después Owen me dijo que su claridad lingüística la obtuvo al trabajar en los estudios. “Yo decía algo como, ‘te estimula el cuarto chakra’ y el Dr. Streeter me veía y me decía, ‘¿en serio? ¿y tienes evidencia para respaldar lo que dices?’ Me di cuenta de que decía muchas cosas que creía por ser yogi pero no tenía como probarlas”.

Ahora, si Owen va a compartir algo que no es un hecho, incluye  palabras como, “imaginar” o “visualizar”. Entrena a los maestros para que hagan lo mismo, aunque los novatos pueden volverse ridículos. “Algunas de las cosas que dicen cuando hacen el entrenamiento para enseñar, son ridículas”, dice, y se rió de una vez que una estudiante dijo con toda seriedad: “El colágeno está atravesando tu médula espinal”.

Mi problema no es con los beneficios que ofrece el yoga, sino con los que prometen demás. La razón por la que todavía practico yoga, es por que generalmente me siento mejor y a veces más tranquila después de hacerlo. Ciertamente, no ha curado todos mis males. De hecho, me da vergüenza admitir que evité los antidepresivos durante años. Yo creía que una práctica regular de yoga sería suficiente. Antes lo era, pero las circunstancias cambian. En mi caso, me convertí en mamá. La depresión posparto se apoderó de mi.

“¿Y si el yoga no ayuda con la depresión?” Le pregunté a Owen.

Su respuesta fue obvia: “Si sientes que necesitas medicamentos, toma tus medicamentos”.

Realmente, es una pregunta que debí haberle hecho a mi médico. Pero antes no me parecía tan obvio. Todas las palabras sugerían la curación. Una narrativa basada en creencias te distrae de descubrir cómo funciona el yoga para ti y cuando necesitas la ayuda de un médico o de un terapeuta fuera de del tapete.