Para llegar a la Hacienda Nápoles, hay que coger un autobús que te lleva desde Medellín a la pequeña ciudad de Doradal, a tres horas y media de camino. La puerta principal sigue tal cual la concibió Pablo. En diciembre de 1993, antes de que la Policía Nacional de Colombia le metiera un balazo en la cabeza, Pablo Escobar estaba al frente del que probablemente fuera el cártel de tráfico de coca más rentable de todos los tiempos, valorado en unos 25 mil millones de dólares. Uno puede hacer prácticamente lo que quiera con ese dinero, y eso fue lo que hizo Escobar: construir casas para los pobres, hacer que le eligieran para el Congreso de Colombia y controlar la mayor parte del nordeste de Medellín como si de su feudo se tratara.