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En México el azúcar es letal

Hoy es el Día Mundial de la Diabetes (celebrado desde 1991) y todo se pinta color azul; incluso la Federación Internacional de Diabetes (FID) presentó una aplicación para promocionar un símbolo azul a través de una selfie con el objetivo de atraer la atención del público hacia la diabetes.

Sí, es una forma divertida de abrirle los ojos a la población sobre esta enfermedad, pero la realidad es más triste. Desafortunadamente las cifras de muertes en México y la emergencia sanitaria a causa de diabetes son alarmantes y necesitamos mejores estrategias para concientizar que eventos donde dejamos volar globos azules.

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Al ser la segunda causa de muerte en México somos el país que más gasta en diabetes en Latinoamérica y el incremento de los casos probablemente lleve a la quiebra alInstituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en un futuro no tan lejano.

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“Una persona con diabetes es una falla para el sistema” mencionó en una entrevista con El Universal, Mikel Arriola, director del IMSS, después de detallar que en México hay más de 21,000 muertes, 4,500 amputaciones y 2,000 incapacidades permanentes en el año 2015 relacionadas a la azucarada enfermedad.

Y por supuesto los gastos responden a la demanda: la diabetes consumió el año pasado más de la mitad del gasto del Seguro Social destinado a enfermedades degenerativas —casi 43 mil millones de pesos— tanto en tratamientos como en caso de defunciones. Según Arriola si la situación no cambia esa cifra podría multiplicarse por 8 el siguiente año, “un presupuesto con el que no se cuenta”, agregó.

Según datos del Instituto Nacional de Salud Pùblica, 9.17% de los adultos mexicanos han sido diagnosticados con diabetes, es decir, 6.4 millones de habitantes. Como si toda la zona metroplitana de Guadalajara (y un poco más) padeciera esta enfermedad degenerativa.

“Creemos que el dinero no se está empleando de manera adecuada. Hay que actuar de manera preventiva”, dijo Arriola. “También tenemos que alimentarnos de otros modelos de salud”.

Nosotros preferiríamos una estrategia adecuada, evidentemente no tenemos una cultura preventiva —y es una importante desventaja—, pero tampoco los videos promocionales de familias moviéndose con alegría y entusiasmo al son de las últimas tendencias musicales de “Chécate, Mídete, Muévete“—campaña que promueve un estilo de vida saludable a través del fomento y la promoción física y alimentación saludable— han tenido efectos positivos relevantes.

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Se puede culpar a la urbanización y a las tendencias alimentarias importadas de países industrializados e hacer leyes para eliminar azúcar refinada, grasas saturadas y sodio en la población infantil, por ejemplo y por recomendación de la Organización Mundial de la Salud. Pero las medidas pretenden cambiar primero el entorno que al individuo.

Hipotéticamente hablando, si le vemos un diminuto lado positivo a la victoria presidencial de Donald Trump diciendo que ahora es el momento justo para enorgullecernos de productos mexicanos y compartir en redes sociales el consumo local, entonces, otra vez hipotéticamente hablando, la alimentación de nuestro país va a mejorar por lo tanto los porcentaje de la obesidad, diabetes y desnutrición disminuirán progresivamente ¿no?. (Aunque aquí se fabrique el Gansito y comamos quesadillas fritas a diario).

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La estrategias actuales para mejorar la alimentación en México están girando en torno al producto y no en cuanto los hábitos alimenticios de la población. Es decir, estudiar cómo come el mexicano para crear nuevas estrategias educativas podría ser la clave antes que querer cambiar a la industria alimentaria.

En 2015 hubo 21,000 fallecidos a causa de la diabetes… bien dice el dicho: “De golosos y tragones están llenos los panteones”.

La cifras asustan, pero asusta más continuar el aumentando en el número de pacientes diabéticos, sin el apoyo de políticas coherentes para prevenirla y combatirla. Sólo basta ver esta estrategia de concientización de El Poder del Consumidor protagonizada por una botarga de Coca Cola dándonos una lección de salud con ritmo norteño.

En realidad, sólo nos dio risa.