Matthew Herbert se ha convertido en un maestro de la indignación. El reconocido músico, director de orquesta y productor británico fue golpeado por la voluntad del 51.9% de sus connacionales cuando en 2016 decidieron que el Reino Unido debía salir de la Unión Europea.
Herbert, dueño de su propio sello y de varios proyectos que lo hacen fluctuar entre la electrónica de vanguardia, las big bands de jazz, ciertas rutilantes colaboraciones ––remixó a Björk, Ennio Morricone, Quincy Jones, REM, John Cale, etc.–– y las divergencias puramente experimentales, es un hombre comprometido hasta la médula con su visión político-social y el Brexit sencillamente lo dejó en shock. Sintió la obligación de hacer algo y pensó en re bautizar a la longeva Matthew Herbert Big Band como la The Matthew Herbert United Kingdom and Gibraltar European Union Membership Referendum Big Band. Luego de más de dos años de arduo trabajo independiente, hoy 29 de marzo, el mismo día que el Reino Unido debía dejar la Unión Europea ––recientemente Londres y Bruselas acordaron una nueva fecha para el 22 de mayo––, estrenó su disco The State Between Us.
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En esta intensa obra de 16 temas, Herbert desarrolló su propia visión sobre la pregunta “¿cómo suena el Brexit?”. Para eso puso en funcionamiento su más delirante ingenio ––influido por sus sentimientos heridos a raíz de dicho referendo–– y registró situaciones que describen, según él, el sonido de este vuelco histórico (o de la voluntad de que exista este vuelco histórico). Grabó el vuelo de un avión de la Segunda Guerra Mundial, el desarme de un Ford Fiesta ––el auto más vendido en la historia del país––, la caminata de una persona contorneando el límite entre Irlanda del Norte e Irlanda, una fábrica inglesa siendo demolida, un desayuno inglés clásico, un servicio en un hospital público, una trompeta frita, un solitario nadador que cruza el Canal de La Mancha y otros llamativos y esclarecedores paralelismos; y como es común en la carrera de su Big Band, los intercaló con cinematográficas expresiones corales, voces angelicales, ruidos con sentido, una sobresaliente versión de “Moonlight Serenade”, de Glenn Miller y el aporte de más de 1500 personas.
Dale play abajo a The State Between Us y lee después lo que nos dijo Herbert.
NOISEY: Respecto a las últimas noticias sobre el Brexit, ¿tiene sentido que el disco alga el 29 de marzo?
Herbert: ¡Sí, sí! Definitivamente. No me sorprende que esto suceda ya que el gobierno no fue capaz de configurarlo todo en dos años y medio. Al margen de que este gobierno sea totalmente inútil, yo quiero hacer mi parte en todo esto.
Es muy fácil quedar atrapado en el tema Brexit, particularmente en Inglaterra donde está en las noticias todo el tiempo por dos o tres años ya. Funciona como un imán: se chupa todo, incluida mi atención. Pero así y todo no es lo más importante en nuestras vidas. Lo más importante es el cambio climático, la desigualdad, la redistribución de la riqueza, el acceso a ciertos recursos, la salud mental, todos estos problemas que tenemos en nuestra sociedad y el Brexit realmente no ofrece soluciones a ninguno de ellos. Así que es súper importante para mí hablar de todo esto, una de las misiones del artista es describir el futuro y quiero ayudar a expandir la palabra sobre el hecho de que hay vida de la que ocuparse luego del Brexit, aunque ahora pareciera que no.
En los orígenes del proyecto ¿cuál era su principal objetivo?
La principal idea era tomar parte en esto. Es muy fácil pensar en que la política está hecha por políticos del mismo modo que las mesas están hechas por carpinteros. Pero la política está hecha por todos nosotros, tenemos nuestras historias y nuestro dinero está en juego cuando elegimos representantes. Así que realmente quise formar parte y no sentirme separado o excluido de la conversación. Toda mi vida viajé a través de Europa y tengo muchos amigos en tantísimas ciudades, gente con la que colaboré, galerías de arte que visité, restaurantes en los que comí; mi vida se volvió culturalmente muy rica por todo esto. Una de las mejores cosas que pude haber soñado es viajar por Europa, conocer gente, trabajar juntos, enamorarme y muchas otras cosas. Por eso me pronuncio a favor de los valores como el amor, la gentileza, la amistad y no dejar que Rupert Murdoch o Nigel Farage cuenten las historias. Quiero yo también contar la historia.
Asumo que esta fue una experiencia súper enriquecedora a nivel humano ¿cuáles son tus conclusiones sobre trabajar con tanta gente, no sólo músicos, para este disco?
Es interesante lo que dices porque de hecho, creí que grabaría todos los sonidos yo solo. Creí que iría por toda la isla sólo, era lo que necesitaba hacer. Pero la verdad es que una vez que el proceso del disco se activó, me di cuenta que la democracia no es algo que se logra con una sola persona haciendo todo. La clave en la democracia es que la gente comparta el poder, las responsabilidades y ese tipo de cosas. Entonces di diferentes tareas y responsabilidades a distintas personas y de hecho a mucha de la gente que participó del disco nunca la conocí. No me encontré con la persona que nadó en el canal, por ejemplo. Al comienzo me vi como en una postura de controlador loco, obsesivo, pero la parte que más me gusta del disco es cuando llega la última canción y puedes observar como cientos de personas caminan juntas para crear esta pieza de arte, esta pieza musical o lo que sea este proyecto. Es es algo que me entusiasma mucho. Nuestro primer coro era de unas 15 o 20 personas, para el final eran unos 120. Siempre se sumó gente durante los dos años e incluso fueron viajando con el proyecto, venían los de Madrid a cantar en Berlín y luego los de Berlín se sumaban y todos iban a Italia. No fue algo que tenga que ver conmigo, fue como una planta que continuó creciendo sola. Es uno de los aspectos especiales de este proyecto.
¿Por qué sientes la necesidad de montar algo tan complejo para expresar una idea o una posición social o política? Hay otros músicos que lo hacen con una voz y una guitarra.
[Piensa, se toma unos segundos]. Creo que es porque es un poco absurdo hacer todo esto. Es ridículo. Y a mí me gusta. Me encanta la absurdidad de esto. Es un poco como “¿y si grabamos a alguien nadando hacia Francia o hacemos volar un avión de la Segunda Guerra Mundial?”, “Ok ¡hagámoslo!”. Como artista tengo la responsabilidad de mantener la sorpresa, para conmigo mismo y para con la audiencia. No hay nada sorprendente en una letra y una guitarra… puede ser muy efectivo, sí, incluso puede ser genial, pero no sorprende. Creo que hay algo políticamente importante en mantener tus principios y unos de mis principios más importantes es que la forma en que creamos cambios en la sociedad es trabajando como una comunidad, no como un individuo. Y también es muy importante ofrecer una alternativa a la queja, hacia un gobierno por ejemplo. Mi disco de alternativa, este disco, vamos, generó fácilmente más de tres millones de libras esterlinas de actividad económica. Los transportes, las grabaciones, la producción, los salarios, la comida, los viajes, toda la gente involucrada. O sea no fue un proyecto perfecto, hubo cosas que no estuvieron buenas, pero como expresión de una comunidad que no existía tres o cuatro años atrás, es realmente excitante, se siente muy como lo opuesto a Theresa May, una mujer miserable, sin alegría, sin apoyos, sin amigos, bueno, sin amigos visibles, estoy seguro que tiene amigos, pero no se ven. No quiero sonar rudo hacia ella, pero no parece pertenecer a una comunidad de personas o de ideas. Es solo un individuo, peligroso de hecho, como Donald Trump.
Muchos sonidos del disco no vienen de instrumentos ¿recurriste a este tipo de sonidos porque las palabras y los instrumentos no podían expresar tu visión del Brexit?
Creo que fue porque este disco representa una chance de estar tranquilo o ser reflexivo. Todo el tema del Brexit es muy ruidoso y toma mucho espacio de nuestras vidas en este momento. Entonces quise crear un trabajo calmo, desde el alma. Y quería sentirlo con otro tipo de ambiente y espacios y escuchar el mundo, por ejemplo, los trenes en el norte de Italia o alguien tirando piedras en un lago en África, alguien nadando, alguien andando en bici, alguien volando, o simplemente gente caminando. Para mí es una forma de contemplación si se quiere. Me gusta crear una reflexión sobre lo que significa ser británico, y pienso que estos sonidos realmente ayudan a crear este sentido de pausa y al mismo tiempo me ayudan a localizar el disco, dónde está Gran Bretaña o dónde estoy yo. Por eso escuchas el mar, somos una isla, así que escuchas el viento, la naturaleza en general. Para mí, son sonidos de paisaje.
Al final de la versión de “Moonlight Serenade”, incluiste un discurso sobre el Brexit del senador español Esteban González Pons. Más allá de que el discurso puede ser sólido ¿no te parece raro que venga de parte de un político de derechas?
Bueno, para mí es bastante importante que el disco tenga distintas perspectivas, y me parece que hay cosas muy interesantes en lo que dice. Nadie habló en este país sobre los valores, sobre lo que Europa defiende. No quiero crear un álbum con sólo una perspectiva o visión política. Otra cosa que pasa en ese momento del disco es que escuchas, sobre el discurso, como alguien pule unas botas de la Primera Guerra Mundial y una cacerola hirviendo, hay varias cosas al mismo tiempo y en ese contexto a mí me suena a un discurso casi de los años 40. Para mí es sólo otra voz y una perspectiva europea. Yo no estoy de acuerdo con todo lo que pasa en el disco o con todas las personas que están allí. Tienes que tener una variedad de puntos de vista, de otro modo sería demasiado sencillo.
¿Cómo imaginas que el Brexit cambiará tu vida diaria?
No puedo responder a eso. Es imposible. Hace tres años que no sabemos bien qué es el Brexit. Puede generar una crisis extrema o quizá no haya ni Brexit. Lo que si puedo decir es que tenemos un problema político muy grande en este país, que tomará 20 años en resolverse. Es algo que enoja mucho y que generó una fuerte grieta en este país. Es por esto que mucha gente odia al gobierno actual ¡es que no podemos hacer planes! No sabemos si podremos viajar el mes que viene. Es un desastre.
¿Tuviste la chance de tocar con esta banda o discutir sobre el Brexit en lugares conflictivos como Cataluña o el País Vasco?
Este proyecto es tan grande que no pudimos ir a muchos lugares. Sólo unos pocos festivales nos pudieron programar, somos unas 120 personas en escena, o sea que sólo en ciertas salas pudimos actuar. Y también soy un poco temeroso de esto, he leído bastante sobre estos temas y no termino de entender algunas cuestiones referentes a los conflictos, por ende no me siento cómodo si no puedo hablar de algo con autoridad.
¿Qué tan difícil fue lograr todas esas grabaciones fuera de lo común? ¿Hubo otras que no pudiste llevar a cabo?
¡Sí, muchas! [Ríe]. Hicimos unas cuantas, lo cual me pone contento. Una de las que no logramos fue la de hacer un concierto en un ferry viajando desde Inglaterra a Francia, pero la compañía de ferry no nos ayudó mucho. Esa era muy buena, tuve muchas ganas de hacerla. Otra fue hacerlo en un tren de Eurostar tomando el último tren desde Francia, pero no funcionó. Luego estuvo la idea de un gran evento llamado “besa a un europeo”, pero tampoco salió. Fueron unas cuantas, pero estoy feliz con todas las que logramos. Piensa que éramos sólo yo y otras dos personas, las dos part time. Entre los tres hicimos todo, organizamos una movida de más de mil personas, pero claro, hay límites para lo que podemos hacer.
Hiciste una canción con todos los insultos recibidos mediante las redes sociales cuando anunciaste el disco…
Sí, así sonaba el Brexit, metimos algunos de esos ruidos en el disco.
Te considero una persona sensible que aboga por la unidad y las buenas relaciones ¿cómo lidiaste con todos estos comentarios negativos?
[Se ríe tímidamente]. Sí, es difícil y la verdad que no es muy divertido esto. Hace un par de años de repente vi que estaba en peligro y que lo que hacía era “peligroso”, y pensé en mis dos niños… Ahí decidí plantarme a favor de los valores que me representan: la creatividad, la colaboración, la tolerancia, la generosidad, el amor, todo eso no debería ser controvertido. No debería. Hay que seguir adelante, pero no es fácil, no es lindo, hay una atmósfera venenosa ahora mismo en el Reino Unido, se está pareciendo a Estados Unidos y eso es terrible…
La canción “You’re Welcome Here” establece el tono del disco y repite la frase “I Love You” en las letras ¿no es casi un milagro hoy en día comenzar una idea política diciendo “I Love You”? ¿Cómo podríamos hacer los humanos para creer en el amor colectivamente, pero evitando la idea religiosa del amor?
¡No lo sé! Cuando hice esa canción, en principio, y sobre todo cuando la tocamos por primera vez en vivo fue muy muy duro, dificilísima de tocar, porque me sentí tremendamente expuesto. Porque es muy político decirle “te amo” a un extraño, es muy fuerte, lo más fuerte que hice en un escenario, la verdad. Creo que es imposible intentar no ser religioso, posiblemente yo preferiría hablar de “sagrado” o “divino”, no de “religioso”. Se trata de algo invisible que nos conecta. Cuando mis dos hijos están en la escuela, yo los sigo amando, aún sin estar con ellos. El amor es esa conexión invisible que nos mantiene juntos y hay algo divino en esto. Así que creo que también hay algo que necesitamos recuperar de la religión. La iglesia católica habla de amor, pero es cómplice de la violencia hacia los niños y en otras maneras, así como también el cristianismo, los protestantes. No soy súper religioso, de hecho no pienso en mí como un cristiano, considero que es muy importante poder decir “te amo” en una manera que no sea religiosa, la iglesia manipuló y cambió la idea del amor diciendo “no puedes amar a esta o aquella persona”, particularmente en lo que a homosexualidad se refiere. Por eso creo que es siempre vital levantarse por los valores en los que crees.
Luego de todo este proceso, ¿encontraste tu propia respuesta a la pregunta clave que se plantea en el disco, “Where’s Home?”?
[Risas]. ¡Sí, lo hice! Encontré esa respuesta, me llevó un tiempo largo dar con ella y mi lugar es donde mi familia está, donde mi mujer y mis niños están. Así que si por ejemplo nos mudamos a Barcelona o si nos vamos a Islandia, ese será mi hogar. Es una linda conclusión pensar que no se trata de “tu casa” sino de con quién estás. Para mí es fácil decir esto, porque gozo de muchos privilegios: si tú vives en Gaza o en Damasco, “hogar” puede significar algo muy distinto, algo que vendría de un contexto totalmente diferente con otro tipo de historias, por eso mi respuesta no es necesariamente universal, aunque la gente siempre quiera estar junto a sus familias.
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