La verdad es que nunca nos hubiéramos esperado que nuestra ciudad, Vitoria, pudiera ser pionera en un asunto tan controvertido como la ocupación. Como gran parte de la juventud que ha crecido en el País Vasco, los Gaztetxes han sido un sitio de referencia en todas las incursiones nocturnas del mundo Okupa. Todo pueblo y ciudad de cierta importancia dispone de uno. Aún así no nos engañemos, en Vitoria-Gasteiz, exceptuando el Gaztetxe del Casco Viejo la ocupación no ha pasado de ser algo anecdótico. Por eso, que en nuestra misma ciudad unos jóvenes hayan creado un proyecto como Errekaleor Bizirik (Errekaleor Vivo ) nos tiene anonadados. Ahora bien ¿qué es Errekaleor Bizirik? Pues es un barrio ocupado.
Para entender Errekaleor, es necesario hacer un poco de retrospectiva. El barrio nace en pleno desarrollismo durante los 50, fruto de la necesidad de alojar a los trabajadores que llegaban a trabajar a las nuevas industria, lo que la propaganda del régimen franquista era el “una familia una casa”. Para ello se promovieron un total de 192 viviendas, que alojarían a un total de 1200 personas, en la periferia de la periferia de la ciudad. Igual que el día de su nacimiento, el barrio continúa rodeado por campos de cultivo, un polígono industrial y el barrio de Salburua – claro ejemplo del pinchazo de la burbuja inmobiliaria – que como si de un perímetro de seguridad se tratará, cierran un cerco alrededor de él.
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El nuevo barrio dormitorio de Salburua es justamente una de las razones más importantes para entender el nacimiento de Errekaleor Bizirik. En plena borrachera urbanística, año 2002, el Ayuntamiento dirigido por Alfonso Alonso, actual Ministro de Sanidad del Partido Popular , decidió demoler todo el barrio de Errekaleor con tal de prolongar el barrio de Salburua hacia el sur. Para ello, Ensanche XXI – la sociedad municipal dedicada al proceso de expansión urbanística de la ciudad – puso en marcha un Plan Renove a través del cual canjeaba viviendas a los residentes de la zona.
Por muy bonito que parezca, el abandono y cierre de servicios acompañó al canje de viviendas,con tal de forzar la salida de todos y cada uno de los vecinos. La polémica fue tan grande que aquellos vecinos contrarios al realojo crearon la “Plataforma de Afectados de Errekaleor”. Mientras tanto la burbuja inmobiliaria pinchó y Ensanche XXI, tuvo que abandonar su plan de derribo. Esto no impidió que Errekaleor fuera quedándose cada vez más desierto, quedándose el barrio en poco tiempo con solo tres propietarios.
En Septiembre de 2013, sin embargo, un grupo de estudiantes se interesaron por el semiabandonado Errekaleor. Tras acordar con lo que quedaba de vecindad la cesión de un portal al completo, los jóvenes decidieron impulsar un proyecto integral de autogestión y soberanía que rehabilitara el barrio. Al poco tiempo de su llegado los jóvenes de Errekaleor Bizirik reabrieron el cine, pusieron en marcha el Frontón, reformaron viviendas, plantaron una huerta y realizaron una ambiciosa programación cultural, entre la cual se encontraba un ciclo sobre memoria histórica, dada la vinculación con el barrio de una de las personas asesinadas en el 3 de Marzo de 1976, día en el que cinco trabajadores vitorianos perdieron la vida a manos de la Policía Armada.
Tras tres años de trabajo los resultados hablan por sí solos. Un mural inspirado en el Bogside de Derry da la bienvenida a todo visitante, mientras que murales al estilo de Falls Road pueblan gran parte de las paredes. Asimismo, a infraestructuras como el Frontón y el Cine, se les han unido locales de grabación, una sala de conciertos, una biblioteca, un bar e incluso servicios como una guardería. El barrio cuenta incluso con sus propias placas solares. El objetivo, como no podría ser otro, lograr la soberanía energética.
El número de habitantes del barrio asciende ya a 100 personas ¿La razón? Muy simple. Evitar hinchar los bolsillos de bancos y rentistas, y poder ser parte de un proyecto de autonomía vital, donde el compromiso y la dedicación sustituy en al dinero, los bancos y el capitalismo.
Los habitantes libres de Errekaleor quieren incidir en la sociedad, hacer que la gente empiece a salir de los circuitos habituales y que apueste por vidas ajenas a lo convencional. Plantean para ello un modelo al margen de la sociedad, un proyecto regenerador. Quieren romper con la imagen de okupa destructor y por ello predican con el ejemplo. De momento ya han rehabilitado gran parte de las infraestructuras y viviendas, puesto en marcha distintas iniciativas de soberanía y ofrecen una programación cultural en la que a conciertos, cinefórums, charlas o talleres de pintura, se ven acompañados, entre otros, por talleres de educación para padres.
El camino, sin embargo, no ha estado exento de problemas. A principios de año el ayuntamiento regido por aquel entonces por Javier Maroto ,también del PP, intentó desalojar el barrio. No lo consiguieron. Siguiendo la vía judicial, un juez desestimó recientemente una denuncia interpuesta por la corporación para proceder con el desalojo. Ahora que un cambio de gobierno ha llevado al PNV al Ayuntamiento, el futuro de Errekaleor se espera más tranquilo, aunque no menos ajetreado ya que les han ofrecido pasar mudarse Aretxabaleta debido a problemas seguridad causados por la mala construcción de los edificios del barrio, una mudanza que los activista del proyecto no están dispuestos a aceptar ya que no se fían de las supuestas buenas intenciones de los técnicos del ayuntamiento que diagnosticaron esos problemas.
En el barrio son conscientes de que el Ayuntamiento no va a mover un dedo por ellos. Saben que nadie va a hacer el trabajo de los residentes, y por ello la actividad no parará en el barrio . Tan solo hace falta echar una ojeada a las páginas de Facebook y Twitter de Errekaleor Bizirik para darse cuenta del cambio que se está gestando en un pequeño barrio periférico de una pequeña capital de provincia y de lo que significa la capacidad de convertirse en alguien completamente autónomo a pesar de las trabas que pone esta sociedad.