No hay escasez de “curas” rápidas y sucias para la cruda.
Desde el dadhi del Irak medieval, elaborado con 20 kilos de almíbar y dos kilos de miel, hasta la iguana nicaragüense, la sopa boliviana de pene de toro, y el clásico y perfecto clamato con cerveza y mariscos, el gran número de antídotos profesos contra la cruda sugiere que el deseo humano de emborracharse trasciende a la cultura.
Videos by VICE
Pero la universalidad del consumo excesivo de alcohol también viene con un deseo igualmente generalizado por adormecer el dolor físico que le sigue a una noche de fiesta.
Aunque no se ha demostrado que alguno de estos remedios basados en alimentos funcione, definitivamente hacen que la cruda sea un poco más agradable. Pero para aquellos que se han graduado a un nivel de consumo de alcohol donde la carne y los huevos simplemente ya no eliminan la niebla de la mañana del domingo, hay soluciones más orientadas médicamente que comienzan a emerger.
¿Por qué comer una cura para la cruda cuando puedes inyectártela? Eso es exactamente lo que la Hangover Clinic en Sydney, Australia, propone esta temporada de días festivos, informa el Sydney Morning Herald. Más específicamente, la clínica le estará bombeando a los pacientes solución salina, sodio, minerales, vitaminas, oxígeno y medicación contra las náuseas a través de sus venas.
A pesar de las buenas intenciones de la clínica, que tiene como objetivo ayudar a las personas con cruda de la manera más eficaz posible, los funcionarios de salud pública no están precisamente emocionados sobre un negocio que prospera al darle a los bebedores compulsivos una mañana del día después más fácil.
“Esto anima a la gente a consumir alcohol de una manera totalmente inapropiada y es algo que el gobierno debe observar muy, muy cuidadosamente”, le dijo Michael Moore, el director ejecutivo de la Public Health Association of Australia a Sydney Morning Herald. “Después de todo el trabajo duro que se ha hecho para reducir el daño asociado con el alcohol… esto es ridículo”.
Pero el cofundador de la Hangover Clinic, Max Petro, replicó diciendo que no está causando ningún problema, sino que simplemente alivia algo que ya está ahí. “Ha habido algunas críticas que sugieren que estamos alentando el consumo excesivo de alcohol. No servimos alcohol. No somos un pub. Animamos a beber en exceso igual que los hospitales animan a la gente a enfermarse”, le dijo a Sydney Morning Herald.
El propietario de la clínica también afirma que la idea de los remedios intravenosos para la cruda surgió durante sus propios días de fiesta en las pistas de esquí de Australia. “Los patrulleros de esquí, que son paramédicos calificados, eran siempre los últimos en irse en la noche y los primeros en llegar en la mañana”, le dijo Petro el Sydney Morning Herald. “Siempre me preguntaba cómo lo hacían hasta que un día me contaron su secreto. Me llevaron a su pequeña cabaña de esquí y todos estaban conectados a sueros y a oxígeno. Así que la siguiente vez que estaba un poco crudo, toque a su puerta y pregunté si podía intentarlo. He pensado en eso desde entonces”.
Tal vez algún día las civilizaciones futuras mirarán hacia atrás a la clínica intravenosa para la cruda como un extraño vestigio de la fijación de Occidente con la medicina, y, entre sorbos de sopa caliente, se preguntarán por qué esos luditas alguna vez optaron por una solución sin sabor de este tipo.
MIRA: Cómo hacer clamato con cerveza y mariscos