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La vieja canción entonada por las autoridades estadounidenses que amenazaba con tomar medidas contra los narcos vinculados al gobierno venezolano está a punto de convertirse en realidad. De momento, sin embargo, parece que la investigación estadounidense solo ha hecho que subrayar la determinación del presidente venezolano Nicolás Maduro, de aguantar el chaparrón.
Esta semana, un escrito de acusación emitido desde un tribunal federal de Brooklyn ha determinado que los generales Néstor Reverol y Edilberto José Molina habrían sacado suculentas mordidas para sus bolsillos de los narcotraficantes venezolanos.
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Según el escrito, los dos corruptos militares habrían ofrecido a cambio advertir a sus socios de cuando se les vendrían redadas encima, y de hacer descarrilar investigaciones, para permitir que las drogas venezolanas siguieran llegando a Estados Unidos. Según asegura el fiscal, los militares habrían obrado así cuando eran director y subdirector de la oficina nacional antidroga de Venezuela, un cargo que detentaron entre 2008 y 2010.
“Para decirlo más llanamente, las acusaciones quieren dejar claro que a ojos de la legislación estadounidense no existe ninguna diferencia entre un narcotraficante, y un narcotraficante al frente de la agencia antidroga”, ha asegurado esta semana el agente especial de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA, en sus siglas inglesas), James Hunt en el comunicado que informa de la apertura de acciones legales.
La reacción de Maduro ha sido anunciar que Reverol — quien estuvo al frente de la militarizada Guardia Nacional hasta el pasado 7 de julio — se convertirá en su nuevo ministro del Interior, en el hombre que estará a cargo de la seguridad nacional, algo que ha proclamado, oportunamente, el día después del anuncio de Hunt.
“Quiero ofrecerle mi solidaridad y mi apoyo”, ha dicho Maduro durante una entrevista televisiva. “Reverol sido atacado por el imperio estadounidense”.
Maduro, ni corto ni perezoso, se ha dedicado, de hecho, a cubrir a Reverol de elogios. Le ha descrito como a un “oficial ejemplar”, como a un hombre “patriótico”, y ya, de paso, como a un “revolucionario”. Maduro ha contado que este “valiente”, ha roto todos los registros en la aprehensión de narcotraficantes internacionales, a quienes habría detenido sin descanso.
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Los cargos presentados contra Reverol y Molina son una nueva muestra de que el ejecutivo estadounidense se ha propuesto combatir las oscuras maniobras venezolanas, una acción que ya emprendió en mayo, al detener a dos sobrinos de la primera dama del país tropical, Cilia Flores. Entonces, en noviembre, la DEA detuvo a Francisco “Franqui” Flores de Freitas y a Efraín Antonio Campo Flores en Haití. Acto seguido fueron trasladados a Nueva York.
Según los archivos judiciales de julio, los llamados narcosobrinos habrían confesado estar planeando trasladar una importante cantidad de cocaína hasta suelo estadounidense, una sustancia que habrían obtenido gracias a alguien vinculado a los rebeldes colombianos.
Paralelamente, parece que la cuenta atrás también estaría sonando para Diosdado Cabello, el hombre que estuvo al frente de la Asamblea Nacional venezolana hasta que la oposición se hizo con el control de la cámara durante el mes de diciembre. Algo que no sucedía desde que el expresidente fallecido Hugo Chávez decidiera lanzar su Revolución Bolivariana tras la conquista de las elecciones de 1999.
Los rumores de una posible investigación oficial empezaron después de que el jefe de seguridad de Cabello, Leamsy Salazar, apareciera en Estados Unidos en 2014 y hubiese, presuntamente, suministrado informaciones de lo más comprometedoras sobre su jefe a las autoridades estadounidenses.
Tanto los medios de comunicación estadounidenses como los españoles han informado que Cabello está siendo investigado como el presunto responsable del Cartel de los Soles. El nombre del cartel es una alusión al sistema de condecoraciones que emplean los militares del ejército venezolano —un sol determina a un brigadier general, dos soles identifican al general de la división, mientras que tres soles delatan al comandante general.
Estas investigaciones contra la cúpula venezolana son parte de un plan de Estados Unidos de apresar a todos aquellos venezolanos vinculados al gobierno por presunto tráfico de drogas. Se trata de un caso que llevaba años anunciándose, pero que nunca había llegado tan lejos como ahora.
La investigación también pretende consumar el arresto del exresponsable de la inteligencia militar de Hugo Chávez, Hugo Armando Carvajal, quien actualmente ejerce las funciones de cónsul venezolano en la isla holandesa de Aruba. Las autoridades holandesas ya rechazaron en su día aceptar el nombramiento de Carvajal, y lo primero que hicieron fue decretar una orden de arresto internacional. Sin embargo, el presidente Maduro se las ingenió entonces para repatriarlo.
El hecho de que Carvajal se escapara por los pelos debería de servir como lección para garantizar la aprehensión de Molina, el general acusado conjuntamente con Reverol esta semana. Molina se encuentra actualmente destacado en Alemania como agregado militar.
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