Una foto no es un recuerdo, sólo es una ayuda visual que nos permite reconstruir acontecimientos de una manera “tangible”, y qué mejor si son de una noche de fiesta, donde muchos de nosotros hemos perdido los estribos por la razón que sea.
Dentro del catálogo fotográfico de Flicker hay una compilación con poco significado “cultural” en el camino, pero diez veces más con sus pixeles de historias personales dentro del rave. Las fotos capturadas se han convertido en una herramienta, ilustran buena parte de los paisajes desgarrados y las tendencias por las que atravesamos, muchos fotógrafos han obtenido fama y prestigio gracias a esto.
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Este catálogo no está basado en grandes raves ni en pretenciosos desfiles de moda, muestra lo mundano de fiestas comunes, capturaron la estética de hombres y mujeres normales disfrutando el placer de lo más mundano.
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