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Este café está contratando a gente sin hogar como baristas

Todos sabemos que el este de Londres, con su arte urbano de vanguardia y sus jóvenes creativos bebiendo negronis, ama un café innovador. Desde el puré nostálgico servido en el Cereal Killer Cafe de Brick Lane, hasta la crueldad animal extrema del Cat Emporium de Lady Dinah en Bethnal Green, la zona es una meca de los negocios de comida excéntricos.

Second Shot es el último café de la zona con una historia inusual detrás; pero a diferencia de sus vecinos felinos y con arcoiris, espera tener un impacto más allá de los likes de Instagram.

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El café funciona como empresa social, se encarga del problema de las personas sin hogar de la capital, capacitado y empleando a aquellos que se encuentran durmiendo en las calles.

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El café Second Shot en el este de Londres entrena a los indigentes para que puedan acceder a empleos al futuro. Todas las fotos son cortesía de Second Shot.

Visité Second Shot el día de su inauguración y una impaciente fila de veinteañeros ya estaba formada afuera de la puerta. Arrastro una de las sillas de madera (claro, sigue siendo el este de Londres) y me siento a mirar a los baristas detrás de la barra, apenas están acostumbrándose al uso de las nuevas cajas registradoras y aceptan agradecidos una muestra gratis del brownie frutal que les ofrece otro miembro del personal. La única pista de que éste podría no ser un café promedio es el letrero animando a los clientes a preguntarse: “¿Cómo Second Shot está atacando la falta de hogar? Un expreso a la vez”.

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“Queríamos cambiar la forma en que la gente veía las empresas sociales y a las personas sin hogar”, me explica el fundador de Second Shot, Julius Ibrahim, mientras se acerca para saludarme. “Espero que la gente venga, tome un café, disfruten el espacio y luego se den cuenta de que tenemos este magnífico apoyo social”.

Ephy, uno de los nuevos reclutas que actualmente maneja el mostrador, escuchó acerca de Second Shot mientras trabajaba en el Cafe by Crisis, una iniciativa similar. Crisis aspira a preparar a personas sin hogar con habilidades de hostelería que puedan acceder a empleos. Ephy salió de las calles y está viviendo con su madre desde que comenzó su capacitación en Second Shot y empezó a trabajar.

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“La gerente del café me dijo que había una oportunidad de trabajo para un nuevo lugar en la zona”, explica. “Estaba emocionado de que pensara que yo era ideal para aplicar en Second Shot. Amaba cómo se escuchaba el concepto”.

Esta es una historia que Ibrahim espera ver repetida, por eso intentará emplear más gente sin hogar en las próximas semanas. Ya está trabajando para encontrar candidatos aptos para este esquema junto con Crisis, y otras caridades para indigentes como House of St Barnabas y The Connection at St. Martin-in-the-Fields.

Ephy tiene muchas expectativas sobre este nuevo empleo. “Estoy ayudando a que la idea de Julius tenga vida y espero volverme mejor que la persona que me entrenó”, dice.

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Emilio Rodríguez, encargado de la calidad del café en Second Shot.

Second Shot le paga al personal de London Living Wage, pero no pretende ofrecer empleos a largo plazo. Más bien, funciona como un lugar de entrenamiento: les enseña habilidades necesarias a las personas sin hogar para encontrar un empleo permanente en otro lugar.

“Empleamos personas, pero luego las llevamos a donde quieran ir”, explica Ibrahim. “La gente que sufre de la carencia de un hogar provienen de distintos estratos sociales y no puedes decir después de cierto tiempo si deberían hacer esto o aquello”.

La idea de Second Shot se le ocurrió a Ibrahim después de mudarse a Londres en 2013, venía de la comunidad suburbana de Surrey para estudiar en el University College, Londres (UCL). Ibrahim estaba abrumado por la cantidad de gente durmiendo en las calles de la capital.

“Empecé a consultar caridades mientras era estudiante en la UCL y estaba frustrado de no poder proponer una solución efectiva a este problema”, recuerda.

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Los panes y pasteles son de Luminary Bakery y Dusty Knuckle, dos empresas enfocadas también en la ayuda social.

A pesar de no tener experiencia en la hostelería o los cafés, Ibrahim estableció el modelo de café para su iniciativa.

“La capacitación de barista es un cargo con buen nivel para empezar y la gente podrá ser capaz de dominar la preparación de un buen trago luego de un par de días”, explica. “Las cafeterías son una manera accesible de interactuar con personas diferentes y romper preconceptos sobre la gente sin hogar y lo que es no tener casa”.

Él no es el único utilizando la adicción por el café de Inglaterra para hacer un cambio social. El carrito de café de Londres Change Please lanzado el año pasado, entrena a indigentes para trabajar en sus puestos móviles. Y con el reporte de 275 mil personas acercándose a las autoridades locales para pedir asistencia para los desamparados el año pasado, este tipo de esquemas podrían convertirse aún más necesarios.

Second Shot también apoya a otras empresas sociales del este de Londres, como Luminary Bakery, que enseña habilidades de repostería y empresariales para mujeres vulnerables, y Dusty Knuckle, una panadería de Hackney que trabaja con personas jóvenes desfavorecidas.

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El café también implementó un sistema de “pago por adelantado”, animando a los clientes a comprar un café extra o una rebanada de pastel para ser donada a las personas sin hogar. No es una idea nueva, pero en tan solo dos horas desde la apertura, se habían hecho más de 30 compras por adelantado.

No hay duda alguna acerca del compromiso social de Second Shot, pero ¿qué hay del café? “Nuestro café es bueno. Ofrecemos filtros de café Chemex, Aeropress y V60 junto con las bebidas normales a base de expreso”, me asegura Ibrahim. “Nuestro jefe de cafetero, Emilio Rodríguez, estará cambiando la propuesta de cafés cada dos semanas para seguir teniendo cosas interesantes. Necesitamos tener un producto tan bueno como cualquier otro negocio”.

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Al combinar una empresa social con comida y bebida de alta calidad, Second Shot espera evitar la etiqueta de café excéntrico.“La esencia de lo que estamos haciendo es fuerte, así que no estoy preocupado”, dice Ibrahim. “La gente vendrá por nuestra ética y regresarán por el producto”.

Mientras termino mi café, observo a Ephy e Ibrahim servirle a los acelerados clientes de la tarde mocas y pastelillos. Estoy segura de que regresaré.