Di un curso de creatividad en la cárcel más conflictiva de España

Curso creatividad cárcel

“La creatividad es algo que forma parte del ser humano, no hace falta ser un genio para sacar grandes ideas. De hecho, pese a que alguno se lo crea, no hay genios trabajando en publicidad. Para demostrarlo se nos ocurrió ir a la cárcel, al lugar donde en algunos casos acaba la gente por malas ideas para trabajar la creatividad”, explica Marc Xifré, creativo de Y&R y exalumno de la Escuela de Creatividad Brother en Madrid.

El pasado año, en colaboración con la Escuela y con otros 5 exalumnos, decidió crear un proyecto que marcara la diferencia con la creatividad como eje. El único requisito era que trascendiera, que fuera más allá de los límites del sector. Se les ocurrió entonces diseñar un curso de creatividad para presos.

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“La idea nace en abril de 2018 y hasta octubre no llevamos a cabo el taller. En este tipo de proyectos las mayores trabas son administrativas, al final es algo que no depende del todo de ti. Tocamos a muchas puertas e hicimos muchas llamadas hasta que recibimos un mail diciendo que les interesaba mucho la idea y que la iban a llevar a cabo”, comenta Marc. La prisión interesada era Estremera, una de las más pobladas de España y, según informes sindicales, también una de las más conflictivas.

“En el módulo solo pudimos meter el ordenador y el proyector para enseñar lo que habíamos preparado. Una vez dentro, nos dimos cuenta de que la clase donde íbamos a dar el taller era la sala más iluminada de este planeta y no tenía persianas. Un par de reclusos nos miraron y uno de ellos dijo “Vosotros venís a dar creatividad, ¿no? Pues esto es creatividad”, y trajeron unos cartones y unos cuantos palos de escoba rotos, los anclaron a la ventana y consiguieron dejar la sala a oscuras”, cuenta Marina Santa-Cruz Rubio, creativa en M&C Saatchi y otra de las exalumnas de Brother que trabajó en el proyecto.

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Julián Díez

“Nos dieron un grupo muy específico”, añade Marc. “Eran presos que están en un módulo especial porque eran exmiembros de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, a los que separan del resto por motivos evidentes. Por lo que nos comentaban, los talleres siempre están enfocados a los presos de otros módulos. Agradecieron muchísimo un taller así porque están bastante cansados de que solo vayan psicólogos o rollos religiosos a darles charlas y comerles la olla”.

“Había algo de nervios antes de llegar, las primeras veces son siempre primeras veces. Pero creo que cuando llegamos allí a todos se nos olvidó de alguna manera que estábamos en la cárcel. Eran personas con historias y opiniones demasiado interesantes como para pensar en otra cosa. Nos enseñaron muchas cosas, pero lo más importante es que nos confirmaron lo que ya pensábamos: que no importa dónde estés si realmente tienes ganas de hacer o cambiar algo”, dice Marina.

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Julián Díez

Marc comenta que para el poco tiempo que hubo salieron cosas muy interesantes. “Tenemos un convenio para hacer actividades con ellos durante dos años, pero este inicial simplemente eran tres clases. En tres clases es muy difícil asimilar los procedimientos para conseguir ideas y sin embargo lo hicieron. Las que más me gustaron fueron una colección de cromos de fútbol para niños pero sin el equipo que odias, para que tu hijo no salga del equipo rival y también me pareció interesante un papel higiénico que reaccionaba a la orina y cambiaba de color si detectaba alguna anomalía, para prevenir enfermedades”.

“Me parecen dos ideas que las hubiera firmado cualquier agencia de publicidad. Me sorprendió lo en serio que se lo tomaron, al principio teníamos un poco de miedo y, cuando volvíamos a la clase siguiente, traían cantidad de ideas y pensamientos”, concluye.

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Julián Díez

Al finalizar el curso, uno de los alumnos les dio una nota de agradecimiento que decía lo siguiente: “En principio piensas en la creatividad como algo aplicado al arte. Pero con este curso lo que aprendes es a echarle imaginación a las cosas cotidianas. Y quién sabe si imaginando imaginando llegas a dar con una idea que haga más feliz a una parte de la humanidad”.

A día de hoy, los expertos en publicidad y creatividad que lo impartieron siguen en contacto con sus alumnos, ex militares, policías y guardias civiles en prisión a través del único método de comunicación posible, de momento, entre ellos: las cartas.

Conoce más proyectos de la Escuela de Creatividad Brother en su página web y sus redes sociales.