FYI.

This story is over 5 years old.

risa tonta

Reír en vez de ayudar: por qué te partes de risa cuando ves a alguien caerse

Un psicólogo explica por qué hay personas que pueden reírse durante 30 minutos de una caída.

El otro día paseaba tranquilamente con mi novia y una chica se tropezó y se cayó. Yo dibujé una simple mueca en mi semblante y mi novia estuvo LITERALMENTE veinte minutos riéndose sin parar. Sí, ella es un ser jacarandoso que tiene debilidad por las caídas, como muchos.

La verdad es que no lo entiendo muy bien. Cuando era niño no me hacía gracia esos programas de caídas sin más y cuando he ido creciendo tampoco entendía porqué se viralizaban. Solo recuerdo partirme de risa con el famoso “Quince esguinces en un segundo”, pero me reía más por las reacciones de los presentadores que por el propio hecho. En fin, soy uno de los raros de este fenómeno taaaaaaan extendido.

Publicidad

Para averiguar por qué nos reímos cuando la gente se cae y al fin saber si esas personas que pueden partirse durante horas de una caída tienen algún tipo de problema, me he puesto en contacto con el psicólogo Carlos Salas. Al fin sabrás por qué.


MIRA:

VICE: Comencemos averiguando el porqué de la risa. ¿Qué componentes debe haber para reír?
Carlos: Es un poco misterio y a día de hoy no se termina de saber por qué nos reímos, y se complica porque a cada uno le hace reír una cosa. Hay varias teorías, pero las más aceptadas hablan de que es porque rompe con lo que tú esperabas, como ir por la calle con un amigo, que piensas que no sucede nada y de repente se cae. Esa es la teoría de la incongruencia que nombraban John Locke y Schopenhauer. Es la más aceptada.

También nos encontramos que los primates superiores, como los chimpancés o bonobos, se ríen o tienen algo parecido a la risa. Entonces se cree que es algo relacionado con el juego o que existe un componente social — Rod Martin, autor de Psicología del humor: un enfoque integrador, destaca que ese componente especial cognitivo-social-afectivo especial, el regocijo, se provoca con algún elemento jocoso, un matiz de falta de seriedad—.

Por otro lado, otra de las grandes teorías es que si alguien se ríe, es porque lo hace de alguien para demostrar superioridad. Una forma de demostrar superioridad. No es la que tiene más adeptos, pero ahí está.

Publicidad

Es posible que el afectado lo pase mal, pero si no lo conocemos, nos reímos igual. ¿Qué variables deben producirse para provocar la risa?
Cuanto más cercano sea el vínculo, más tendemos a ayudarla. La relación de la risa, es que cuanto más apego, más cercanos más inhibimos nuestra respuesta primaria y priorizamos la ayuda. Al revés, pues cuanto menos nos sentimos identificados más nos podemos reír a su costa.

Si nos damos cuenta, los atentados que salen en las noticias de Europa nos preocupan mucho más. También salen en los telediarios más. Si es de Asia o África no nos afecta tanto.

Y por otro lado hay gente que no les hace ni puta gracia ver como alguien se cae.
Son personas más empáticas. No les suelen gustar estos vídeos de caídas porque no se pueden distanciar de ese sufrimiento. Pasa lo mismo con el humor negro. Si le cuentas un chiste de esos, puede ser que no pille el chiste o que no empatice con el sufrimiento. Incluso te mirará raro. Ocurre porque conecta demasiado con ese sufrimiento ficticio o real y la respuesta del humor no aparece.

¿Tiene algo que ver con nuestra educación visual? Desde pequeños hemos visto zapping o programas de caídas.
Sí, desde luego se da un efecto de aprendizaje. Desde pequeños vemos este tipo de humor, así que poco a poco hemos aprendido a reírnos de las caídas, además del componente innato. Es como cuando uno descubre un cómico muy chocante, como Ignatius Farray, que la primera respuesta es de no entender el humor que hace. Uno después, curiosamente, va aprendiendo y descubre que le encanta. Sí, el humor se aprende.

Publicidad

Hay culturas que encuentran divertidas una serie de códigos que aquí no nos harían gracia. Sí que hay algo común y universal para hacer la teoría de la incongruencia o la propia risa que es universal, sí que hay un factor de aprendizaje.

Llevándolo a mi campo, se utiliza la terapia de la risa, que no es la ya famosa risoterapia. Hay un método muy novedoso con niños con enfermedades muy graves que consiste en que ellos tienen que hacer monólogos riéndose de ellos mismos. Es contradictorio, pero es muy sanador para ellos.

Mi novia, por poner un ejemplo, puede estar 20 minutos riéndose de una caída. Entiendo que como ella hay muchas personas. ¿Es normal o me tengo que preocupar?
Se dan varias circunstancias. La risa tiene dos características: la expresión y la emoción. Uno puede partirse de risa por dentro pero no expresarlo y al revés. Hay personas que tienden más a la risa, pero no quiere decir que se lo estén pasando tan bien y en cambio hay gente que con una mueca por dentro se ríen mucho.

Después existe el efecto contagioso que también se da en primates. Los vídeos de gente riéndose tienen ese efecto, igual que los bostezos, aunque no se sabe aún por qué. Lo que puede ocurrir a esta gente es que se contagie de su propia carcajada y entre en bucles de risa por haber visto o presenciado una caída.

En Seinfeld hay un capítulo donde una chica conoce a Jerry, el protagonista, que es cómico y ella todo el rato le dice que es muy gracioso, insistiendo muchísimo, pero sin reírse. Eso también puede darse. Ya te digo que no tiene que ver la expresión con la risa.

Publicidad

Es curioso que cuando una celebrity se cae, de inmediato se hace viral.
Es cierto. Son fenómenos que habría que estudiar en profundidad, sobre todo con las redes. Por un lado tenemos a una persona que la reconocemos con status, pero no con un vínculo suficiente como para preocuparnos mucho y por otro la propia caída, y las redes sociales.

Estamos acostumbrados a ver a las celebrites perfectas y cuando se rompe el estereotipo suele ser muy gracioso. Por ejemplo con la caída del Rey emérito de hace unos años. De alguna forma, esa caída fue el principio del permiso a reírnos de ellos, ya que hasta entonces parecía un tema tabú. Es curioso a nivel sociológico.

Parece que estamos esperando a que alguien se caiga para hacer “daño”. ¿Dónde está el límite?
Hoy en día, creo que el humor al final no se conceptualiza como una broma. Al final son bromas, exaltaciones de aspectos de la realidad, pero que son mentira y por eso nos hace gracia. Sabiendo esto, es normal que no entendamos las condenas por bromas o tuits. Cuando uno lee un chiste, sabe que es mentira y no debería confundirse con la realidad. Puedes reírte de temas reales y luego ser empático. Es una capacidad que tiene el ser humano.

Los humanos cuando sufrimos un impacto de forma inmediata no se hacen chistes, pero al cabo de un tiempo sí. ¿Cuándo? Dependerá de cada uno, pero creo que es sano. En la consulta lo utilizamos mucho, no solo porque sane, sino porque es relativo a la comunicación. Uno puede aprender a reírse de cosas de la vida, aunque sean cosas malas. Es mucho mejor reírse que sufrir por ello. El reírnos de nosotros mismos es un aprendizaje muy importante y saludable. Ya te digo si lo están haciendo niños con enfermedades graves, ya nos irá bien a los adultos.