Las familias desalojadas de la Torre de David, la ‘favela’ vertical de Caracas

Una familia despidiéndose de su hogar en el piso 27. Todas las fotos de Alejandro Cegarra.

Andreína Contreras tiene 26 años y es madre de dos niños, hasta la semana pasada vivió en la “Torre de David” en Caracas, Venezuela, que ha sido descrito como el barrio marginal más alto del mundo por situarse en un rascacielos abandonado.

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Ella hace parte de las 1150 familias que residen en la torre desde hace siete años, cuando fue ocupada como consecuencia de la crisis financiera y con el apoyo del gobierno del entonces presidente Hugo Chávez. Pero esta semana comenzaron las labores de desalojo y reubicación de la familias del Centro Financiero Confianzas, nombre oficial del edificio.

“Al principio todo era horrible, tuve que dormir en una carpa durante tres meses”, relata Contreras, quien hace seis años dejó la periferia de Caracas para trasladarse a la Torre de David. “En algunos espacios las aguas residuales me llegaban a las rodillas. Poco a poco hice mi espacio y las condiciones mejoraron”.

Con el tiempo la Torre de David fue reconocida por su relativo orden, a pesar del estigma que enfrentaban sus residentes por vivir allí y los reclamos de algunos sectores de que era un imán de criminalidad. Las preocupaciones sobre la seguridad de los residentes fue lo que finalmente llevó a las autoridades a cerrar el “barrio vertical”, pues algunas plantas del edificio carecen de paredes exteriores y ventanas.

Niños jugando en un pasillo de la Torre de David.

Con una altura de 190 metros, la Torre Confianzas es el tercer edificio más grande de Caracas. Cuenta con 45 pisos –28 de ellos ocupados por  familias–, dos torres y un estacionamiento.

Cuando se inició la construcción a inicios de los 90 la idea era abrir un centro financiero, pero en 1994, la crisis económica venezolana la dejó en un estado inacabado, en un 60% construida respecto de su diseño original. El edificio quedó en el abandono y unos cuantos años después comenzaron a llegar las primeras familias en busca de hogar.

Su apodo de Torre de David lo heredó del banquero venezolano David Brillembourg, el comandante original de la construcción.

Una mujer prepara café para despedir a sus vecinos de la Torre de David.

En una rueda de prensa reciente, Ernesto Villegas, ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, explicó que la reubicación de las familias se estaba haciendo “de manera armoniosa con la comunidad de la Torre Confianzas”. Los residentes confirmaron a VICE que el ministro del interior, Miguel Rodríguez Torres, visitó el edificio personalmente el lunes pasado antes de que la operación de desalojo comenzara.

77 familias fueron desalojadas ese mismo lunes en la tarde y reubicadas en apartamentos del gobierno, en ciudades como Cúa en los Valles del Tuy, ubicada a varias horas de Caracas.

Dos hombres miran la lluvia caer sobre Caracas mientras esperan el desalojo en el piso 27 de la torre.

Los funcionarios del gobierno le dijeron a VICE que la segunda fase del operativo tuvo lugar el pasado 24 de julio, cuando 83 familias fueron desalojadas de los pisos 7, 9 y 28. En total, se espera que 160 familias sean reubicadas para esta semana.

Aún así, los funcionarios no dicen mucho y hay cierta incertidumbre por el futuro de la Torre de David. Un hombre que tiene su negocio frente al edificio y que se negó a dar su nombre, le dijo a VICE que había vivido allí los últimos siete años y que el desalojo “debía completarse para agosto.”

Una niña espera el desalojo de su familia del piso 26.

Contreras nos contó que el jueves en la noche aún no había hecho sus maletas, porque se le hacía difícil dejar un lugar que la había acogido por tanto tiempo y en el que tuvo a sus dos hijos de 3 y 5 años.

Aunque su actual hogar en la torre no cuenta con agua corriente ni gas, Contreras está preocupada porque su nueva casa no esté mejor acondicionada ni cuente con una escuela cerca para sus hijos.

Una familia se toma su tiempo para recoger sus cosas antes de abandonar la Torre de David.

“El ministro ha dicho que habrá una escuela. En caso de que no, ya los matriculé a dos escuelas aquí cerca”, dice Contreras, refiriéndose a la zona cerca a la Torre Confianzas. “Son escuelas públicas, así que no perderán nada del plan de estudios. Y si pasa algo, puedo viajar desde allá para traerlos”.