Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.
Cada día Shirly Delgado debe elegir entre el desayuno, la comida o la cena. Una de éstas tiene que ser omitida para que sus hijos coman durante el día al menos dos veces.
“Retraso el desayuno lo más que puedo. En lugar de hacerlo temprano, sirvo como a las 10 u 11 de la mañana, así se junta con el almuerzo”, dice. “Si tomo el almuerzo, no tengo desayuno. Es uno u otro”.
Videos by VICE
La familia vive en La Pastora, un área pobre el occidente de Caracas, en donde Delgado debe hacer fila durante horas cada día en la tienda de provisiones de su comunidad para ver lo que puede obtener, lo que encuentra rara vez es suficiente para satisfacer las necesidades alimentarias de su familia. Han pasado meses desde la última vez que su hijo de cuatro años tomó leche.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) llevada a cabo por tres universidades venezolanas, encontró que un 12 por ciento de la población estaba tomando dos o menos comidas al día en 2015.
‘Si tomo el almuerzo, no tengo desayuno. Es uno u otro’.
La crisis económica de Venezuela, marcada por una creciente inflación y una escasez crónica de los subsidios del gobierno, se ha vuelto peor este año, provocando una ola de saqueos de comida en las últimas semanas.
Algunos rompen las filas que comienzan a formarse mucho antes del amanecer, esperando conseguir los subsidios que siempre están escasos, o que muchas veces ni siquiera existen. Otros han asaltado los camiones gubernamentales de comida o las tiendas.
La respuesta de la policía parece estar volviéndose más extrema también. El lunes pasado, Jenny Ortiz murió por las heridas que recibió un día antes cuando la policía disparó a una multitud que irrumpió en un almacén del gobierno en la ciudad de San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia.
Los informes locales indican que Ortiz, de 42 años, estaba buscando harina y azúcar cuando las fuerzas de seguridad le dispararon en la cara.
José Vielma, gobernador del estado de Tachira, donde se localiza San Cristóbal, admitió ante los reporteros que los disparos de la policía mataron a la mujer. También quiso deslindar a las autoridades de cualquier culpa, reclamando que el disturbio fue “orquestado por la derecha”, y que cualquier oficial que hubiera disparado a la multitud lo hizo “por su propia voluntad”.
Así es pasar una noche en un hospital de Venezuela en plena ‘crisis humanitaria’. Leer más aquí.
Las palabras de Vielma fueron eco de las que había dicho antes el presidente Nicolás Maduro, quien ha afirmado que la desesperada situación económica de Venezuela, que incluye muertes de recién nacidos debido a la falta de recursos para el cuidado básico en los hospitales, es producto de un complot tramado por los venezolanos ricos, apoyados por los imperialistas extranjeros. Maduro alega que dicho complot tiene sus raíces en el odio hacia las políticas ‘socialistas’ promovidas por su predecesor y mentor, el expresidente Hugo Chávez.
Pero mientras la crisis se intensifica, la paciencia desaparece a causa de ese argumento, incluso entre aquellos que alguna vez fueran acérrimos chavistas en la capital. Además los intentos de la oposición para forzar el referéndum están aumentando.
La policía usó gas pimienta para disipar una protesta en el centro de Caracas a finales de la semana pasada, sólo a unas calles de las oficinas presidenciales en Miraflores. “Tenemos hambre”, gritaban los protestantes. “Queremos comida”.
De acuerdo con la encuesta de la ENCOVI de 2015, más de 12 por ciento de los niños que viven en las ciudades no tiene suficiente comida. Las cifras suben a 19 por ciento para los niños que viven fuera de las ciudades. Se incremente en las áreas rurales, donde un total de 27 niños por cada 100 sufren por la escasez de alimentos.
‘Tenemos hambre. Queremos comida’.
Para muchas familias el programa del gobierno que da el desayuno y almuerzo gratis a los niños es un salvavidas. Sin embargo, algunas escuelas están informando a los padres que esto ya no es posible.
Maryeni, una residente en el pobre barrio de Catia, al oeste de Caracas, cuenta cómo a veces deja a su hija de cinco años en casa cuando no puede mandarle comida a la escuela. “No tengo suficiente dinero”, dijo. “No se qué va a pasar con estos niños, hambrientos y sin educación”.
La Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición trabaja de cerca con las escuelas venezolanas y ha estado al pendiente de los niveles de nutrición en el país por décadas. Calcula que entre un 25 y 30 por ciento de los niños no van a la escuela.
“Hay un déficit en la red de distribución, y las escuelas reciben un subsidio alimentario del gobierno, y si no lo reciben no pueden cumplir el programa de alimento escolar”, dijo Maritza Landaeta de Jiménez, médico adjunto a la fundación. “Las madres no tienen comida, así que prefieren dejar a sus hijos durmiendo en casa”.
Landaeta es cuidadosa al enfatizar que lo que está pasando en Venezuela no es hambruna, sino un periodo de escasez que tiene sus raíces en la crisis económica y los problemas de distribución. También subraya que la situación se está deteriorando.
“Las cosas se han puesto peor rápidamente”, dijo. “El valor nutricional de la dieta de las familias está cayendo rápido”.
Video vía Yusbany Pérez/YouTube
La insuficiencia de calorías no es el único problema. El estudio realizado por la ENCOVI define a las proteínas animales como “un artículo de lujo”. Encontró que sólo un 43 por ciento de los venezolanos pueden permitirse algunos productos del consumo diario, 25 por ciento compra huevos y el 29 por ciento puede comprar fruta.
En su más reciente intento por combatir el problema, el gobierno creó comités que van casa por casa repartiendo bolsas de comida con productos básicos como arroz, aceite, leche, azúcar y harina de maíz. A pesar de estos esfuerzos, sólo una parte de la población se ve beneficiada y sigue sin ser suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales de una familia.
Al mismo tiempo, el presidente Maduro culpa al sector privado por la escasez alimentaria, asegurando que se trata de una “guerra económica” en contra del gobierno socialista; mientras que el sector privado culpa a los mala administración del gobierno y a la corrupción. La industria manufacturera de Venezuela, que está trabajando a un 42 por ciento de su capacidad, de acuerdo a información de la Confederación Venezolana de Industrias, hace énfasis en la falta de acceso a divisas extranjeras para comprar suministros y materia prima.
‘No sé qué va a pasar con estos niños, hambrientos y sin educación’.
Las importaciones han caído de igual manera. El ministro de Industrias y Comercio, Miguel Pérez Abad, dijo recientemente a Reuters que éstas han bajado un 60 por ciento comparadas con las del 2015. Además, con la producción local y las importaciones por los suelos, no resulta sorprendente que las estanterías estén vacías.
De acuerdo al economista Luis Vicente León, de la agencia Datanálisis, cerca de un 83 por ciento de los productos no están disponibles en Caracas, y la capital es, por lejos, el lugar mejor abastecido en el país.
Esperando en la fila afuera de una tienda, Nena de 30 años de edad dijo que sólo había compartido un plato de comida con su pareja y sus tres hijos. “Es que no hay comida para todos”, dijo.
Sigue a Alicia Hernandez en Twitter @por_puesto
Sigue a VICE News en Español en Twitter:@VICEnewsEs