Hace más o menos un año que empecé a fotografiar a desconocidos practicando sexo. En aquella época aún estaba en la universidad y empecé a desarrollar un proyecto para retratar a gente en sus casas.
Como ir de puerta en puerta no parecía la mejor idea para conseguir que personas que no conocía me dejaran entrar en sus hogares, recurrí a internet. No tardé mucho en dar con Craiglist, un sitio web muy popular en EU en el que se puede encontrar todo tipo de anuncios, desde ofertas de trabajo hasta muebles viejos en venta o invitaciones para propinarle a un tipo tantos “puñetazos fuertes como mi estómago pueda soportar”.
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El problema era que no había ningún anuncio en la página de mi zona; la única categoría con alguna publicación era la de “Encuentros ocasionales”. Como se puede inferir por el título, esta sección está dedicada a gente (99.9 por ciento de la cual es del sexo masculino) que busca sexo sin compromisos. Mientras que el resto de categorías de la página eran un yermo, esta sección se actualizaba automáticamente cuatro veces por hora, y en cada ocasión aparecían al menos 20 nuevos anuncios.
“Pásame tus ETS”, “Desvirga mi ano” y “Quiero ser tu puta” son solo algunos de lo ejemplos de anuncios que llamaron mi atención mientras echaba un vistazo a la página. Resultaba fascinante ver hasta dónde era capaz de llegar la gente con tal de ver cumplidas sus fantasías. Había quienes querían ser dominados o que les cagaran encima o los que “buscaban coger el bicho”, es decir, contraer el VIH teniendo intencionadamente relaciones de riesgo con seropositivos.
Empecé a publicar mis propios anuncios, en los que ofrecía sesiones de fotos gratuitas a quien quisiera. Como la premisa de la iniciativa eran las fotografías de uno mismo, incluí la mía en el anuncio para captar la atención, y funcionó. Al poco tiempo, mi bandeja de entrada se llenó de respuestas, muchas de las cuales eran de hombres que querían mucho más que sexo: 300 libras [430 euros] por “salir”, un viaje y un esclavo sexual fueron solo algunas de las ofertas que recibí.
Durante los siguientes seis meses, fotografié a aquellos hombres en sus casas y empecé a adquirir cierta popularidad en el sitio web. Los que conocí en aquella época eran desde profesionales a obreros de construcción, y todos aseguraban ser heterosexuales y algunos incluso estaban casados. No tuvieron ningún reparo en posar desnudos ante la cámara. Pese a que eran un poco extravagantes, todos fueron muy amables y lo único que querían es un poco de atención.
El trabajo que ves aquí empezó con una travesti que se estaba alojando en un hotel y quería hacerse fotos nuevas para publicitarse. El sitio en que se alojaba era horrible; me contó que de vez en cuando se pasaba varios días allí vendiendo su cuerpo para ganar un poco de dinero.
Cuando acabamos la sesión, me dijo que me quedara un rato, porque estaba esperando a un tipo y quería que le hiciera más fotos con él. Lo siguiente que recuerdo es estar retratando a un hombre no mucho mayor que yo cogiendo con otro hombre vestido de mujer a quien nunca antes había visto. Cuando hubieron acabado, el ambiente cambió radicalmente. El tipo se vistió y se marchó sin mediar palabra; era como si hubiera estado fantaseando con aquel momento durante mucho tiempo y de repente se avergonzara de haberlo hecho.
Con el tiempo acabé asumiendo el papel de intermediario en una serie de orgías con travestis. Yo contestaba a los anuncios, reservaba los hoteles y mediaba con los participantes. Debo decir que no fue fácil: la mayoría no se presentaba y yo acababa solo en una sórdida habitación de hotel, preguntándome qué carajos estaba haciendo con mi vida. Pero al final valía la pena por las pocas veces en que aparecían y me permitían capturar el resultado de un anuncio publicado de forma anónima en esta comunidad en línea.
Ya llevo un año con el proyecto, durante el cual me he integrado en este colectivo de personas con una segunda vida, dispuestas a llegar muy lejos para satisfacer sus fantasías. Pero aún tengo mucho camino que recorrer para hacerles justicia.
Puedes seguir el proyecto de Joseph en su cuenta de Instagram, @joseph.finegan, o de Tumblr, josephfinegan.tumblr.com (NSFW).