El cine mexicano lleva varios años en un esplendor a partir de festivales que absorben talento nacional y emplean en otros países. La manufactura de los cineastas mexicanos ha puesto, literalmente, la pauta a realizadores a nivel mundial; sabemos de los Óscares en manos mexicanas y sabemos de los premios del jurado en manos mexicanas. Sin embargo, la gran contradicción recae en las dificultades que significan hacer cine en México, la brutal competencia por el 226 y el horror que es tratar de mantenerse en cartelera (si es que sale en cines comerciales) con películas extranjeras cuyo presupuesto dedicado a la distribución probablemente triplica el total del de la película mexicana.
En fin, si algo tiene el mexicano, es la capacidad de darle la vuelta a las cosas. Esta lista incluye propuestas diversas cinematográficas que van desde el estilo “a la verité”, frecuente en México, como también a directores que buscan otro tipo de cine: en ciencia ficción, en fuerza y brutalidad, en experimentación e intelectualidad, en identidad juvenil y en denuncia social. He aquí la lista y recuerde: consuma producto nacional.
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Alonso Ruizpalacios: Ciudad de México 1978
Alonso Ruizpalacios estudió dirección de teatro en la Ciudad de México y después se formó en Londres en la Royal Academy of Dramatic Art como actor. Recibió tres Arieles: Mejor película, mejor Ópera Prima y Mejor director por la película Güeros.
Esta película le valió varios premios en la Berlinale, Guanajuato, Guadalajara, Morelia, San Sebastían, Tribeca y el American Film Institute. Su último corto Verde estuvo hace unos meses en el FICM 16.
Güeros fue una de las películas más sonadas del 2014. Esta “road movie” marca la transición a partir de los diferentes puntos de la ciudad, el caos universitario, la crisis del cuarto de siglo; la búsqueda de los ídolos de culto. Güeros ensambló un espejo en relación a la identidad como habitante de la Ciudad de México, abarcando diferentes generaciones y jugando con los síntomas de la juventud. Pocas películas mexicanas habían buscado el proceso de identidad en relación a la Ciudad de México en los últimos años. Tal vez hace algunos tantos Temporada de Patos y antes Y tu Mamá También.
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Yulene Olaizola, Ciudad de México, 1983
Egresada del CCC, su tesis y ópera prima, Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo, en el 2009 le dio el Ariel a la mejor ópera prima. De ahí se fue a su primera ficción, Paraísos Artificiales con Laura Pardo de Lagartijas Tiradas al Sol como una de las protagonistas. Contó con el apoyo Hubert Bals del festival de Rotterdam y Tribeca para hacer esta película.
En el 2011 se ganó la residencia Fogo Islands Arts Corporation en la Fogo Island, Canadá, donde realizó el documental Fogo. En el 2015 hizo una película llamada Epitafio sobre la conquista de la Nueva España.
Las películas de Yulene Olaizola marcan los procesos del cine a partir de lo que el entorno da. Lo interesante es la intimidad de los momentos donde es más bien un ejercicio antropológico, comunitario y de relaciones entre la producción y los protagonistas para generar la película. A partir de esto, la sustancia recae en la intimidad y la naturalidad de las relaciones. Sus películas te hacen preguntar si es el ejercicio de presencia en el lugar es lo que marca el guion o el guion es lo que marca la narrativa en la película.
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Isaac Ezban: Ciudad de México, 1986
Egresado de la Universidad Iberoamericana, Cosas Feas fue el cortometraje que lo puso en la mira por su rareza en guion y estética. Sus películas y cortos han ganado en festivales como Sitges, Morelia, Mórbido, Fantaspoa, Baja y Austin.
Isaac Ezban ha logrado dar cara a un lado poco común en el cine mexicano, la ciencia ficción. Con El Incidente y Los Parecidos, para gusto de muchos y disgusto de otros muchos, ha sido partícipe de la escena nacional tanto en cines comerciales como en festivales, trazando camino bajo premisas poco cotidianas y buscando novedad en el cine nacional. Bajo una constante poco común, Isaac ha hecho una película casi por año y en este momento está produciendo su primera película en inglés.
Gibrán Portela: Ciudad de México, 1979.
Estudió guion cinematográfico en el CCC y Televisa y cursó el diplomado en la SOGEM. Contó con el apoyo de “Jóvenes Creadores”. Ha hecho varias obras de teatro, entre ellas Alaska, que ha sido montada en varias ocasiones y presentada en diversas partes de México y el mundo. Él coescribió, con los respectivos directores, Güeros y La Jaula de Oro.
Gibrán Portela es un guionista mexicano a tomarse en cuenta por la magia particular que logran sus guiones. En general, el guionista puede ser tratado ingratamente en el negocio del cine. Sin embargo, el argumento es tradicionalmente, la estructura de la película. En México hay historia en este departamento; como José Agustín y José Revueltas quienes desarrollaron películas que marcan el gusto y la experiencia de cualquier cineasta o cinéfilo.
Portela ha coescrito dos de las películas más sonadas en los años recientes en México. Por otro lado, es común escuchar que México tiene grandes directores, fotógrafos y productores, pero la crisis más grande recae en los guionistas. Él es un ejemplo de alguien a quién mantenerle la mirada.
David Pablos: Tijuana, 1983
David Pablos nació en Tijuana y estudió la licenciatura en el CCC. Obtuvo la beca del FONCA “Jóvenes Creadores” en guion. La película La vida Después y el corto La canción de los Niños Muertos le dieron a David Pablos varios Arieles, incluidos, mejor director y mejor guión original. Su última película, Las Elegidas, le dio la nominación del premio “Un Certain Regard” además de varias nominaciones en el festival de San Sebastián, Zurich y Estocolmo.
Las Elegidas es una película con un realismo sórdido muy particular. Basada en una novela de Jorge Volpi, esta historia describe las redes de prostitución a partir de la manipulación y nos muestra la violencia en México con una naturalidad preocupante. David Pablos es un ejemplo de la fuerza del discurso que manejan directores provincianos en relación al realismo cotidiano de la violencia en diversos pueblos y ciudades mexicanas.
Tras Amat Escalante, David Pablos es probablemente el más representativo en estos momentos por la tensión y el realismo que genera. Por ahora está preparando la producción cinematográfica de la obra maestra de Roberto Bolaño, Los Detectives Salvajes.
Emiliano Rocha Minter: Ciudad de México, 1990
Realizó estudios en la Esmeralda en el Centro Nacional de las Artes tras varios intentos y rechazos en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Varios de sus cortos iniciales iban más en relación al videoarte hasta que su corto Dentro fue seleccionado en varios festivales como Morelia, Guanajuato, los Cabos, Rotterdam. Sin embargo, películas suyas han sido presentadas en museos como el MUAC.
Tenemos La Carne, ópera prima de Emiliano Rocha Minter, marca una búsqueda poco común en México. La distopía social a través de la sexualidad y la violencia como una especie de discurso anarquista. Probablemente la película más fuerte, y a ratos, más difícil de ver en este año por lo explícito que pueden a llegar sus escenas. La belleza de la imagen a partir de los colores y el arte en la película, describen de una forma poética y bella la ansiedad y crueldad humana inspirada en Antonin Artaud.
Nicolás Pereda: Ciudad de México, 1982
Nicolás Pereda estudió en la Universidad de York en Vancouver y su voz, a partir de una especie de relato de no ficción, lo ha llevado no sólo a tener un box set de películas a los 34 años sino también a una retrospectiva en Harvard. A pesar de todo el éxito, sus películas parecen ser de culto. Sus piezas han sido ganadoras en festivales como Guadalajara, Guanajuato, Havana, Morelia, Toronto, Toulouse, Buenos Aires y Venecia, y nominadas en los Arieles: Locarno, Miami y Montreal.
Nicolás Pereda, en conjunto con el grupo teatral “Lagartijas tiradas al Sol”, con Gabino Rodríguez y Laura Pardo como protagonistas en varias de sus películas, plantea un estilo de cine muy particular. Su narrativa juega entre el documental y la ficción, haciendo un cine con personajes que en ciertos momentos parecen héroes de la clase trabajadora; jugando con aspectos del día a día en la Ciudad de México y algunas en provincia. Él es el cineasta experimental mexicano por excelencia, generando cuando menos una película por año. Su intensión no va a partir de una estética impecable, sino con el realismo y la poesía en sus películas; con los saltos entre ficción y no ficción y con el imaginario de la sociedad mexicana. Tiene un parecido entre la puesta en escena y la potencia narrativa a partir de la sutileza con el director tailandés Apichatpong Weerasethakul.
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