Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Harry* no es el tipo de persona en la que pensarías cuando imaginas una mula de drogas. Para empezar, es un estudiante de clase media de 21 años proveniente de una familia afectivamente presente al oeste de Inglaterra. Su infancia la pasó construyendo guaridas en el bosque.
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Sin embargo, tras desarrollar un creciente hábito de cocaína e involucrarse con una banda de traficantes gambianos en Italia, terminó contrabandeando cannabis y MDMA a través de las fronteras de ocho países europeos diferentes, desde una casa de seguridad en España, para luego viajar en avión y ferry a Francia, Italia, Suiza, Europa del Este y Escandinavia, antes de que lo atraparan con 12 kilos de marihuana y pasara casi seis meses en una prisión polaca. Harry ahora está de vuelta en Reino Unido, después de haberse retirado del mundo de las drogas, según él, para siempre.
Me reuní con Harry en el pueblo donde ahora vive con su familia para preguntarle sobre su extraña aventura como una mula de drogas de “piel limpia”.
¿Cómo comenzó todo?
Fui de vacaciones a Roma el año pasado cuando tenía 20 años y terminé varado allí sin dinero y sin forma de regresar a casa. Esto ocurrió debido a que tenía un serio problema con la cocaína, que era costosa, así que me gasté el dinero de mi pasaje de regreso.
Tuve que dormir en las calles y robar comida del mercado como Oliver Twist. Luego conocí a un tipo de África occidental en un bar y nos hicimos amigos. Le expliqué mi situación y me preguntó si quería quedarme donde él vivía. Desde el inicio me dijo que tenía unos “contactos” que pagarían buen dinero por realizar “trabajos”. No habló explícitamente sobre drogas, pero era obvio.
Al principio solo me quedé allí porque era mejor que dormir en las calles, pero luego, cuanto más lo pensaba, más me daban ganas de hacer uno de sus trabajos, ganar algo de dinero y volver a casa.
¿Qué pasó después de que aceptaste el trabajo?
Bueno, el trabajo no estaba en Roma, sino en España, y consistía en llevar 2 kilos de cannabis de España a Suecia, a través de Letonia. [Hay menos] puestos de control en los aeropuertos de Europa del Este, así que es más fácil de esa manera. Supongo que la mejor forma de atravesar la mayoría de las fronteras vigiladas es por mar.
Entonces, lo primero que sucedió fue que me hicieron tomar un avión hacia el norte de España y me llevaron a la casa donde empacaban las drogas. Pasé unos días en ese lugar y me alimentaron bien, me dieron muchos cigarrillos y otras cosas. Era feliz.
Conocí a otro joven escocés de 23 años que traficaba drogas. Se parecía mucho a mí, tenía un problema con las sustancias y ya había hecho algunos “trabajos” antes. Me dijo que era bastante fácil, así me tranquilicé. Para ser honesto, en ese momento estaba empezando a encontrar el asunto bastante emocionante.
¿Cuánto te pagaron?
Me prometieron 1.112 dólares por kilo, eran 2.225 dólares en total. Creo que el margen de ganancia de España a Suecia es enorme; compraban el cannabis por 556 dólares y lo vendían por 4.450 dólares.
Cuéntame sobre el proceso de contrabando.
Comienza con el embalaje, que lleva toda la noche. Las drogas se empacan al vacío en bolsas envueltas con plástico transparente y se comprimen. También había un tipo preparando café espeso: preparaba la mezcla y la revolvía y le agregaba más granos hasta que quedaba una pasta parecida al jarabe. Luego cubrían el paquete de drogas con la mezcla de café, la envolvían con más plástico transparente y repetían el proceso. Lo hacían para evitar que los perros olfatearan los paquetes. Luego los ponían en bolsas a prueba de rayos X.
Me dieron un pequeño teléfono desechable, que contenía toda la información que necesitaba. Luego me llevaron al aeropuerto. Fue menos estresante de lo que parecía. Simplemente registré mi maleta con las drogas y tomé el vuelo. No hubo un momento de “oh, dios mío, estoy a punto de pasar por el escáner” ni nada parecido. Es como tomar cualquier otro vuelo. Probablemente debí haber estado asustado, pero no lo estaba, porque me sentía desconectado de lo que estaba haciendo, fue muy extraño, simplemente nunca se sintió real. Cuando salí del aeropuerto aquella primera vez en Riga, Estonia, fui recibido por la persona encargada de vigilarme.
¿Como era él?
Está allí para asegurarse de que no te asustes o hables con la policía o huyas con las drogas. Solo envían a uno de estos tipos las primeras veces, después de eso comienzan a confiar en ti lo suficiente como para dejarte hacerlo solo.
De todos modos, después de llegar a Riga tomé el ferry hacia Estocolmo con aquel sujeto. Alguien nos recibió en Estocolmo, luego un tipo que conocí en un hotel me entregó los 2.225 dólares en efectivo y eso fue todo. Me pareció demasiado fácil. También te llega una sensación de euforia. Probablemente fue parte de por qué seguí haciéndolo.
¿Cuándo decidiste hacerlo de nuevo?
Regresé al Reino Unido y comencé a comprar cocaína de nuevo. Estaba consumiendo más de dos gramos por día, por eso quería seguir traficando. Así de simple. Me contactaron a través del teléfono desechable y organizamos los viajes. No lo veía como un gran problema, estaba consumiendo tanta coca en ese momento que realmente era una bendición presupuestaria. Me engañé a mí mismo pensando que nunca tendría que trabajar. Soy bastante flojo, así que siempre me voy a sentir más atraído por el dinero fácil y arriesgado que por el dinero libre de riesgos que implica un mayor esfuerzo.
¿Cuántas veces hiciste trabajos de contrabando?
Siete u ocho veces, durante un período de seis meses. La importancia de los trabajos aumentó gradualmente a medida que comenzaron a confiar más en mí: de 2 kilos a 7 kilos a 12 kilos. Fue muy divertido. Me alojaba en buenos hoteles en toda Europa, aunque no fuera por mucho tiempo. Me daban dinero suelto además de las cuotas por los trabajos. Me daban efectivo para pagar hoteles, taxis, y salidas a bares y clubes.
Lo que hay que tener en cuenta de las mulas blancas de clase media, a veces llamadas “de piel limpia” porque no tenemos antecedentes penales y parecemos inocentes, es que somos un recurso invaluable para estos tipos. Nadie nos busca, la policía no se fija en nosotros y no somos tantos. Nos tratan como reyes porque quieren mantenernos cerca, no nos sentimos desechables como la gente podría imaginar.
Creo que en ocasiones incluso acababa regañándolos por incompetentes y se mostraban bastante apenados, como cuando una entrega era demasiado pública o algo por el estilo.
¿Qué tan grande era la operación de la que formabas parte?
Es realmente difícil de decir y no quiero hablar demasiado al respecto. Solo interactué con los que estaban directamente encima de mí y muchos de ellos usaban nombres falsos. La operación la dirigían personas de Gambia. Sin embargo, quiero enfatizar que los tipos para quienes trabajaba no tenían vidas particularmente lujosas o sórdidas, solo estaban haciendo lo que tenían que hacer para sobrevivir.
¿Y las otras mulas que conociste?
Venían de toda Europa y eran casi exclusivamente blancos, de entre 19 y 25 años. La mayoría eran drogadictos, como yo, pero habían acumulado deudas con gente aterradora. Entonces utilizaban estos trabajos como una forma de ganar dinero rápido o desaparecer del país. Es otra parte del paradigma.
¿Por cuántos países diferentes traficaste drogas?
Francia, España, Italia, Países Bajos, Suecia, Letonia, Finlandia, Islandia, Estonia. Creo que hubo más.
¿Siempre fue marihuana?
Había otros trabajos en marcha y me enviaban actualizaciones al teléfono desechable, que incluían entregas de heroína, cocaína y MDMA. Ofrecían más dinero. Pero rechacé las ofertas porque era demasiado arriesgado. Solo una vez hice una entrega de MDMA a Suecia en un trabajo, por el cual me pagaron más. Deben haber sido un par de miles de píldoras y obtuve alrededor de 1.112 dólares adicionales. Lo repito, debería haber sentido más miedo. Pero era muy bueno para distanciarme de lo que estaba haciendo.
Entonces, ¿cómo te atraparon?
No tengo idea exactamente cómo ocurrió. Sucedió en el aeropuerto de Varsovia. Cuando fui a recoger mi maleta no estaba allí. Estúpidamente le pregunté al encargado del escritorio si la había visto y me dijo que estaría atento. Debí haberme quedado callado y marcharme, pero no lo hice.
Cuando regresé al día siguiente, habían encontrado la maleta (con 12 kilos de marihuana dentro) y eso fue todo. Supongo que no pensé que la abrirían.
¿Cuánto tiempo estuviste en prisión?
Me dieron una sentencia suspendida de cinco años, que es muy indulgente para la mayoría de los estándares judiciales, y me dejaron en libertad después de 150 días en prisión. Me asignaron un abogado estatal que me infundió tranquilidad y había trabajado en casos similares anteriormente. Como era mi primer delito me dieron una sentencia leve.
Cuando me arrestaron, lo único que podía pensar era cómo podía esconder todo el asunto de mis padres. Pensé que tal vez si regresaba en un par de semanas o un mes, no sabrían que me había ido. Pero no funcionó.
Eventualmente, uno de mis amigos avisó a mi familia que yo estaba desaparecido e involucraron a la policía. Realmente no hicieron mucho, creo que dejaron de buscarme después de descubrir que tenía un problema con las drogas. Después de aproximadamente dos semanas, la prisión me permitió contactar a mi madre. La primera reacción de mi mamá fue que estaba contenta de que estuviera vivo, ella no tenía idea de dónde estaba. Mis dos padres terminaron siendo mucho más comprensivos de lo que pensé.
¿Te resultó difícil estar en una prisión extranjera?
Básicamente me pusieron en solitario, porque después de mirarme, deben haber asumido que no duraría un día con los criminales realmente serios. Fue amable de su parte, y no creo que esto hubiera sucedido en una prisión británica o estadounidense. De vez en cuando me asignaban un compañero de celda, pero estuvo bien, se mantenían en sus propios asuntos.
La prisión en sí misma es extremadamente monótona. Vives en una celda pequeña, del tamaño de un baño grande, y te dejan estar afuera durante una hora por día, pero ‘afuera’ es solo una pequeña jaula con techo abierto, lo suficientemente grande como para que puedas dar vueltas.
Terminé leyendo mucho, leí todas las obras de Shakespeare que mi madre me había enviado. También hice pinceles con mi cabello, usando leche condensada que daban en el almuerzo.
Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿cambiarías las cosas?
Bueno, ya no uso drogas, lo cual es bueno. Pero no, creo que necesitaba que todo saliera mal. Tenía una visión ridícula de la vida en la que el dinero y la oportunidad simplemente llegarían mágicamente a mí. Esto me enseñó que las acciones tienen consecuencias. Aunque realmente lastimé a mis amigos y familiares, y eso me molesta. Desearía haberles ahorrado la preocupación.
Entonces, ¿qué haces para ganarte la vida estos días?
Tengo un trabajo de medio tiempo en una tienda de segunda mano. Llevo las cosas tranquilamente mientras asimilo mis experiencias del último año. Me gusta mucho.
*Los nombres fueron cambiados para proteger las identidades.