La pesadilla inmobiliaria del mes: Vive en un garaje por 500 euros

Pesadilla inmobiliaria

‘La pesadilla inmobiliaria del mes’ es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

¿Qué es?: Un espacio multidisciplinar con varias alturas y mucho potencial de personalización. Eso diría un diseñador de interiores. La realidad es que es un garaje que se alquila como vivienda.
¿Dónde está?: Se encuentra en el distrito de Usera, en el sur de Madrid. Más concretamente en el barrio de Orcasitas, una zona humilde y de clase trabajadora.
¿Qué se puede hacer por ahí?: Es curioso porque este lugar destaca por tener tres parques bastante grandes a menos de 500 metros y un polideportivo justo al lado. Aparte de esta rica integración con la naturaleza, pues es un barrio como todos, con sus bares, sus supermercados, sus gentes haciendo ruido y su afilador pasando por las mañanas. ¿Lo mejor? Que está fuera de la M-30 y por lo tanto no hay zona azul.
¿Cuánto cuesta?: El precio es de 500 euros y tiene wifi incluido. Lujazo.

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Una puerta metálica y acristalada de color rojo, a pie de calle. Así empieza esta historia que nos lleva a uno de los entornos más surrealistas que hemos encontrado en todo Madrid. La primera foto ya indica que las calidades no son las más estándar del mercado, pero una vez se abre esa puerta ya todo entra en una fase de locura de la que va a ser complicado salir. Y eso que fotos del baño no tenemos.

Sí, es un garaje. Estamos ante un garaje, con su rampa de salida y todo. Lo primero que se viene a la cabeza es ese capítulo de La que se avecina en el que Amador se lleva a la familia a vivir a una plaza libre de parking. El problema es que ahondando en las fotos te das cuenta de que la realidad en este caso supera a la ficción. Las imágenes de la rampa por la que se desciende a la vivienda tiene tantos detalles que es complicado no dejarse alguno, allá vamos.

El suelo de la rampa: Todos habréis llevado los ojos al mismo sitio porque llama mucho la atención. Una casa con una buena alfombra en el salón resulta casi siempre elegante. Una casa con moqueta puede ser pasable si se maneja con la limpieza necesaria. Un pasillo-rampa de garaje forrado con hasta diez alfombras, cada una de su padre y de su madre, tiene más pinta de ser el bazar de Sarajevo que una vivienda.

¿En qué momento se les habrá ocurrido hacer una recolecta de telares y alfombras para ponerlas ahí? Pero, ¿por qué? Pues aquí tengo yo mi teoría, y es que el suelo de la rampa es de esos que son todo pequeños salientes, hechos normalmente para que el coche no patine al arrancar. Claro… es lo que tiene que sea un garaje.

La decoración del pasillo: Lo normal en un piso de alquiler es tener un par de cosas de Ikea, otro par de muebles viejos que el casero te ha traído de la casa del pueblo, algún cuadro rancio random horrible que acabas guardando debajo de la cama, eso es lo habitual. Aquí, además de las alfombras, disponemos de un par de cosas muy sorprendentes. Lo primero que hay es una planta que, como es obvio, está justo en la puerta, más que nada porque poner una planta en pendiente es algo bastante absurdo (si tu intención es que la planta sobreviva).

Sin embargo, lo que más enamora es lo que aparece después: en el margen izquierdo de la rampa hay hasta ocho triángulos de emergencia colocados en línea hasta que un pilar impide que siga la serie. Estamos en lo de siempre en estos anuncios: es tan importante la apariencia como las formas. Ocho triángulos reflectantes colocados en un bar de Malasaña pueden hasta molar, otra cosa ya es situarlos en un garaje que ofreces como vivienda, eso es directamente reírse de la persona a la que pretendes alquilarle el piso.

El aterrizaje: Después de seis metros de caída a más de un 12 por ciento de desnivel, la llegada a tierra firme es de un eclecticismo precioso. El recibimiento lo preside una alfombra florida, como advirtiendo de que ya has llegado al paraíso, luego hay una pequeña mesa para comer y detrás un frigorífico. Cosas que parecen colocadas a su caer natural, sin orden ni concierto, pero detrás de todo lo que ocurre siempre hay una explicación.

“Alquilo habitación para pareja, 500 euros al mes, no hay cocina, solo para dormir, con todos los servicios”; digamos que va de menos a más en cuanto a tomadura de pelo. Esto explica que el frigorífico esté colocado ahí, pero sin cocina, pues ¿qué hacemos con él? Estamos ante una casa perfecta para un crudivegano o para una de esas personas que siempre come y cena fuera de casa. También podría estar bien indicada para un amante del deporte, ya que en esa cuesta se puede preparar cualquier Ironman o hacer unas buenas tablas de Crossfit.

Otro bonito matiz de la descripción es que se detalla sin ningún tipo de rubor que la vivienda dispone de garaje privado. Hay que tener el rostro de hormigón. Solo le falta a este antro la idea de meter un coche diésel al ralentí y echando humo negro ahí dentro. Se quedaría un ambiente muy saludable.

El último lugar al que nos lleva el anuncio es el interior, donde se supone que está la habitación. En este punto llega la última sorpresa. En la foto se aprecian hasta cuatro camas diferentes, parece más una tienda de colchones de los años 80 que una habitación. Además, el hecho de que lleven colcha y manta zamorana nos hace adivinar que no es material precisamente nuevo. ¿Por qué hay cuatro camas ahí? ¿Cuál es el plan? ¿Ocho triángulos de emergencia y cuatro camas?.

Es un “piso” realmente desconcertante y extraño, seguramente de lo más vergonzoso que hemos reseñado aquí. Pagar 500 euros por vivir en el extrarradio y en esas condiciones es una prueba más de que la burbuja no solo está en el centro de las ciudades, también está pasando en los barrios humildes.

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