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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han llamado a las Naciones Unidas para que monitorice el alto el fuego antes incluso de que se haya firmado.
El gobierno y los rebeldes también han pedido a la ONU que supervise el proceso por el cual el grupo guerrillero dejará las armas después del fin oficial de las hostilidades.
El anuncio, hecho el martes, representa otro gran paso hacia el fin del conflicto más largo del hemisferio.
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“Hemos decidido solicitar al Consejo de Seguridad de la ONU la creación desde ya de esa misión política con observadores no armados por un período de 12 meses, prorrogables a petición del gobierno gacional y las FARC-EP”, afirmaron en un comunicado conjunto.
Las dos partes han estado negociando en la Habana, Cuba, por un salida negociada del conflicto desde noviembre de 2012.
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Con acuerdos ya alcanzados para combatir una desigual distribución de la tierra, un abandono del tráfico de drogas por parte de los guerrilleros y justicia para las víctimas de este largo y sangriento conflicto, las conversaciones parecen ir a buen puerto.
El único gran obstáculo que queda en el calendario es un acuerdo de “Fin del conflicto”, pues no se ha acordado como implementarlo y cómo acabar definitivamente con las hostilidades.
“Hoy hemos demostrado cuán en serio estamos procediendo a transitar el difícil camino de dejar la guerra atrás”, declaró el jefe de gobierno y negociador Humberto de la Calle durante el anuncio.
El anuncio del martes recibió una amplia cobertura en los medios colombianos, donde cada nuevo signo de acuerdo es bienvenido como un paso hacia un acuerdo de paz que muchas veces ha sido visto con escepticismo.
Ambas partes anunciaron un pacto final que será consumado el 23 de marzo de este año, cuando firmaron un acuerdo de justicia transicional el año pasado. Una fecha límite que parece demasiado optimista, pero el pacto es ampliamente esperado en 2016.
A pesar de que un alto el fuego oficial sigue siendo negociado, se está produciendo un alto a la violencia entre los dos bandos de facto, de acuerdo con la ONG CERAC.
Desde que las FARC tomaron las armas contra el gobierno en 1964, al menos 220.000 personas han sido asesinadas y 6 millones desplazadas, muchas de ellas civiles. Paramilitares alineados con el Estado y cárteles de la droga han contribuído a la violencia, con atrocidades cometidas por todas las partes.
En su discurso en la Asamblea General de la ONU a principios de mes, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, declaró que llevar la paz a Colombia en 2016 es una prioridad para la organización.
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