Este artículo se publicó originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.
A la mayoría de nosotros nos criaron en un mundo capaz de combatir las infecciones bacterianas que se infiltran en nuestros cuerpos a través de una herida abierta o un sistema inmunológico débil. Los médicos nos han tratado de advertir durante décadas que este mundo se está desmoronando ante nuestros ojos: las bacterias se están adaptando constantemente a los antibióticos que usamos para tratarlas.
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Los diferentes tipos de bacterias se están volviendo más resistentes, todas a diferentes ritmos. Pero lo peor es que se están acercando a un punto donde no hay vuelta atrás, en el que ninguna cantidad o combinación de antibióticos podrán combatirlas. Entre la lista está la bacteria que causa una de las infecciones sexuales transmitidas más comunes: la gonorrea. Y según una serie de informes nuevos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la situación es peor de lo que nos imaginamos. Los expertos dicen que el sexo oral es lo que está empeorando el problema.
Los investigadores examinaron la vigilancia epidemiológica de 2009 a 2014 de 77 países y encontraron casos de gonorrea resistente a los antibióticos básicamente en todas partes. Por ejemplo, en 97% de los países analizados hubo cepas de gonorrea resistentes al ciprofloxacino.
Esto no resulta ser una sorpresa ya que los médicos saben que la mayoría de los fármacos de primera línea, incluyendo la penicilina, han dejado de funcionar contra las bacterias que causan la ETS, Neisseria gonorrhoeae. Esa realidad llevó a las agencias de salud como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades a recomendar el tratamiento de los casos de gonorrea con una terapia combinada de un antibiótico estándar llamado azitromicina, mezclado con otra clase de antibióticos de último recurso conocidos como cefalosporinas de espectro extendido.
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Pero en 81% de los países, los investigadores de la OMS también vieron una resistencia en aumento a la azitromicina, y en un 66% encontraron que las cepas se hacían más resistentes a las cefalosporinas de espectro extendido. (Esto significa que esa resistencia fue reportada en más de 50 países). Peor aún, también encontraron tres casos en Japón, Francia y España, donde los médicos reportaron resistencia completa a cada medicamento que probaron. “Estos casos solo pueden ser la punta del iceberg, ya que los sistemas para diagnosticar y reportar infecciones intratables hacen falta en los países de bajos ingresos donde la gonorrea es más común”, declaró Teodora Wi, médico oficial de la rama de reproducción humana de la OMS.
Como ya se ha detallado en Tonic antes, el daño potencial de una forma generalizada de súper gonorrea es aterrador. La enfermedad no suele ser letal y muchas personas que la contraen, especialmente las mujeres, ni siquiera muestran síntomas de infección. Pero si no se trata, la gonorrea puede causar cicatrices genitales y la inflamación que con el tiempo conduce a la infertilidad en hombres y mujeres, y hace que sea más fácil desarrollar otras infecciones como el VIH. También puede propagarse de madre a hijo en el útero, aumentando el riesgo de aborto espontáneo o que el niño nazca ciego.
En 2015, hubo cerca de 400.000 casos nuevos de gonorrea en Estados Unidos, una tasa en aumento que los médicos sospechan ha sido ayudada por cepas que son resistentes; en todo el mundo, hay alrededor de 78 millones de infecciones nuevas al año. La resistencia a los antibióticos no es la única razón por la que la gonorrea ha regresado para cobrar venganza. Los autores de la OMS también señalan que las personas usan condones con menos frecuencia, viajan más y no se someten a pruebas, pero sin más opciones de tratamiento, es cuestión de tiempo para que empecemos a ver que la súper gonorrea se vuelva algo normal.
No es solo porque los medicamentos que se usan para tratar la gonorrea también están perdiendo fuerza. En una entrevista con la BBC, Wi señaló que también nuestro uso excesivo de antibióticos para tratar enfermedades relativamente menores podría estar causando resistencia a la gonorrea, ya que la N. gonorrhoeae y sus inofensivos primos pueden vivir en nuestras gargantas. (Las bacterias llegan ahí vía sexo oral, pero no a través del cunnilingus). “Cuando se usan antibióticos para tratar infecciones como un dolor de garganta normal, esto se mezcla con la especie Neisseria en tu garganta y así se vuelve resistente”, explicó. Estas cepas las traen las personas que tienen sexo oral sin protección.
Los investigadores de la OMS señalan que hay tres fármacos nuevos que actualmente se están probando en ensayos clínicos, aunque solo uno de ellos pasó a la última etapa de la investigación a gran escala. En otros lados, los científicos están tratando de desenterrar combinaciones de fármacos más antiguos que podrían actuar para detener la enfermedad, y un equipo incluso está explorando el uso de enjuague bucal para detener las infecciones de garganta por gonorrea. Pero todos estos esfuerzos son perjudicados por la falta de fondos y el interés de las compañías farmacéuticas: es difícil obtener un beneficio de los antibióticos nuevos, a diferencia de la última medicina para el corazón, ya que no se utilizan para las enfermedades crónicas.
De cualquier forma, es poco probable que las cosas mejoren antes de que empeoren mucho más.