Mucho antes de los días del periodismo ciudadano, donde vídeos de baja calidad y tuits elocuentes funcionan como dudosos reportajes, personajes intrépidos como Dickey Chapelle (1919-1965) se exponían deliberadamente a situaciones de riesgo para poder traer las noticias al público. En el caso de Chapelle, llegó a morir incluso por la causa.
En el libro Dickey Chapelle Under Fire: Photographs by the First American Female War Correspondent Killed in Action [Dickey Chapelle bajo el fuego: fotografías de la primera mujer corresponsal de guerra americana muerta en combate], su autor John Garofalo presenta el trabajo de Chapelle como nunca antes se había hecho, gracias a la selección del extenso archivo que tiene la Sociedad Histórica de Wisconsin de sus diarios, escritos publicados, negativos e impresiones fotográficas. Garofalo empezó a trabajar en el proyecto en 1991, y ahora, 50 años tras la muerte de Chapelle, por fin podemos conocer el trabajo de su vida.
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Jackie Spinner, que cubrió las guerras en Irak y Afganistán entre el 2004 y el 2011 para el Washington Post, escribe en el prólogo del libro: “Me pregunto lo que habría pensado Chapelle sobre los nuevos peligros que entraña la cobertura informativa de conflictos bélicos, como el temor a ser secuestrado y decapitado… y aún así, seguimos escribiendo, seguimos documentando, seguimos yendo”. Skinner continúa describiendo cómo los fotógrafos captan sujetos, acciones y escenas similares que se van repitiendo en las diferentes guerras, a pesar de las décadas y kilómetros que las separan.
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El objetivo del libro es rescatar el trabajo de Chapelle de los escombros de la historia y servir como presentación y reconocimiento no solo de sus contribuciones documentales, sino también de las de aquellos cuyos rostros y nombres no reconocemos, pero que arriesgaron su vida para seguir informándonos. Si te interesa la historia concreta de Chapelle, puedes leer su autobiografía del 1962 titulada What’s a Woman Doing Here?: A combat reporter’s report on herself [¿Qué hace una mujer aquí?: una periodista de guerra informa sobre sí]. Por el contrario, en lugar de ofrecer estrictamente la historia de la vida de Chapelle, el nuevo libro sirve más como una representación visual del trabajo de su vida. Es imposible hablar de las fotos de Chapelle sin situarlas dentro del contexto de su vida, puesto que es obvio que ambos aspectos no son mutuamente excluyentes. La fotografía de Chapelle era su vida, lo que hace que su muerte en combate sea todavía más significativa.
colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin)
Chapelle nació bajo el nombre de Georgette Louise Meyer en el suburbio de Milwaukee, Shorewood, en Wisconsin en 1919. Siendo hija de pacifistas, desarrolló desde una temprana edad una fascinación por la aviación y la exploración, y pronto empezó a hacerse llamar “Dickey” en honor de su ídolo, el aviador y contraalmirante Richard E. Byrd, que exploró el Polo Sur.
Recibió una beca para estudiar ingeniería aeronáutica en el MIT, pero su creciente fascinación por el ejército acabó venciendo sosbre sus deberes universitarios y dejó los estudios. Empezó a escribir sobre espectáculos aéreos y a vender sus historias a periódicos locales, hasta que consiguió un trabajo en publicidad en el centro de vuelo TWA de Nueva York. Es allí donde conoció a Tony Chapelle, un fotógrafo 20 años mayor que ella que le enseñó las bases de la fotografía antes de acabar casándose con ella en 1940. Tras dejar su trabajo en el TWA y crear su portfolio de fotografía, Chapelle se convirtió en corresponsal de guerra cuando los EE.UU. declararon la guerra a Japón tras el bombardeo de Pearl Harbor el 7 de diciembre del 1941.
colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin)
La primera misión de Chapelle la llevó hasta Panamá en 1942, para cubrir los entrenamientos del ejército americano para la revista Look. En 1944 ya había escrito ocho libros y en 1945 se convirtió en la primera mujer fotógrafa acreditada de la marina. Navegó hasta Iwo Jima y desafió las órdenes de quedarse a bordo del barco hospital USS Relief para conseguir captar imágenes de los heridos tanto en el mar como en tierra, lo que animó a mucha gente a donar sangre en los EE.UU. A los 26 años, pasó a fotografiar en primera línea de combate, pero cuando le llegaron las noticias de la desobediencia de Chapelle, la marina le retiró sus credenciales de prensa. Sin embargo, eso no consiguió pararle los pies a la tenaz fotógrafa.
Tras la marina, Chapelle pasó a documentar labores internacionales de socorro para revistas y organizaciones caritativas, llegando incluso a cofundar con su marido su propio servicio voluntario de información llamado American Voluntary Information Services Overseas (AVISO). Sus imágenes de labores humanitarias en Europa, Oriente Próximo y Asia dieron pie a un par de series fotográficas que publicó el National Geographic. Poco después, la pareja se separó y Chapelle se vio libre para ir adonde quiera que le mandara su trabajo sin tener que contar con el permiso de su marido. Consiguió recuperar sus credenciales de prensa de la marina y volvió a cubrir guerras y conflictos internos por todo el planeta.
colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin)
Durante uno de sus trabajos para la revista Life, Dickey empezó a introducir en Austria penicilina de contrabando para los refugiados húngaros que escapaban de la guerra entre los combatientes húngaros que luchaban por la libertad y el ejército soviético. También acabó en prisión durante dos meses en Hungría al ser descubierta por los rusos, que la entregaron a los nacionalistas húngaros para que la ejecutaran. Sin embargo, cuando el gobierno de su país se enteró de su situación hizo que la liberaran. A pesar de todo esto, su ansia por documentar rebeliones siguió con ella y la llevó hasta Argelia y luego a Cuba, donde consiguió varias fotos de Fidel Castro en la cúspide de la revolución. En 1961 fue destinada a Vietnam, donde ganó varios premios, y el 4 de noviembre de 1965, Chapelle murió tras ser alcanzada por fragmentos de metralla cuando un marín pisó sin darse cuenta una trampa explosiva.
cortesía de la colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin, hacia 1956)
Según Garofalo, tras la muerte de Chapelle, el comandante de la marina, Wallace M. Greene Jr., hizo la siguiente declaración: “Todos los marines de los EE.UU. lloran la muerte de Dickey Chapelle, que murió a causa de una herida recibida mientras cubría las operaciones de combate de los marines en el sur de Vietnam el 4 de noviembre del 1965. Además de ser una periodista apasionada y profesional, era una patriota ejemplar, cuyo gran amor por su país fue una inspiración para todos aquellos que la conocíamos y trabajamos con ella. Sus compañeros de la prensa han dicho que murió con los hombres a los que amaba, y hay que decir que el afecto, admiración y respeto era mutuo. Era una de nosotros, y la echaremos de menos”.
Chapelle tenía solo 47 años cuando murió, pero toda su vida y carrera nos sirve para entender que murió haciendo lo que más le importaba.
oto de “Dickey Chapelle Under Fire” cortesía de la colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin)
oto de “Dickey Chapelle Under Fire” cortesía de la colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin)
oto de “Dickey Chapelle Under Fire” cortesía de la colección de imágenes históricas de la Sociedad Histórica de Wisconsin)
El libro Dickey Chapelle Under Fire: Photographs by the First American Female War Correspondent Killed in Action está disponible en Wisconsin Historical Society Press.
Traducción de Rosa Gregori.
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