Luego de un año y medio de COVID 19 en el mundo, empezamos a notar cómo algunas personas que nos rodean están tristes, sienten un vacío que parece no tener fin, les cuesta encontrar un propósito en concreto para ser felices y han modificado su rutina al extremo: son capaces de pasar mucho tiempo dentro de la cama, tienen mala alimentación y ni hablar de algunos excesos que han perjudicado su salud.
El estado de tristeza o depresión puede llevarnos a momentos en los que pensamos que tocamos fondo, en los que esperamos lo peor, en los que estamos convencidos de que esa sensación es una realidad inamovible. La depresión es una enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud, se calcula que afecta a más de 300 millones de personas, es decir a un 4,4 % de la población. Varía según los estados de ánimo y las emociones que interfieren directamente en nuestros problemas de la vida diaria. “Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio”.
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Para combatir algunos de los estados que nos llevan a la tristeza, hemos hablado con Sara Itkin, médica generalista y naturista desde la Patagonia, Argentina, quien nos recomienda el camino de lo natural como otra forma de tratamiento, aparte de la medicina tradicional con psicofármacos o la terapia.
“En la pandemia todes aprendimos algo, fue una experiencia nueva. Durante un largo periodo recibí mucha gente con angustia en búsqueda de algo diferente, otra cosa que no sea la pastillita que puede adormecer nuestras emociones, sino el sanar desde otro lugar. Una de las cosas que yo recomendaba y recomiendo constantemente es el conectarse con el jardín, con la maceta en el balcón, con la plaza. Creo que las plantas también nos sanan viéndolas, tocándolas y oliéndolas. Los aromas sanan, nos sacan de los estados de tristeza e incluso de la depresión. Creo, y estoy segura, de que el contacto con el jardín, poner las manos en la tierra y también obviamente consumir las plantas puede ayudarnos a sanar”.
VICE: Leí que el Hypericum, la amapola y el tomillo son plantas que ayudan a la depresión, ¿es cierto?
Sara Itkin: Recomiendo mucho el Hypericum perforatum, porque hay otras variedades de Hypericum y no hacen todas el mismo efecto. El Hypericum perforatum es una planta oriunda de Europa, actualmente en el sur de la Argentina, en la Patagonia, crece en abundancia, aunque también se puede cultivar. Los pétalos de la flor son de color amarillo dorado, con pequeñas motas negras en sus bordes. Esta planta tiene un efecto sobre el sistema nervioso que funciona como antidepresivo.
Luego la Amapola funciona como sedante, tranquilizante y es inductora del sueño. De hecho es una planta que en la antigüedad se decía que se le daba como infusión a los niños llorosos. Aunque este sea el dicho, quizás esos niños eran más bien inquietos.
Después, el tomillo, al igual que el romero, son plantas estimulantes, cuando estamos en procesos de tristeza o incluso depresión, nos encontramos con mucha abulia, es decir, nos movemos poco y seguramente haya un deseo de no salir de la cama, de dormir más. Bueno, estas plantas traen la fuerza para empujarnos a no caer en ese pozo de tristeza.
¿Cuál es tu planta favorita para estos casos de tristeza?
A mí me gusta mucho recomendar la Melisa, una planta que también es europea, se llama Melissa officinalis y se la conoce también como Toronjil. Violeta Parra, en la canción La jardinera, decía “cogollos de toronjil para las penas”. La Melisa o Toronjil en Chile sigue siendo muy popular para sanar las penas.
En el sur de Argentina y Chile se usa comúnmente un preparado llamado Agua del Carmen o Agua de las Carmelitas o Agüita Quitapenas. Es un brebaje hecho en el año 1600 por los monjes de la Orden del Carmen en Francia que habían hecho una mezcla de Melisa, con cáscara de limón (otro aroma estimulante que nos trae alegría) y una mezcla de especias como el clavo de olor, la nuez moscada y la canela. Esa mezcla la aprendimos a hacer con las mujeres chilenas, mujeres adultas mayores, que contaban que tomaban el Agüita del Carmen o el Agüita quitapenas para situaciones de mucha tristeza o nerviosismo. Ellas mismas cuentan cómo en los velorios la bebían junto a un terrón de azúcar.
Actualmente esta receta circula por micro emprendimientos y funciona, realmente ayuda a sanar las penas, a aliviar las tristezas, a endulzar la vida, es un brebaje que recomiendo siempre en estado de tristeza o depresión.
En caso de no encontrarla, ¿cómo recomendás tomar la Melisa?
Si tenemos la planta fresca, que es mucho más aromática que la planta seca, siempre la recomiendo en infusión. La Melisa es una planta que está viva prácticamente todo el año, incluso la podés tener en un invernadero o dentro de tu casa. Es realmente una planta fácil de encontrar y su efecto alegra el espíritu.
¿Qué pasa con las plantas como la manzanilla o la maca?
La maca es estimulante, tiene fitoestrógenos, es una planta que, por ejemplo, en las mujeres durante en la época de la pleni pausia (me gusta hablar más de pleni que no menopausia) reconforta. La manzanilla es una planta más bien relajante y puede ayudarnos a calmar los estados de ansiedad. También es una planta que ayuda a relajar al útero, entonces muchas veces se la asocia con regular ciertos estados de ánimo, pero no sería una planta que tenga un efecto estimulante, sino que reconforta y alivia algún malestar, relaja.
¿Qué otros métodos naturales recomendás para incorporar a nuestro organismo?
Bueno, creo que los aromas en sí son recursos muy buenos y estimulantes. La canela, los aromas cítricos, el aroma de la bergamota, son sumamente reconfortantes. La canela es un árbol oriundo de las islas Molucas, se cultiva en México, Brasil y en toda la zona de Centroamérica. Se saca la corteza del árbol, después se ensamblan y se enrolla. También se destila y se puede usar en aromaterapia. Igual siempre insisto que el aroma de toda la planta es mucho más saludable que el aroma aislado. Es decir, si me compro un frasquito de esencia, es como un pedacito de la planta, pero si yo ahora voy y huelo la Melisa, el aroma es mucho más rico que solo su esencia por separado.
¿Pensás también que los hábitos cotidianos pueden ayudar en nuestro estado anímico?
Claro. Ahora que en Argentina estamos llegando a la primavera es fundamental replantearnos nuestras rutinas al sol. Venimos de otro invierno en encierro y la falta de sol nos lleva a trastornos de tristeza y depresión. Por otro lado, hay personas que no se exponen nunca al sol por temor al cáncer de piel, o si se exponen lo hacen con kilos de protectores y blanqueadores, y hay que dejar que nuestra piel absorba aunque sea un poco de sol porque es una hormona que va a estimular nuestras defensas, el bienestar y va a levantar el ánimo.
También, hablando de hábitos, hay que prestarle atención a nuestra alimentación. Es importante comer cosas frescas, consumir las plantas que vuelven a crecer con la primavera. La clorofila nos revitaliza y también nos levanta el ánimo.
Y por último, intentemos estar lo más conectados con la naturaleza. Hace un tiempo, en Japón, se puso de moda algo que le llaman Shinrin –Yoku o baños de bosque, según ellos, una técnica para aliviar el estrés. Por supuesto que es así, básicamente se trata de caminar en los bosques, en los parques, estar más rodeados de nuestro universo natural.
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