“Este artículo fue creado en colaboración con Amnistía Internacional. Haga clic aquí para participar en Escribe por los derechos en México, o aquí para participar en Argentina. Tu simple acción podría cambiar la vida de alguien “.
El 8 de noviembre de 2019 las calles del centro de Santiago estaban repletas de manifestantes. En una pequeña calle adyacente a la Avenida Vicuña Mackenna, una de las principales vías que atraviesan la capital chilena, se había reunido un grupo de manifestantes. Gritaban consignas contra los Carabineros, la fuerza policial del país, mientras, presumiblemente, algunos arrojaban piedras a vehículos tácticos estacionados en la vía.
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Según el propio expolicía Claudio Crespo Guzmán, tuvo que replegarse a un muro para no estar a la vista de la multitud. A medida que ésta se acercaba, el expolicía levantó la escopeta que sostenía y disparó directamente a la parte superior del cuerpo de Gustavo Gatica, de 21 años. Dos de las 12 municiones contenidas dentro del cartucho de la escopeta entraron en los ojos de Gatica, haciéndole perder la vista permanentemente.
Fabiola es una mujer de la clase trabajadora que salió de su casa para ir a trabajar un turno de noche en una fábrica. Según Fabiola, un alboroto en la calle provocó que un oficial de policía le disparara una bomba de gas directamente en la cara, lo que ocasionó que perdiera tres de sus cinco sentidos.
“La policía de Chile históricamente ha reprimido de forma violenta incluso las manifestaciones pacíficas”, dice Ana Piquer, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Chile. “Incluso después de que terminó el régimen de Pinochet, la policía continuó actuando agresivamente en las protestas, con un historial de impunidad ante todas las violaciones de derechos humanos cometidas como resultado de sus acciones. Estas violaciones de los derechos humanos por parte de la policía también son comunes en contra de los pueblos indígenas del sur de Chile [los mapuches]”.
“Con el estallido social que inició el 18 de octubre de 2019, esas violaciones se extendieron a toda la población que salió a las calles a exigir igualdad y dignidad, lo cual creó la peor crisis de derechos humanos que hemos visto desde que terminó el régimen militar. Amnistía Internacional ha determinado que hubo violaciones generalizadas del derecho a la integridad personal y que debe investigarse la responsabilidad de toda la cadena de mando, hasta llegar al más alto nivel”.
En el año transcurrido desde que estallaron las protestas, tanto Chile como el resto del mundo han cambiado de manera irreversible. Como resultado del impulso generado por las protestas, surgieron demandas fundamentales, incluida la necesidad de volver a redactar la Constitución del país. Los críticos argumentan que el documento, formulado e implementado bajo el mandato del ex jefe de Estado del país, el general Augusto Pinochet, consagró en la ley gran parte de la desigualdad estructural que dio origen a las manifestaciones.
“La Constitución chilena establece que las Fuerzas Armadas y los Carabineros tienen el monopolio del uso de la fuerza en el país”, dice Piquer. “Los Carabineros son una institución militarizada, y no han sido objeto de ninguna reforma en su estructura desde que volvió a haber democracia en el país. La historia de impunidad ante sus acciones ha permitido las violaciones generalizadas de derechos humanos que lamentablemente hemos presenciado desde octubre del año pasado hasta el día de hoy”.
Esas violaciones a los derechos humanos una vez más llamaron la atención mundial en la segunda mitad de este año, cuando se volvió noticia el video de un oficial de policía en el cual parece empujar a un manifestante de 16 años por un puente en Santiago. El adolescente, quien cayó boca abajo en el lecho del río que pasaba debajo del puente, fue ignorado por los Carabineros y sufrió un traumatismo en la cabeza y la fractura de una de sus muñecas.
Para Gustavo, las heridas que los Carabineros le infligieron cambiaron su vida. “A nivel físico, una ceguera total desde el mismo momento del impacto, ha conllevado incluso aprender a caminar, a desarrollar otros sentidos, y a nivel psicológico todo un aprendizaje de sentir distinto”, explica.
El furor en torno a las lesiones sufridas por Gustavo lo ha convertido en el centro de atención, volviéndose así un símbolo del movimiento, algo que no ocurre de forma natural. “Por mi parte admiro mucho a la gente que continuó luchando en todos estos meses, que han sido bastante agotadores”, dice. “Ha pasado un año y la gente sigue en las calles, a pesar de que la policía y los militares han disparado, han matado gente, han atropellado, han tirado gente al río, hay más de cuatrocientos traumas oculares, han quemado gente, han violado, y han torturado. Asumo que ese es el sentimiento que genera lo que a mí y a mucha gente más le ha ocurrido, mucha rabia”.
Esa rabia se tradujo el 25 de octubre de este año en un referéndum acerca de la Constitución, en el que el pueblo de Chile votó abrumadoramente a favor de revocar el documento de la era de Pinochet y forjar un nuevo camino para el país.
A pesar de esa victoria, para Gustavo y los miles de muertos o heridos en las protestas, aún no se ha hecho justicia. Si bien Crespo Guzmán será procesado por cegar a Gustavo, las organizaciones de derechos humanos piden que todos los responsables de dictar las órdenes también sean llevados ante la justicia.
“Creemos que el caso de Gustavo Gatica podría encabezar más investigaciones sobre la responsabilidad de la cadena de mando en Chile, al sentar un precedente que allane el camino para que cientos de casos exijan y logren justicia por las violaciones de derechos humanos en las protestas de 2019”, dice Ana Piquer. “De la campaña ‘Escribe por los Derechos’ esperamos lograr asegurar que los agentes de policía, comandantes y otros superiores sospechosos de responsabilidad penal sean investigados y, si existen suficientes pruebas admisibles, procesados en juicios justos ante tribunales civiles ordinarios”.
“Ya hay cierta atención pública en las violaciones de derechos humanos causadas por la brutalidad policial en Chile, así como también un poco de cobertura mediática internacional, por lo que probablemente una mayor atención sirva para presionar a que haya una toma de acciones por parte de la Fiscalía Nacional, los Tribunales de Justicia y los Carabineros en relación con su investigación interna”.
Para Gustavo, que haya apoyo es crucial, y no solo para él, sino para miles en Chile que buscan justicia. “El Estado chileno siempre se ha preocupado más sobre lo que se dice de afuera sobre Chile que del propio sentir del pueblo, entonces creo que es súper necesario hacer presión desde el exterior hacia Chile”, explica. “Por ese motivo quisimos exponer el caso. Es necesario que se haga justicia, no solo en mi caso, sino también a las miles de violaciones a los DDHH que han ocurrido desde el 18 de Octubre”.
Haz clic aquí para participar en Escribe por los derechos en México, o aquí para participar en Argentina. Esta simple acción de tu parte podría contribuir a llevar ante la justicia a los sospechosos de ser responsables de las lesiones de Gustavo.