Foto vía Tumblr.
Phoenix, junto a otras bandas como MGMT, Foals, Two Door Cinema Club y Vampire Weekend, fue uno de los grupos que estableció fuerte toda la ola del indie rock a principios de esta década en nuestro país y básicamente, alrededor del mundo. Pero a diferencia de los anteriormente mencionados, que saltaron a escena en los dosmiles, los franceses llevan tocando desde mitades de los noventa y, antes de estallar en el mainstream con su disco Wolfgang Amadeus Phoenix de 2009, ya llevaban consigo tres discos con varios hits regados y una experiencia larguísima en el circuito independiente europeo.
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Probablemente es la banda que conoces por totes que escuchaste hasta el cansancio como “1901” o “Lisztomania” y seguramente compraste juicioso la boleta para el Estéreo Picnic del 2014 para pillar a los de París por primera vez con su show repleto de luces pastel y pop suave, sofisticado y finísimamente producido. Se puede decir sin problema que Phoenix es un clásico moderno de la alternativa, una de esas bandas que le han sabido pegar al gusto de toda una generación y los tendremos de nuevo de frente el próximo noviembre, cuando pasen por Bogotá como headliners del SOMA el 17 de noviembre de este año en medio de la gira de Ti Amo, su nuevo trabajo.
Pero antes de que Phoenix se lancé a una nueva gira por el mundo, su guitarrista Laurent Brancowitz o “Branco” -como es mejor conocido-, nos echó una llamada desde la París veraniega de estos días. Una charla en la que recordó los días con banda que tuvo con los integrantes de Daft Punk cuando era un adolescente, nos explicó lo importante que ha sido mantenerse con la mentalidad de una banda independiente durante tantos años y su percepción sobre nuestros queridos hipsters.
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Noisey: Una cosa que mucha gente tal vez no sabe acerca de tu carrera son tus inicios con Darlin’, la banda que tuviste con los personajes que ahora conocemos como Daft Punk. ¿Qué recuerdas de esos días?
Branco: Fue mi primera banda cuando tenía creo que 17 o 18 años. Recuerdo que vi un anuncio en una tienda de música independiente en París donde siempre tenían discos muy buenos que decía que había un tipo que quería armar una banda. Ese tipo de anuncios normalmente eran muy aburridos, pero en ese pude ver que había algo misterioso y llamativo. Había algo como un dibujo de una canción y el nombre de la banda hacia referencia a The Beach Boys. Eso me pareció muy cool y distinto para el momento, eran como una mezcla de muchas cosas extrañas que me hizo pensar que tocar ahí podía hacerme sonar mejor. Luego llamé al número que salía en el anuncio, me contestó Emmanuel y nos conocimos un enero en McDonalds. Él conocía a Thomas, eran amigos del colegio y con ellos empezó todo el rollo de la banda. En el tiempo que estuvimos activos apenas sacamos un disco de 7 pulgadas con el sello de Stereolab.
¿Y como lograron convencer a Stereolab que les sacara un disco?
Una vez ellos se estaban quedando en París y me acuerdo que hicimos unos conciertos por esos días. Después de uno de los shows los vi dando vueltas cerca al venue y les di un par de cassettes con el demo que teníamos. Luego nos llamaron de vuelta, nos propusieron grabar el 7 pulgadas y lo lanzamos. Esa es la historia de Darlin’ jaja.
Me imagino que esos shows debían ser muy garajeros, algo bien under. ¿Recuerdas cómo era un concierto de Darlin’?
En realidad tocamos solo un par de veces. No tengo muy presente como lo vivíamos pero si recuerdo que la gente llegaba y nos grababa con videocaseteras baratas y supongo que en algún lado en Internet se debe encontrar alguna de esas presentaciones. En ese entonces todo era muy DIY, eramos una banda emergente de muchachos.
Mucho se ha hablado acerca de la famosa reseña en la que definieron su sonido como “dafty punky trash” y que terminó siendo la inspiración para el nombre de Daft Punk. ¿Cómo se lo tomaron dentro de la banda? ¿Tuvo algo que ver con su separación?
No, la verdad es que nos gustó muchísimo la reseña jaja. Nos puso a reírnos un rato y lo cierto es que ni siquiera nos llegamos a separar formalmente, era una banda prácticamente conformada por niños y no existía ese tipo de dramas, simplemente dejamos de tocar y de ensayar pero siempre manteniendo fuerte la amistad. Fue un periodo en el que Thomas y Guy-Manuel se estaban metiendo con toda en la música electrónica y yo no estaba tanto en esa escena. Cada quién tomó su propio camino de manera natural y no dejamos de vernos, simplemente dejamos de hacer música juntos.
“Es más importante ser nosotros los que manejan el barco y ser libres”
Al principio, Phoenix era una banda completamente independiente e incluso tenían su propio sello para publicar sus tracks. Ahora que son una banda reconocida, ¿no extrañas esos días de hacerlo absolutamente todo por su cuenta?
Creo que hoy en día tenemos exactamente el mismo espíritu que en ese entonces. Phoenix hace parte de una pequeña compañía que es casi un negocio familiar y somos dueños de todo lo que hacemos, controlamos todo y eso es algo que aprendimos muy al principio. Siempre hemos tenido esa misma mentalidad acerca de tener el control sobre nuestro propio destino, eso es lo más precioso que tenemos y debe ser preservado a toda costa. Es justamente lo que hemos hecho y gracias a eso todas las decisiones, a pesar de ser una banda “importante”, están en nuestras manos, tanto las malas como las buenas jaja. Seguramente podríamos haber logrado todavía un mayor éxito si hubiéramos trabajado con una gran compañía, pero sentimos que es más importante ser nosotros los que manejan el barco y ser libres. Si me preguntas acerca de los días en los que comenzamos pues te diría que hoy en día tenemos prácticamente el mismo equipo de trabajo detrás, seguimos trabajando con esos amigos que hicimos cuando tuvimos ese sello en los noventa. Es la misma gente.
Creo que aunque discos como United, Alphabetical y It’s Never Been Like That tuvieron sus buenas dosis de éxito, el álbum que los convirtió en un fenómeno a nivel mundial fue Wolfgang Amadeus Phoenix, un trabajo que fue y sigue siendo muy popular por ejemplo aquí en Sudamérica. ¿Cómo fue lidiar con ese ascenso meteórico a la fama?
Nosotros realmente disfrutamos mucho el momento en el que nos dedicamos a hacer un disco y en el caso de ese álbum sentíamos que todo fluía correctamente. Muchas veces logras el éxito pero es con una canción que realmente no te gusta y eso te obliga a hacer unos compromisos y demás. Pero esa vez y con “1901” que fue una canción que todo el mundo disfrutó, sentimos que no había tensión, y es que en algunos casos la hay porque quieres que el disco sea exitoso. También estábamos listos para lo que se nos vino porque ya habíamos publicado varios discos antes y sentíamos que era el momento para empezar a disfrutar de estar pisando escalones más altos.
Cuando hicimos el Wolfgang Amadeus Phoenix creíamos que era un disco de nicho y que a muy poca gente lo iba a amar jaja. Mientras lo grabábamos recuerdo muy claramente que decíamos que poca gente de cada país lo iba a disfrutar y que posiblemente no íbamos a ser capaces de grabar otro disco después de eso. Por eso cuando logró el éxito que tuvo fue una sorpresa muy agradable y lo que aprendimos de esa experiencia es que cuando hacemos algo honestamente raro y personal, tiende a irle bien jaja.
¿Qué opinas de todo el hype que ha tenido el indie rock en la última década? ¿La palabra “hipster” significa algo para ti?
Cuando lanzamos música realmente no le hacemos mucho caso a las categorías, pero sin duda hay mucha gente que sigue revisitando a ciertos referentes y solo unos pocos están haciendo algo realmente nuevo y creativo. Cuando eramos jóvenes teníamos una colección de discos muy extraña y cuando íbamos a un tienda nos dábamos una vuelta por muchos estilos: podíamos pasar por los discos clásicos de rock setentero y luego por música brasilera para llegar después a clásicos franceses y música más técnica. No existían límites en términos de lo que elegíamos y eso nos permitió tener una paleta grande de influencias para hacer música. Pero por otro lado también existe la gente que escucha solo un género y se anima a conocer un disco cada dos años e igual hace música demasiado original, es raro jaja.
También hay olas de creatividad en la música y eso es lo que ha pasado en la última década y desde principios de los dosmiles con el rock alternativo. Y justo antes de eso estaba todo el hype del hip hop americano a mitades y finales de los noventa, que también fue muy importante. Cada tanto hay olas de personas que exploran nuevos territorios, es algo que vemos ir y venir. Tal vez hemos llegado a un periodo de relativa debilidad en el que nos sentimos cómodos con ciertos tipos de música, pero supongo que dentro de poco volverá a aparecer algo poderoso, o eso espero jaja.
Para mí el tema de los hipsters se trata de lo mismo, de esas olas de creatividad que crean algo nuevo. Luego, naturalmente, aparece otra ola de gente pretendiendo que también está creando pero realmente solo copia lo que es real. Creo que a ese grupo, que básicamente son personas que pretenden ser únicas cuando en realidad están copiando, es a los que la gente conoce como hipsters. Aunque bueno, es solo mi percepción la verdad que no lo sé.
¿Y qué idea tienes de lo que pasa por estos lados?
Puede sonar un poco cliché pero antes de nuestra primera presentación allá, llevábamos pujando mucho tiempo por ir a visitar y sabemos que los shows en vivo en Sudamérica son mágicos. Te juro que no es algo que suceda todo el tiempo y queda el recuerdo para siempre de las veces que hemos pasado por allá. No lo digo por quedar bien jaja, es la verdad.
Gracias Branco, nos vemos en noviembre.
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