Headbangin’ Bolivariano


Paul Gillman en el Gillmanfest, el festival metal que organiza cada año. Foto de Angie Gillman.

Como cualquier adolescente que creciera en los años 70, Paul Gillman cayó rendido a los encantos de Black Sabbath, Iron Maiden y Alice Cooper. Hoy es, sin duda, el metalero más famoso en Venezuela y una institución en el heavy metal latinoamericano. Mientras Menudo, con el apoyo de los medios y patrocinadores, llenaban estadios cantando eso de “Súbete a mi moto”, el grupo de Paul, Arkangel, lo petaba en conciertos independientes con “Represión latinoamericana”, “Desempleado” y “Los gusanos del poder”, canciones de fuerte contenido político en contra de los gobiernos corruptos imperantes entonces en Venezuela.

Cuando en 1999 Hugo Chávez llegó al poder, Paul, el que fuera azote del estamento político, se convirtió en uno de sus más fervientes defensores. Durante unos años incluso cambió el nombre de su grupo por el de “Paul Gillman y su banda bolivariana”.

La idea de un músico metalero apoyando abiertamente a un gobierno, aunque sea uno de izquierdas, nos parecía bastante extraño, algo que nunca habíamos visto, de modo que llamamos a Paul a su casa en Valencia (Venezuela) para preguntarle sobre su música, la situación actual de su país y, por supuesto, su amistad con el comandante Hugo Chávez.

VICE: Tu disco Despertando en la historia es extraño, suena como si Metallica se pusiera a hacer versiones de Woody Guthrie.
Paul Gillman:
Para mí eso era un sueño. El cantante venezolano Ali Primera tocaba canciones folclóricas con la guitarra acústica y el cuatro, pero con los mismo ideales que yo. Él estaba haciendo su trabajo y yo el mío, mas nunca nos conocimos. Años después de su muerte decidimos rendirle tributo, conservando sus letras pero con la explosividad del rock. Todas las canciones son de Ali Primera, menos una que es original. Se llama “Revolución”.

En el vídeo de “Revolución”, el grupo viste camisetas rojas con estrellas blancas, símbolo de la revolución bolivariana.
En 2003, cuando sacamos el disco, Venezuela estaba muy polarizada. Estábamos a punto de una guerra civil y había que ponerse de un lado o del otro. Nosotros escogimos el de la vanguardia, el bando revolucionario, pero a través del rock. Ali Primera dijo, “Yo quisiera ver la revolución con mis ojos ancianos”, pero nunca llegó a verla. Entonces, ¿qué mejor que cantarle a Ali Primera sobre la revolución que no vio? Y decidimos que tenía que haber una canción propia de la banda, sobre la revolución.

También consideramos que el gran mentor de Hugo Chávez, después de Bolívar, fue Ali Primera. Fue el gran ideólogo musical de esta revolución. Por eso le dedicamos a él un disco, y el tema “Revolución” al pueblo venezolano y latinoamericano.


Hugo y Paul, dos guisantes bolivarianos en una vaina revolucionaria.


Flyer creado por Paul Gillman hacia 1998, durante la primera campaña de Hugo Chávez por la presidencia, en apoyo del candidato y en contra del reclutamiento forzoso.

Videos by VICE

Cuando sacaste ese disco, cambiaste el nombre del grupo a “Paul Gillman y su banda bolivariana”. ¿Cómo era de diferente el contexto en Venezuela cuando escribiste “Levántate y Pelea” en 1984 de cuando escribiste “Revolución” en 2003?
En 1989 sucedió el Caracazo. El pueblo se lanzó a las calles a pelear por lo suyo. Luego, en 1992, se dio el golpe de estado, apareciendo una figura que para nosotros era un sueño, algo utópico. Nuestro Che Guevara, nuestra propia reencarnación de Bolívar: Hugo Chávez. Tiempo después le conocí. Tuvimos un par de entrevistas de 4 horas cada una, en su casa. Fue una experiencia que no tienes idea de cómo me nutrió. Salí a los conciertos a pedirle a la gente que votara por él.

Pero tú siempre cantaste en contra del sistema. Los rockeros y los políticos raramente se llevan tan bien, y al fin y al cabo Chávez era un político y buscaba el poder. ¿Nunca te sentiste escéptico?
Eso es lo interesante de todo esto. Las primeras veces que hablé con él fue con recelo, porque uno nunca sabe si es la parte política la que te está hablando y te dice que sí, que todo va a estar bien, pero luego les consigues los votos y después adiós, ya no te conocen. A eso estábamos acostumbrados.

Tras el intento de golpe de estado, Chávez siguió con su lucha, pero esta vez de forma democrática, a través de los votos. Yo le prometí que si acababa con la recluta militar, entonces contaba conmigo. Me contestó que él detestaba la recluta, que le parecía que iba contra los derechos humanos; me echó un discurso tremendo y yo le creí. De ahí salí a hacer unos volantes explicando por qué el rock nacional debería apoyar a Hugo Chávez.

Salí a rogar por todo Venezuela con estos volantes, de manera casi subversiva, llevando mi música y mis letras con la esperanza de que este señor ganara. Y lo logramos. Contra viento y marea el pueblo se levantó. Y cuando esto pasó, la banda que tocaba conmigo y que yo creía consciente de mis letras y de cuáles eran mis posiciones, huyó despavorida. Resultó que estar al lado de Paul Gillman era una cosa peligrosa.

Y te quedaste sin músicos.
¡Me quede sin músicos! Ahí es cuando nace la Banda Bolivariana. Exigí que el que tocara conmigo tenía que estar de acuerdo con el gobierno. Prefería decirles de frente: “Yo estoy con esta revolución. ¿Tú estás de acuerdo?”. Durante ese tiempo dimos más conciertos que en toda mi vida. De hecho, tocamos en Argentina cuando el presidente tuvo una gira ahí.

Estuvo bien chévere. Era la primera vez que iba a transmitir su famoso programa de televisión Aló Presidente fuera del país. Quería que tocara un grupo de rock y me mandaron a Argentina a buscar uno. Imagínate, ¡un gobierno militar y quería una banda de rock! Escogimos a la banda Tren Loco, por su compromiso y activismo social. Luego el presidente nos encargó a mi y al ministro de cultura organizar un festival internacional de rock. Así nació el Festival de Música Urbana. Y en 2005 nace el Gillmanfest, un evento gratuito donde se presentan bandas internacionales como Brujería o Testament y lo mejor del talento nacional.

Portada del álbum Cuauhtemoc (2003). El autor es Derek Riggs, el hombre que diseñó a Eddie, la mascota de Iron Maiden.

Portada del álbum Inevitable (2007).




¿Alguna vez te has metido en problemas por tu apoyo a Chávez?
La primera vez que lo visité, antes de que fuera presidente, me dijo: “Mira hermano, tú viniste para mi casa, yo no pedí que vinieras; ya en este momento, como se dice acá, estás rayado. Desde este momento te va a perseguir la policía política, te van a hacer la vida imposible”. La segunda vez que lo visité, yo me estaba quedando en casa de una tía mía y recibí allí una llamada amenazante diciéndome que si volvían a verme con el comandante Chávez me iban a sembrar drogas en el carro para que me arrestaran. Llamé al comandante, se lo conté y me dijo: “Hagamos como Bolívar, echemos el miedo a la espalda y sigamos adelante con la revolución. Tú dirás, te quedas o sigues”. Yo contesté, “No, comandante, yo sigo”. De ahí en adelante, bueno, nos han hecho de todo: nos han escupido en supermercados, a nuestros niños les han llamado asesinos y hasta nos han gritado “¡Váyanse para Cuba!”.

Todavía queda muchísimo por hacer en Venezuela en materia de seguridad, ¿no?
Bueno, sí, pero la inseguridad es un fenómeno de toda Latinoamérica. Es algo que no podemos evitar. En Colombia y en México es horrible también, y en todas partes del mundo. Lo que pasa es que nuestros propios medios de comunicación proyectan una imagen negativa hacia el exterior y nos hacen creer que afuera todo es hermoso.

¿Existen bandas de rock en Venezuela en contra de la Revolución Bolivariana?
Sí, pero creo que más que nada es por moda. Todavía tenemos esa convicción colonialista de que todo lo que viene de fuera es mejor. Lamentablemente, entre los estudiantes de clase media-alta es una raya ser chavista, no está de moda. La moda, como decimos aquí, es ser escuálido: llevar las mejores marcas, los mejores zapatos y los mejores autos, y no identificarte con el Chavismo. Son grupos de rock comercial de hijos de papá. Los grupos que vienen de las bases, de los barrios, están completamente identificados con un ideal: “Si no es revolucionario, no es rock; es pop”.

Los rockeros, en general, recelan del sistema, del orden establecido. Es curioso lo que pasa en tu situación: la revolución finalmente se alcanza, y entonces, de alguna forma, Gillman queda alineado con el establishment.
No sé si soy el único rockero pro gobierno de la historia. Pero te digo una cosa, no soy una persona que no haga autocrítica. He criticado cosas del gobierno. He criticado a los funcionarios y lo he dicho en todos lados. En mi próximo disco viene una canción que se llama “Malo, el funcionario que no funciona” y es una burla a esos burócratas que dan pésimo servicio a la gente. Yo estoy contento y creo que se ha logrado bastante, pero todavía no se ha logrado todo. Y si mañana, Dios no quiera, esta revolución traicionara al pueblo, yo me iría del lado del pueblo, eso te lo puedo asegurar.

Por cierto, ¿es verdad que tú haces la voz de Patricio para la versión en español de Bob Esponja?
Si, hice bastante doblaje durante casi cinco años: Patricio, de Bob Esponja, el Batman del futuro, Cíclope de los X-Men. También puse voz a innumerables documentales para History Channel, Discovery Channel, sobre animalitos, sobre guerra, sobre mil cosas. Pero estaba muy mal pagado, y al final el rock and roll era para mí lo más importante.