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Más de 1.000 neoyorquinos se reunieron en el mítico club gay Stonewall Inn la tarde del domingo pasado, ahí realizaron un homenaje en memoria de las víctimas del ataque en una discoteca de Orlando, Florida, ocurrido tan sólo unas horas antes. El club es conocido por ser el lugar donde nació la lucha por los derechos de los homosexuales a fines de la década del 60 en EEUU.
Activistas y defensores de los derechos de los homosexuales, organizadores de las comunidades y líderes musulmanes se hicieron presentes entre el mar de gente que se reunió para homenajear a las víctimas. Hablaron de la recurrente violencia dirigida contra la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero), y consideraron el ataque una violación a un espacio sagrado.
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La masacre comenzó a las 2 de la mañana cuando un hombre armado llamado Omar Mateen abrió fuego en el interior de Pulse, un popular club nocturno del centro de Orlando, que esa noche celebraba una velada latina. Tras una toma de rehenes y un prolongado enfrentamiento que duró horas, Mateen murió en un tiroteo con la policía poco antes de las 6 de la mañana. En el acto, 49 personas fueron asesinadas y otras 53 están hospitalizadas.
El padre de Mateen, Mir Siddique, dijo a NBC News que el ataque “no tiene nada que ver con la religión”, sino que lo vinculó con la feroz homofobia de su hijo y recordó una anécdota en la que el atacante se había enfurecido después de haber sido testigo de un beso entre dos hombres en el centro de Miami hace varios meses.
El presidente Obama describió el tiroteo — el cual representa la peor matanza con armas en la historia estadounidense — como un acto de terror y de odio.
“Este es un día especialmente doloroso para la comunidad LGBT”, expresó Obama, añadiendo que un ataque motivado por la orientación sexual o el género es un “ataque a todos nosotros”.
Nueva York rinde homenaje a las víctimas de Orlando en el Stonewall. Mira el documental aquí.
En el homenaje, se dispusieron 50 rosas en el suelo, delante del Stonewall Inn, para simbolizar a las víctimas fatales. En ese momento aún se desconocía que la persona muerta número 50, contada en los informes, era el atacante mismo.
Los presentes encendieron velas, agitaron banderas con el arcoíris y colocaron lirios blancos en el memorial. “Aquí es donde empezó toda la revolución homosexual”, afirmó Cathy Wakeham, una de las presentes. “He sido muy activa dentro de la comunidad gay desde finales de los años sesenta. Justo cuando pensamos que habíamos obtenido la victoria, y sentimos que dimos un paso hacia adelante, esto nos muestra que son dos pasos hacia atrás”.
Mirna Haidar, una representante de la Alianza Musulmana de la Diversidad Sexual y de Género, habló de la compleja situación debido a su identidad en EEUU como refugiada musulmana y como mujer disconforme con su género. Haider instó a la comunidad LGBT a que se abstengan de convertir este ataque de odio en una discriminación contra los musulmanes. En un momento dado, mientras Haidar estaba hablando, alguien en la multitud comenzó a gritar: “Es un asunto de musulmanes”.
“Siempre hay tiroteos, actualmente son demasiado frecuentes. Me creía inmune a ellos hasta hoy”, dijo Gregory Robinson. “Soy afroamericano. Conozco el dolor. Se lo que son las armas de fuego. Pero también se que somos fuertes y un pueblo resistente, y nos vamos a recuperar”.
La seguridad en la ciudad de Nueva York se intensificó después de la matanza de Orlando. Miembros de la unidad antiterrorista de la policía de Nueva York vigilaron el evento fuertemente armados.
“En los buenos tiempos nos hemos reunido aquí, y en los malos momentos también”, dijo a la multitud Ann Northrop, periodista y legendaria activista de los derechos homosexuales. Después de que el Tribunal Supremo dictó el histórico fallo para la legalización del matrimonio homosexual en todo Estados Unidos el año pasado, miles de personas se acercaron al Stonewall para celebrar. En 1998, muchos se reunieron ahí para llorar el asesinato de Matthew Shepard, un estudiante de 21 años abiertamente homosexual que fue golpeado, torturado y asesinado.
Muchos de los oradores de la jornada hicieron hincapié en que el tiroteo en Orlando no fue un hecho aislado, sino un nuevo episodio de violencia contra la comunidad LGBT.
“Creo que tenemos que ser muy cuidadoso acerca de cómo esta violencia podría seguir esparciéndose”, dijo Isabelle Sousa. “Estamos en un momento crítico de cambio cultural. Como persona transgénero veo que en este momento la idea de que sólo hay dos géneros está siendo cuestionado porque no representa adecuadamente a toda la población. Es difícil para la gente entender eso”.
El ataque se produjo en el mismo momento que el país celebra su mes anual del Orgullo LGBT, el cual tiene lugar desde la década del 70, nacido tras los disturbios de Stonewall.
Antes del pasado domingo, el ataque más letal contra la comunidad LGBT había sido en 1973 en un bar de Nueva Orleans, que también era sede de servicios religiosos. En aquel incidente, un incendio provocado, permitió que el fuego entrara por la puerta principal del club, matando a 32 personas. Nadie fue procesado por el hecho.
“Esto afecta a toda la comunidad”, dijo Severely Mame [en la imagen de arriba con Hysteé Lauder]. “Iba dirigido a nuestros hermanos y hermanas que se encontraban en un espacio seguro”.
El presidente Obama reconoció en su discurso el significado simbólico de los bares gay en EEUU. “El tirador se dirigió a un club nocturno donde las personas se reúnen para estar con amigos, bailar, cantar, y para vivir”, afirmó el domingo. “El lugar donde fueron atacados es más que un club nocturno, es un lugar de solidaridad y autonomía donde las personas se han unido para crear conciencia, para decir lo que piensan, y abogar por sus derechos civiles”.
Al menos 200 personas abandonaron los alrededores de Stonewall Inn y marcharon hacia Union Square, cortando el tránsito a lo largo de la calle 14. Al llegar a la plaza, algunos de los presentes se acostaron en el medio de la calle para manifestarse al estilo “die-in”, es decir, simulando estar muertos.
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