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La tragedia se repite de nuevo para Médicos Sin Fronteras (MSF), menos de un año después. Tras el bombardeo del hospital afgano de Kunduz, gestionado por la ONG y perpetrado por un avión estadounidense el pasado octubre, otro centro hospitalario, esta vez en Idlib, en el norte de Siria, ha sido golpeado por las bombas, de acuerdo con los datos facilitados por esta organización internacional.
Cuatro trabajadores y otras nueve personas, cinco de ellas menores, fueron asesinadas el pasado sábado 6 de agosto en dos ataques aéreos contra instalaciones médicas apoyadas por MSF sin que se conozca, hasta ahora, el autor de la masacre. El hospital, situado en la ciudad de Millis, brindaba atención sanitaria a cerca de 70.000 locales.
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El centro de Millis es uno de los 150 que cuentan con el apoyo de MSF en zonas de Siria a las que la organización no puede acceder, y que complementan la tarea de los seis centros administrados directamente por la ONG.
El bombardeo arrasó con buena parte de la estructura hospitalaria, del equipamiento médico, quirófano, departamento de pediatría, unidad de cuidados intensivos, generador de electricidad y ambulancias, de acuerdo con fuentes de la ONG. Alrededor de 250 personas pasaban por ese hospital, al que la organización facilitaba suministros y asesoraba, además de costear los sueldos del personal.
“Lanzamos una vez más nuestro llamamiento a todos los actores que tienen influencia sobre el desarrollo de la guerra en Siria, incluyendo a los cuatro países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y que son partícipes de esta guerra, para que lleven a cabo urgentemente las acciones que permitan detener los ataques contra los hospitales”, declara en el comunicado difundido por la ONG Silvia Dallatomasina, coordinadora médica de las operaciones de MSF en el noreste de Siria, que califica el ataque como “atrocidad”.
El pasado mayo Naciones Unidas (NU) emitió una resolución en la que condenaba los ataques a instalaciones médicas y a su personal en situaciones de conflicto. El texto también instaba a las partes de los conflictos a respetar la ley humanitaria internacional y los derechos humanos.
En los últimos tres años, se han producido 2.400 ataques contra pacientes, trabajadores y transporte hospitalario en once países, de acuerdo a los datos aportados por el representante de Cruz Roja Internacional, Peter Maurer, en la sesión de NU en la que se aprobó la condena.
Joanne Liu, presidenta de MSF, fue mucho más precisa al señalar el tipo de atrocidades que se han cometido en los últimos años en centros sanitarios de todo el mundo. En Afganistán, República Centroafricana, Sudán del Sur, Siria, Ucrania y Yemen los hospitales fueron bombardeados, asaltados, saqueados, quemados hasta los cimientos y su personal y pacientes disparados en sus camas.
Esta ONG lanzó la campaña #NotATarget para concienciar sobre la necesidad de arrancar el compromiso de proteger la tarea de los sanitarios del mundo.
En el primer mes y medio de 2016, 10 ataques aéreos y bombardeos alcanzaron 7 hospitales de MSF y estructuras médicas apoyadas por la organización, de las cuales 6 estaban en Siria y una en Yemen.
En 2015, 106 bombardeos y ataques aéreos alcanzaron un total de 75 hospitales de MSF y estructuras médicas apoyadas por la mencionada, de las cuales 63 estaban en Siria, 5 en Yemen, 5 en Ucrania, una en Afganistán y una en Sudán.
Vídeo de la campaña #NotATarget en español.
Fuentes de MSF consultadas por VICE News aseguran percibir un incremento en regularidad e intensidad de los ataques. Lo que antes eran saqueos y tiroteos esporádicos y no habituales, ha devenido algo mucho más sistematizado. Y hay cuatro patrones que se repiten, de acuerdo a la ONG.
“La mayoría de los ataques se producen por vía aérea y muchos de ellos tienen como objetivo primero destruir el hospital. Hasta hace un par de años lo que veíamos con mayor frecuencia eran saqueos o tiroteos en el hospital o en las inmediaciones del mismo. Otras veces éramos víctimas de fuego cruzado. Sin embargo, en las guerras de hoy los pacientes y los médicos son objetivos considerados legítimos. Estamos frente a una epidemia de ataques a las estructuras de salud; ataques que casi siempre quedan impunes”, señala, en primer lugar y en un email, Fernando G. Calero, periodista de la organización en España.
“Segundo: es rara la semana en la que no se producen uno o más ataques contra hospitales de MSF o apoyados por nuestra organización; tercero: cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (Rusia, EE.UU., Francia y Reino Unido) están asociados, en distinta gradación, con diversas coaliciones responsables de diferentes ataques a estructuras de salud en el último año. Estas son: la coalición liderada por la OTAN en Afganistán, la coalición dirigida por Arabia Saudí en Yemen, y la coalición respaldada por Rusia en Siria; y cuarto: los ataques son cada vez más indiscriminados y desproporcionados y se dirigen contra poblaciones civiles en entornos urbanos”, añade G. Calero.
Ayer lunes, 70 personas fueron asesinadas en un hospital pakistaní en un ataque llevado a cabo por un grupo vinculado a Estado Islámico en la ciudad de Quetta.
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