Esto es lo que pasa cuando uno deja de pagarle al ICETEX

En teoría, el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX) tiene como misión promover la educación superior entregándole créditos a la población con menores posibilidades económicas pero buen desempeño académico. Suena bonito, ¿no? Pero, en la práctica, la cosa se siente muy distinta. Según un estudio realizado por el propio ICETEX, más de la mitad de sus actuales usuarios tienen impresiones negativas del Instituto y los ciudadanos en general la perciben como una institución poco confiable y que no trabaja por el bien de la comunidad.

¿Cómo logra un instituto público que le ha dado los colombianos créditos para estudiar ganarse una fama digna de un político de La Guajira?

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Según Fernando Calao, líder de la Asociación Colombiana de Usuarios de Préstamos Educativos, el Icetex se ha ganado su mala fama cobrando a precios que en muchas ocasiones terminan superando el 100% del préstamo y violando el debido proceso, al amenazar a sus deudores con embargar sus ingresos sin un proceso judicial.

A junio del año pasado, el ICETEX tenía en su lista deudores morosos a un poco más de 153 mil colombianos.

¿Pero qué pasa cuándo, hartos de pagar mucho más dinero del que recibieron, y con el agua hasta el cuello, los usuarios del ICETEX simplemente renuncian a pagar su deuda?

Estuvimos conversando con varias personas que, por una u otra razón, han levantando el dedo del corazón para decirle al ICETEX “Fuck you, men gonorrea“.

FRANCY

En 2003 pedí un crédito por 23 millones para estudiar comercio exterior en la Tadeo. Luego de cuatro semestres, el ICETEX me quitó el crédito de un día para el otro. Hice una solicitud de reintegro y ellos me contestaron que me quitaron el crédito, porque yo había aplazado tres veces el semestre. Pero yo solo había aplazado ese semestre, y lo hice porque no me alcanzaba para pagar los intereses del crédito. Nunca me reintegraron y, como no pude terminar, no volví a pagar desde el primer semestre de 2015.

Tan pronto como dejé de pagar la primera cuota, me llamaron del ICETEX a cobrarme. Luego de esa llamada me pasaron algo que se llama cobro prejurídico. Ahí comenzó el terrorismo telefónico. Todas las semanas me llamaba una gente de León y Asociados, una oficina de cobros. Las personas que me llamaban nunca se identificaban, solo decían que era de parte de Leon y Asociados y amenazaban embargar la mitad de mi sueldo si no pagaba los once millones que debía en esa época. Lo mismo le sucedía a una tía que era mi codeudora.

Mi tía y yo recibimos esas llamadas al menos una vez a la semana desde el 2005. Luego, en abril de este año, el ICETEX anunció que iba a terminar sus contratos con estas oficinas de cobro. Recibí la última llamada a mediados de mayo de 2016, en ese momento mi deuda, con intereses, estaba en 22 millones. Yo nunca pude terminar la carrera y, si quisiera retomar mis estudios, tendría que volver a empezar desde el principio Ahora me está asesorando un abogado que me va a ayudar a averiguar, porque ellos me están cobrando 11 millones de intereses y a tratar de refinanciar esa deuda para que quede al alcance de mi bolsillo, y tratar no pagarle todos esos intereses a la gente del ICETEX, que lo que son es unos ladrones.

GENEN

Yo tomé un crédito por dos millones de pesos en el 91 para estudiar administración en el ICESI (Cali). Luego de cuatro semestres estudiando, falleció mi mamá y tuve que retirarme de la universidad para sostener a mis hermanos. Con mi trabajo me dio para pagar unas seis cuotas, pero luego ya no pude, física y matemáticamente no pude. Al poco tiempo yo me independicé de mis hermanos, me trasteé y no volví a saber de esa deuda.

Hace un año, recibí una llamada en mi trabajo: era de una oficina de abogados, León y asociados, que llamaban para cobrarme 23 millones por un préstamo que yo le había solicitado al ICETEX dizque en 2011. Y yo les dije: “no mano, sí eso fue hace más de veinte años ¿cuál 2011?”. Entonces ahí comenzó una llamadera impresionante, eso parecía como si tuvieran una máquina. Yo calculo que eran unas 5 o 6 llamadas al día y todas las veces yo les decía que estaban equivocados, que mi préstamo era del 91.

Entonces le mandé un derecho de petición al ICETEX para que me enviara toda la documentación de mi préstamo. Nunca me la enviaron, ni volvieron a llamar después de eso. Seguramente se dieron cuenta que yo tenía razón y que la deuda había prescrito.

CAROLINA

En 2008 le pedí un préstamo por 35 millones al ICETEX para irme a estudiar una maestría en medios digitales a España. El nombre del préstamo era 20-80, porque uno pagaba el 20% mientras estudiaba y el otro 80% luego de graduarse. En 2009 volví al país, pero como no conseguí trabajo pedí una prorroga de seis meses en el crédito. Conseguí camello y seguí pagando, pagando y pagando hasta 2015, cuando volví a pedir una prórroga. Esa fue la última, porque el ICETEX solo da dos prorrogas, y sigue cobrando intereses durante ese tiempo.

En marzo de este año entré en déficit. En ese momento estaba desempleada y pagando cuotas de 916 mil pesos al mes. Además me parecía muy injusto saber que ya había pagado 35 millones, 15 más de intereses y aún me faltaba pagar 20 más. Era una locura.

En un momento la cosa se puso heavy: mis codeudores y yo terminamos reportados en Datacrédito hasta pa’l hijueputa. Pero yo radiqué una queja de oficio porque nunca nos habían notificado ni a mis codeudores ni a mí que el crédito había pasado a cobranza y al menos a ellos los sacaron de Datacrédito.

A la fecha el ICETEX no me ha llamado nunca. Me llegan unos correos diciéndome que pague para que más colombianos puedan estudiar en el exterior, lo cual me ofende. Yo considero que pagar 15 millones de intereses es más que suficiente, ellos quieren que les pague más del doble de lo que me prestaron. Sin embargo, mi codeudor, que es un tío mío, recibe mensualmente una carta recordándole cuánto estoy debiendo.

En este momento estoy trabajando en un proyecto de gastronomía sostenible con mi esposo, pero es difícil porque cada mes que pasa estoy perdiendo 900 mil pesos que son una carga para mí, para mi esposo y para mis familiares. Son muchos proyectos e inversiones de mi vida personal que he tenido que aplazar por ese crédito de mierda.