Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.
Con la aplicación de restricciones rigurosas en toda Europa en medio del aumento de la variante de coronavirus del Reino Unido, que es más infecciosa, las melodías palpitantes de la siempre floreciente temporada de festivales se sienten como un recuerdo lejano para muchos de los asistentes a los festivales del continente.
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Pero ahora, con la bendición del gobierno holandés, un grupo de investigadores y organizadores de eventos en Países Bajos están haciendo equipo para ver si es posible realizar festivales seguros contra el COVID y otros eventos multitudinarios de música en vivo. Si tienen éxito, es posible que el sonido de la orina cayendo por tu tienda de campaña medio derrumbada y el olor a barro y vómito estén más cerca de lo que crees.
Sin embargo, aún está por verse. Cómo lucirían realmente esos festivales sigue siendo una pregunta muy abierta.
Los festivales piloto de la investigación, organizados por un grupo llamado Fieldlab, se llevarán a cabo el 13 y 14 de marzo en Walibi, un parque temático a una hora de Ámsterdam. El grupo recibió la asombrosa cantidad de 100.000 solicitudes, de las cuales solo 3.000 personas podrán comprar boletos. En ambos días, los asistentes se dividirán en tres grupos más pequeños, cada uno de los cuales seguirá un conjunto diferente de reglas para que los investigadores puedan comparar los resultados. En un grupo, por ejemplo, los asistentes deberán mantener una distancia de 1,5 metros, mientras que otro grupo no tendrá ningún requisito de distancia. Sin embargo, les pedirán a todos los visitantes que se comporten como lo harían antes del COVID-19.
Los asistentes deberán presentar un resultado negativo de la prueba PCR de COVID-19 48 horas antes de ingresar y el personal les aplicará mediciones de temperatura en la puerta, dijo Maarten Schram, miembro de Fieldlab; otro 10 por ciento de los asistentes se someterán a pruebas rápidas en el lugar. Luego se les pedirá a los asistentes que se realicen otra prueba PCR cinco días después de asistir al evento y se les pedirá que se mantengan alejados de los grupos vulnerables hasta que reciban el resultado.
“Tuvimos que crear un entorno lo más seguro posible para poder llevar a cabo este piloto en una situación de cuarentena, lo que obviamente es bastante único”, contó Schram a Motherboard por teléfono. “Más allá de las otras medidas de seguridad, realizamos mediciones de la calidad del aire en las diferentes carpas. Algo que es muy importante, cada invitado está etiquetado con un rastreador anónimo individual para que luego podamos analizar cómo se mueven las personas en un evento, con cuántas personas interactúan y su comportamiento. También lo combinamos con un análisis de video de manera anónima”.
“Nuestro objetivo es examinar y probar varias formas sobre cómo podrían llevarse a cabo los eventos en el futuro. ¿Cómo podemos organizar eventos seguros con una audiencia más grande?”, añadió.
No es el primer intento en Países Bajos para determinar si los eventos masivos donde la gente asiste físicamente pueden realizarse de manera segura durante la pandemia. De hecho, los festivales piloto son solo los más recientes de una serie de pruebas realizadas por Fieldlab, incluida una presentación de cabaret en un recinto cerrado con 500 asistentes y dos partidos de fútbol, cada uno con 1.500 asistentes. Ambos se realizaron con éxito, aseguró el grupo de investigadores.
Otros países también han intentado experimentos similares. En España, por ejemplo, el festival popular Primavera Sound celebró un evento de prueba con 1.047 personas el pasado diciembre en coordinación con el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Después de que los participantes fueran evaluados ocho días después, ninguno de los miembros del grupo experimental dio positivo, mientras que dos miembros del grupo de control sí lo hicieron.
El profesor Michael Gekle es decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Halle-Wittenberg en Alemania central. En agosto fue parte de un equipo de científicos que supervisó un concierto de prueba en un recinto cerrado para 1.200 personas. Llegaron a la conclusión de que, con las medidas adecuadas, como el uso de mascarillas, ventilación adecuada, un patrón de asientos como tablero de damas, y suficientes entradas y salidas, tal evento podría tener lugar con un riesgo mínimo de infección.
Si bien reconoce que ahora hay miles de infecciones por COVID-19 al día en Alemania —en comparación a cuando llevó a cabo su investigación—, aún cree que los hallazgos de su equipo se mantienen firmes.
“Hay un mensaje claro además de la ventilación: hay que garantizar el cumplimiento de las normas de higiene. Es decir, se trata de disciplina y necesitas personas (ayudantes) que se ocupen de la disciplina”, escribió Gekle a Motherboard en un correo electrónico. “Sí, proporcionar suficiente aire fresco y un sistema de ventilación de alto rendimiento en los eventos es un punto importante. Además de eso, es importante evitar contactos prolongados de persona a persona”.
“Hablando de contactos, o más bien de evitar contactos, también es importante que los lugares tengan suficientes entradas y salidas para proporcionar un sistema de tránsito de un solo sentido, que las personas permanezcan en sus asientos la mayor parte del tiempo —también para el consumo de alimentos y bebidas— y que usen sus mascarillas todo el tiempo”, agregó.
Otros epidemiólogos como Michael Edelstein —profesor y experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Bar-Ilán en Tel Aviv, Israel— argumentan que incluso las medidas que se están probando en Países Bajos y Alemania son insuficientes para llevar a cabo festivales de música de manera segura. Los experimentos que pueden funcionar bien en papel pueden diferir de su aplicación en el mundo real, aclaró.
“Teniendo en cuenta los altos niveles de circulación del virus en Europa, no veo un conjunto de medidas que puedan garantizar que la transmisión no ocurra en tales eventos, especialmente cuando la cobertura de la vacuna es extremadamente baja”, escribió Edelstein en un correo electrónico. “Hay muchos factores que cambiarán de un evento a otro, incluida la composición y el comportamiento de la audiencia (las personas se comportan de manera diferente cuando participan en un estudio, un fenómeno conocido como efecto Hawthorne), los flujos de aire debido a las características físicas de cada lugar… también sabemos que la mayoría de los casos de COVID-19 no transmiten el virus a otra persona, pero un número menor de eventos ‘superdifusores’ infecta a muchas otras. Ejemplos famosos incluyen la nominación de la juez de la Suprema Corte de Estados Unidos, Amy Coney Barrett, y un evento de práctica de coro donde una persona infectó a otras 52; estos eventos son difíciles de predecir y difíciles de controlar”.
Por supuesto, la forma más infalible de garantizar un evento seguro es una campaña de vacunación masiva, pero con un progreso lento al menos en la mayor parte de Europa, llegar a una proporción suficientemente alta de personas vacunadas puede llevar mucho tiempo. Con lugares como Israel que solo abren actividades y ubicaciones de alto riesgo a personas que ya han recibido una vacuna, podría ser que simplemente no haya una combinación de medidas lo suficientemente fuerte como para constituir un atajo para la realización de eventos multitudinarios.
Mientras tanto, sin embargo, investigadores como Gekle están pidiendo que se realicen más investigaciones en el campo e inversiones gubernamentales.
“Se necesitan estudios intervencionistas de seguimiento en diferentes lugares para llegar a conclusiones que puedan ser más generalizadas”, escribió. “Estamos haciendo planes en esa dirección. Sin embargo, como siempre, es una cuestión de recursos”.
“Podemos hacer los estudios necesarios para verificar una tesis”, agregó.