Conozcan al periodista que dejó frito a Uribe en una entrevista

Pocas veces hemos visto al expresidente y ahora senador Álvaro Uribe tan incómodo como cuando lo entrevistó el periodista Jorge Ramos para su programa Al Punto en Univisión. Corría octubre de 2012. Uribe estrenaba su libro No hay causa perdida, y la conversación iba bien hasta que a Ramos le dio por preguntarle por qué se resistía tanto a reconocer el éxito de la gestión de Juan Manuel Santos, así como lo positivo de dialogar con la guerrilla de las Farc. Uribe empezó a disgustarse, a acomodarse el vestido, a cambiar la voz, a cruzarse de brazos. A ponerse bravo.

Las cosas se pusieron peores cuando Ramos continuó con sus dudas:

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–La realidad, señor Uribe, es que usted ha sido el presidente colombiano con más funcionarios procesados, cerca de una decena. Es difícil de creer que estuvo tan mal acompañado y que usted nunca se enteró.

–No, mira, Jorge, lo que pasa es que parece que no me estuvieras entrevistando sino acusando.

La entrevista se volvió tan tensa que al verla hoy uno de televidente se pone hasta nervioso. Segundos después, el expresidente abandona el set. Vean ustedes mismos el video:

Y sí: la verdad es que con más de treinta años de carrera en televisión Jorge Ramos puede ser visto como el típico periodista cansón que pregunta siempre lo que más le duele al entrevistado. Por eso una vez, cuando era candidato en 2015, Donald Trump lo echó de una rueda de prensa al preguntarle por la estigmatización de la comunidad latina con sus discursos. Y también por eso se volvió viral cuando encaró al supremacista blanco Jared Taylor, que defendió la posibilidad de discriminar a otros como un derecho.

A Ramos me lo encontré el pasado viernes 29 de septiembre en el Festival Gabo de Medellín, donde ese mismo día iba a ser homenajeado con el Premio a la Excelencia Periodística. Se tomaba fotos con sus fans, y a todo el que lo entrevistaba, le decía que el trabajo de los reporteros es poner a los poderosos contra la pared, cuestionarlos y que respondan por sus errores.

Finalmente, me llegó el turno de entrevistarlo.

Esta es la charla con uno de los veinticinco hispanos más influyentes de Estados Unidos, según la revista Time. Hablamos de Trump, del proceso de paz de Colombia y, claro, del mejor colombiano de la historia: Álvaro Uribe Vélez.

VICE: ¿El discurso extremista como el de Trump en Estados Unidos supone una amenaza para la democracia? ¿Podríamos hablar de una crisis?
Jorge Ramos: Esos discursos son muy peligrosos. Donald Trump es el reflejo de lo peor de una sociedad. Cuando tienes a un político que hace comentarios racistas, sexistas y xenofóbicos, el impacto en la sociedad es enorme. Es como si les diera permiso para hacer y decir exactamente lo mismo. Cuando un presidente miente, como Trump lo ha hecho más de 1.000 veces hasta el momento, según The Washington Post, eso desde luego tiene un impacto negativo. Sus ataques a la prensa, a otros partidos políticos, que les llame “hijos de perra” los jugadores de fútbol americano que protestan contra la discriminación es sumamente riesgoso y afecta todo lo que hacemos.


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Ese tipo de discursos activan temas ocultos hace tiempo como el de los supremacistas blancos. Pero que los periodistas les den voz a esos discursos, ¿no hace, justamente, más visibles a esos temas?
Tú y yo estamos obligados a reflejar la realidad tal y como es, no como quisiéramos que fuera. Nuestro trabajo no es callarnos, ni silenciar a nadie. Jamás propondría la censura como una forma de realizar el mejor periodismo. No es nuestra manera de hacerlo. En casos de racismo, discriminación, corrupción, mentiras públicas, dictaduras y violaciones a los derechos humanos, en esas seis áreas estamos obligados a tomar postura y a hacer contrapoder. Los supremacistas blancos, por ejemplo, existen y ahora, desde que Trump se anunció como candidato, hay un resurgimiento de racistas y neonazis. Son una realidad y que reportarla.

¿Hay nervios, intimidación, temor al hacerlo? Cuando Donald Trump lo echó de la rueda de prensa, ¿no se puso nervioso con todo y que lleva treinta años preguntando y molestando?
Claro que da miedo. Por supuesto que te pones nervioso, y no es fácil. Pero aprendí una lección de los ‘dreamers’, que son estos jóvenes inmigrantes que llegaron ilegalmente a Estados Unidos, siendo bebés o niños. Cuando hablé con ellos, me decían que tienen miedo de que los deporten y de manifestarse. Pero, a pesar de eso, la primera acción siempre es vencer el miedo. Y sí, es exactamente lo que uno tiene que hacer. De nuevo: no estamos en el negocio del silencio.

Usted fue muy viral en Colombia hace cinco años, cuando Uribe se puso bravo por sus preguntas. ¿Después de eso volvieron a conversar?
Nunca más volví a conversar con él. Nunca más. Pero nuestro trabajo es hacer preguntas difíciles, y si tú no las haces, nadie más las va a hacer. Yo trato de pensar que que jamás voy a volver a ver esa persona. Si lo haces así, no estás buscando acceso, ni quedar bien, ni esperando que dentro de un mes o un año vuelva a surgir otra entrevista. En los casos de gente con mucho poder, como Uribe, creo que esa es la actitud más saludable.

¿Cómo se ve desde afuera el proceso de paz de Colombia?
Ustedes no tienen la menor idea de cuánto los admiramos. Ayer estaba viendo noticieros y sé que están envueltos en mil detalles sobre el proceso de paz. Pero que tengan la oportunidad de vivir en paz por primera vez en su vida me parece realmente extraordinario. Yo prefiero que ustedes se peleen todo lo que quieran por televisión, en radio o en internet, que con armas en la selva. El regalo que se han dado es incalculable. Les dejo los detalles a ustedes, pero vengo a decirles que desde fuera, admiramos extraordinariamente lo que están haciendo. Qué fuerza y qué perdón han sido necesarios para poder decir no más.


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Si pudiera entrevistar a Timochenko, el líder de la(s) Farc, ¿qué le preguntaría?
Tendría que preparar mucho más la entrevista, pero sí quiero saber cuál fue ese punto de rompimiento que lo hizo pensar que la violencia ya no era una alternativa. En qué momento, en qué noche, mañana o tarde, o qué pasó, para que una narrativa de medio siglo se rompiera. Es lo que me interesa saber. Y, luego, estoy totalmente a favor de que haya juicios, que se juzgue si alguien cometió delitos de lesa humanidad. Pero primero que todo me gustaría saber qué lo hizo cambiar.

Particularmente, ¿a quién le ha costado trabajo entrevistar?
Siempre es difícil hablar con el hombre más poderoso del mundo en la Casa Blanca. Pero entre más malos, mejor. Mientras más duros, mejor. Con Fidel Castro fue difícil, con Hugo Chávez fue difícil. Claro que incluyo a Uribe también. Imagínate: es una persona que, si no le gusta un cuestionamiento, te dice “siguiente pregunta” y ya. Sin embargo, cuando alguien no quiere contestarte, tu labor es seguir insistiendo. Y aquí volvemos al nerviosismo. Siempre está, pero te voy a decir mi fórmula también: cuando tú notes que antes de preguntar tienes las palmas sudando, que te tiembla la hoja que tienes en las manos, esa es la pregunta que, sí o sí, debes hacer. Si no, no te lo vas a perdonar nunca.