Misión cumplida para Kevin Durant. Se fue a los Warriors de Golden State para ganar un campeonato, y después de un Juego 5 cerrado, mas nunca en peligro, se llevó el MVP de las Finales. Siempre que los Cavaliers parecían aprovechar su estado anímico, Durant apareció para arruinarles la fiesta. Anoche no fue la excepción. Anotó 39 puntos en 40 minutos, y sumó siete rebotes y cinco asistencias. Pa’ terminar pronto, Durant fue Durant. Pero una vez que entró a los vestidores, el MVP fue todo un desastre.
Cuando Durant por fin pudo abrir una lata de cerveza, pasó algo que nadie esperaría en un festejo:
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Incluso antes de que terminara el partido, KD nos dio la sensación de encontrarse un poco sobrecogido. Cerca de 50 segundos restantes en el reloj, y con la victoria asegurada, Durant escondió su cara dentro de su jersey y se inclinó, ya sea para contemplar su hazaña o por la carga emocional de la misma. Como haya sido, el partido seguía en juego y el balón estaba vivo, así que Andre Iguodala se le acercó, le dio un golpe en el trasero y le dijo que regresara al partido. ¿Cúal fue su respuesta? “Hermano, estamos a punto de ganar el campeonato“.
Después del partido, salió de las celebraciones en el vestidor, y no pudo dejar de toser en una entrevista en vivo. “Lo siento, tomé demasiada champaña”, dijo.
Desafortunadamente, KD y los Warriors llegaron pura mera suertea las Finales este año, y es muy probable que jamás regresen a estas instancias para que el MVP cobre su revancha al momento de celebrar.