La afición mexicana: De la exigencia al acoso

El reclamo a un técnico de la Selección Mexicana nunca había sido tan agresivo. La noche del lunes, decenas de fanáticos esperaron la llegada de Juan Carlos Osorio, procedente de Estados Unidos tras la derrota de último minuto ante Jamaica, para hacerle saber que no lo quieren ver más en el banquillo. No es la primera vez que un entrenador se ve acorralado por la crítica, pero esta vez, la petición fue demasiado lejos: “¡Vete a hacer rotaciones a tu país!”, le gritó un hombre del que no conocemos el rostro, mientras Osorio caminaba con la cabeza baja entre un dispositivo de seguridad que lo único que evitó fue el contacto físico, la humillación fue ejecutada con palabras.

La provocación no fue espontánea, los reporteros ya habían alertado de la presencia de varias personas, entre ellas, niños pequeños con pancartas que decían: “¡Fuera Osorio!” un par de horas antes del aterrizaje del seleccionador. A las peticiones de renuncia, siguieron los insultos sin respuesta. Hasta ahora, Osorio no ha hecho declaraciones al respecto, algunos de los jugadores reaccionaron con condenas en redes sociales: “Q tristeza ver este tipo de insultos! Q bajo hemos caído, si cada uno se exigiera como le exigimos a la selección México sería un mejor país (sic)”, escribió Diego Reyes. Otros más lo hicieron con frases en clave que aluden al hecho y Javier Hernández se extendió en tono de regaño: “Posiblemente me arrepienta de lo que vaya a decir, pero ni a muchos otros técnicos, que se han comportado peor y han tenido resultados similares se les ha recibido así…”.

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Juan Carlos Osorio llegó para reemplazar a Miguel Herrera, el técnico mexicano que fue despedido por enfrentar a un comentarista de televisión en el aeropuerto tras la Copa Oro que ganaron. En su gestión iniciada en 2013, el mayor reclamo en voz alta ocurrió unos días antes del incidente, cuando la Selección estaba a punto de ser eliminada por Panamá y un polémico penal rescató la causa. “¡Fuera Piojo”, pidieron algunos en redes sociales y no tuvo mayor impacto.

Bajo su dirección técnica, México quedó al borde del quinto partido en Brasil 2014; Holanda le dio la vuelta y los aficionados recibieron al equipo en el Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México entre un ambiente festivo, en donde se entonó el Cielito Lindo mientras alzaban pancartas que reconocían el esfuerzo de los jugadores y se bromeaba con el famoso penal de Arjen Robben. “Piojo” fue enjuiciado por medios y aficionados debido a su conducta, se fue del banquillo un año después por circunstancias ajenas al juego con una efectividad del 60.19%.

“La silla caliente”, llamó Chepo de la Torre al puesto de seleccionador hace unos días al ser cuestionado por el trato que recibió Osorio. Él lo vivió con menor intensidad en sus últimos meses frente del equipo, en un ambiente tenso acumulado por las derrotas, que no fue aliviado por el recuerdo de la Copa Oro ganada en 2011, inició en redes sociales el hashtag: #FueraChepo. La eliminación de la Copa Confederaciones del 2013 con dos derrotas y el bajo rendimiento en el hexagonal sumando apenas puntos en seis partidos, llevó a México a la zona de repechaje, gracias un triunfo ajeno, y a él, a sufrir por la acusada soberbia y falta de autocrítica.

“Chepo” fue destituido horas después de asegurar en conferencia de prensa su continuidad. La presión fue demasiada, los resultados muy pobres y el temor de quedar fuera del Mundial, guió la decisión de la Federación Mexicana de Futbol. De la Torre dejó el banco para que Victor Manuel Vucetich lo ocupara en dos partidos y la experiencia fue tan mala que se quedó sin ganas de volver. El valiente fue Miguel Herrera, conocemos el final de su historia.

Sven-Goran Eriksson ha sido el menos efectivo en los últimos años con el 48.2%. Entonces, cuando las redes sociales no eran tan masivas como ahora, las encuestas servían para demostrar la molestia. México era el peor de los seis equipos calificados al hexagonal final y la afición quería que dejara el puesto vacante. En una encuesta de Reforma, el 60% de 450 personas pedían la destitución que ocurrió en diciembre del 2008. Ni siquiera había cumplido un año en el cargo, en sustitución del ídolo mexicano, Hugo Sánchez.

Ser considerado el “mejor jugador en la historia del futbol nacional” no evitó el reclamo de algunos aficionados y medios con letras mayúsculas. Querían la renuncia del “Pentapichichi”, le suplicaron dignidad luego de fracasar de manera vergonzosa y con diez tiros a gol errados frente al marco haitiano en el preolímpico rumbo a Beijing 2008. Uno de los episodios más tristes de la época reciente de la Selección Mexicana.

Las promesas de Hugo fueron demasiado lejos: la calificación y una medalla. El subcampeonato de Copa Oro y el tercer lugar en la Copa América se quedaron cortos como argumento para defender su gestión. Con una efectividad del 58.83% en encuentros, Hugo se fue en abril de ese año, a pesar de manifestar su deseo de seguir hasta el Mundial.

Ese es el recuento de la última década. Desde su contratación en 2015, Juan Carlos Osorio ha perdido cuatro partidos, solo uno fue amistoso, el resto, trascendentales por el rival y la instancia de las competencias: Copa América, Copa Confederaciones y Copa Oro; Chile, Alemania y Jamaica. En el hexagonal la historia es otra, México va invicto y está a un triunfo de asegurar un lugar en el Mundial de Rusia. La efectividad es del 71.26%, la más alta de las últimas gestiones. Los jugadores lo respaldan, la FMF defiende las rotaciones que han caracterizado su trabajo. Pero con la Copa del Mundo tan cerca, el descontento de los aficionados con un estratega, fuera de las agresiones, nunca había tenido tanto eco, ¿el futbol es más importante ahora que antes?