La hija de Belcebú

Zeena al borde del Grunewaldsee, en Berlín. Retrato de Florian Büttner.

Incluso para los estándares de una ciudad tan “new-agera” y tolerante con los cultos como Los Ángeles, Zeena Schreck vivió una extraña y dolorosa infancia a manos de unos padres que hicieron al diablo más famoso de lo que ya era. Zeena es la hija de los fundadores de la Iglesia de Satán (IdS), Anton LaVey y Diane Hegarty, y fue receptora de su primer bautismo.

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A la edad de 13 años había sido completamente adoctrinada por la IdS, recibía amenazas de muerte con regularidad, y estaba embarazada. Con el tiempo llegó a ser ordenada alta sacerdotisa y convertirse en portavoz de la IdS justo cuando los yuppies de la era Reagan empezaron a escandalizarse por historias de niños siendo sacrificados en los bosques por la congregación.

Contra todo pronóstico, Zeena se rebeló contra los ensimismados fanáticos que la criaron y en 1990 dejó la Iglesia con su marido, Nikolas Schreck. En 2002 la pareja fundó el Sethian Liberation Movement, un cuerpo religioso que permite a la gente aprender y practicar la magia sin tener que responder ante una secta opresiva, y ayuda a ex miembros de culto a romper con sus atribulados pasados. De algún modo Zeena ha logrado convertir su vida de caos en una vida de paz espiritual, y aunque no puedo afirmar con seguridad que tenga poderes mágicos, en varias ocasiones durante la entrevista pareció anticipar exactamente lo que le iba a preguntar.

Zeena en su casa en Hollywood, relajándose en su ataúd/cama, 1988. Foto de Max Kobal.

VICE: ¿Recuerdas los primeros días del satanismo, o aquello fue antes de que tú nacieras?
Zeena Schreck: Mi padre experimentaba con varios trucos: los viernes por la noche celebraba conferencias en una velada a la que se refería como el “círculo mágico”. En ellas había shows burlesque y strippers disfrazadas de brujas y vampiras, pero nada que fuera necesariamente “satánico”. Tenía una cría de león que llevaba con él por las calles de San Francisco. En realidad hacía todo lo posible para vender su presencia a nivel local. No fue hasta que un publicista escribió un artículo en el que se refería a él como el “primer sacerdote de Satán” cuando tuvo la idea de fundar su propia religión. Mi madre se sentía mortificada porque todo lo que ella quería era ser como la familia Addams, pero aquello despegó tan rápidamente que a mi padre se le fue de las manos.

¿Tenías relación con sus primeros seguidores? ¿Cómo eran?
Se tomaban las cosas muy en serio y creían en esta entidad, Satán, y no tanto en la idea de satanismo de Anton LaVey. Él no tenía demasiados conocimientos sobre el tema y lo que hizo fue crear sobre la marcha una versión posmoderna del satanismo.

¿Sabía bien en lo que se estaba metiendo?
Estaba muy confundido. Había sido acusado de ser un timador —lo cual era bastante exacto—, pero como timador no era muy eficiente. Era perezoso y nunca hizo planes para el futuro ni cuidó de su familia porque esa es la naturaleza del satanismo según LaVey. Obtén lo que puedas, vive el momento, ocúpate de ti mismo, haz que otros se ocupen de ti. Como ser un niño grande.

¿Cómo era vivir bajo el techo de un hombre responsable de una ola de histeria a nivel nacional por sus prácticas satanistas?
No gustábamos en nuestro vecindario. Mi padre tenía imán para los sicópatas, le dejaban mensajes de muerte en el contestador automático. No teníamos más remedio que oírlos noche y día. He superado la mayor partes de los traumas de mi niñez, incluyendo aquella vez, a los once años, en que tuve que transcribir para la policía de San Francisco esos mensajes que describían con gran detalle cómo me iban a asesinar y violar. También me acostumbraron a tomar nota de la matrícula de cualquier coche que se detuviera mucho rato delante de la casa, porque los vándalos arrojaban huevos y bombas y disparaban balas. Todavía hoy me pongo nerviosa cuando oigo el motor de un coche, el sonido que siempre precedía a un ataque. El satanismo no era algo muy querido.

¿Te avisaron tus padres de las dificultades que encontrarías en la vida por ser su hija?
Tuve que defenderme yo sola. Mis padres no habrían movido un dedo para defenderme. Tenían a otra gente para que se ocupara de mí, ellos estaban siempre demasiado enfrascados en sus propios problemas y peleaban constantemente. Esta mentalidad, junto con nuestra disfuncional relación y la violencia, miedo y paranoia de mi padre, fue la fuerza en la que se basaron sus enseñanzas.

¿Qué te llevó a hacerte portavoz de la IdS?
En los años 80, los fundamentalistas cristianos empezaron a usar la Iglesia como chivo expiatorio de cualquier cosa; era el grupo al que con toda impunidad podían señalar como responsable de secretas mutilaciones de ganado, de secuestros de niños y hasta de esas chifladas teorías conspiratorias que leían en la prensa en la que siempre estaba involucrado el Gobierno. Me entró el pánico. Sentí que estaban atacando a mi religión y a mi padre. Contacté con él y le pregunté qué planes tenía con respecto a esa situación. Me enteré de que no tenía plan alguno porque no había quien le ayudara, ya que, de hecho, ya no existía ninguna Iglesia de Satán. Todos los miembros de los años 60 y 70 hacía largo tiempo que habían dejado de participar; solo eran nombres en una lista de correo. Decidí que haría de portavoz suya de forma temporal, para mostrar al mundo que existíamos realmente. El caso es que un año se transformó en cinco y mi lucha terminó sirviendo para que otras personas se hicieran nuevos miembros de la Iglesia.

Zeena a los tres años, durante su bautismo satánico, 1967.

He leído entrevistas de aquellos años y me da la impresión de que te las arreglaste muy bien.
Mi padre era demasiado flojo y tenía demasiado miedo como para ser él mismo su propio Relaciones Públicas. Se alegró de tenerme a mí para que me ocupara de las cosas, pero ni él ni los miembros de la Iglesia que quedaban me dieron un apoyo real cuando lo necesité. Él vivía en un mundo de sueños en el que cualquier cosa que tuviera ver con las relaciones sociales carecía de importancia. Éramos el blanco de una caza de brujas a nivel nacional y todo lo que él quería era que hablara de Marilyn Monroe y Jayne Mansfield.
El satanismo según LaVey no estaba especialmente enraizado en la espiritualidad, y es por eso que encuentro curioso que tú te decantaras por la magia negra. ¿Sirvió para llenar algún vacío que te hubiera dejado la IdS?

Siempre he tenido inclinación por la magia. Gran parte de la gente a la que atraía la Iglesia se consideraba a sí misma brujas y magos en el sentido tradicional. Aprendí mucho de ellos. A los 13 años me quedé embarazada y empecé a aprender meditación para poder sobrellevar mis tareas. Tenía que estar consciente durante la operación de cesárea. Era la mente sobre la materia, y vi esto como una forma de magia. De no haber experimentado aquella clase de miedo y poder mental a tan temprana edad, nunca me habría sentido inspirada a buscar mi lado espiritual.

¿Hubo un momento concreto en el que decidiste que todo lo que tu padre te había enseñado era una mentira, o fue un proceso de comprensión gradual?
Fue mucho más tarde y probablemente gracias a la intervención del dios Seth, que se manifiesta a través de la desilusión, el escarnio y la destrucción de aquello que crees real y ves desmoronarse a tu alrededor. Yo pensaba, “¿Cómo han podido mis padres hacerme esto durante tanto tiempo creyendo que nunca sabría la verdad? ¿Cómo han podido mentirme sobre mi identidad y mi religión y sobre esas cosas por las que he dado la cara por ellos y me han hecho quedar ante los demás como una loca?”

Muchos miembros de la IdS, entre ellos Nikolas, tu marido, la dejaron cuando renunciaste a seguir siendo gran sacerdotisa. ¿Estuvo tu marcha motivada por diferencias ideológicas con los principios de la Iglesia?
Creo que debes poder aprender cualquier cosa sin tener que unirte a una organización. Yo empecé a enseñar magia negra independientemente de la Iglesia. Mucha de la gente a la que enseñaba y formaba parte de la IdS vio también lo que estaba pasando entre bastidores y se desencantó tanto como yo.

¿Hubo algún tipo de reacción por parte de los restantes miembros de la Iglesia?
Su acoso fue, en parte, la razón por la que nos fuimos. Al igual que la mayoría de cultos que se basan en proteger la imagen de su fundador, hacen todo lo que está en su mano para atacar a cualquiera que diga algo negativo sobre sus puntos de vista o revele la verdad sobre ellos. Tras dejar la Iglesia dijimos adiós a Estados Unidos y nos mudamos a Europa para centrarnos en empresas creativas, como [el grupo experimental] Radio Werewolf, que era parte de la Orden del Hombre Lobo, un movimiento mágico que venera el entorno.

El último encuentro de Zeena con su padre, Anton LaVey, poco antes de renunciar a su puesto de alta sacerdotisa de la Iglesia de Satán, 1990. Foto de A. Wyatt Mann.

Y después te uniste al Templo de Seth [TdS]. ¿No te preocupaba unirte a otra organización, aunque fuera una más flexible que la IdS?
Esperé bastante tiempo, no es que dejara un grupo para de inmediato unirme a otro. Cuando residía en Viena visité un museo en el que tenían un altar sethiano. Tuve allí una profunda experiencia que me permitió ver con claridad el curso de mi futuro. Así y todo, pensé, “No voy a unirme”. Debería haberme escuchado a mí misma, pero aun así me uní. Le escribí una carta de reconciliación a su fundador, Michael Aquino, un antiguo miembro de la IdS, pues asumí que había tenido una experiencia religiosa parecida con la entidad real de Seth antes de formar el grupo. No fue hasta que me involucré más en el grupo que descubrí que era un club de fans de Anton LaVey. Aquino no sabía nada de religiones comparadas, no podía intercambiar conocimientos sobre teología o cosmología egipcia… Con todo, pensé, “Tal vez se está mostrando humilde; antes o después compartirá con nosotros sus secretos”, pero eso nunca sucedió. Era el legado de mi padre, otro grupo abusivo y corruptor, en absoluto en lo que yo estaba interesada.

Puede que sea obvio, pero basándote en tu experiencia, ¿por qué crees que a tanta gente le atraen estos grupos pseudo-ocultistas?
Hoy en día la gente tiene una gran necesidad de guía. Con el ocultismo no puedes tontear de manera caprichosa. Debes preguntarte: “¿Parecen honestos y saben de lo que están hablando?” Y si no tienen todas las respuestas, ¿intentarán encontrarlas o te dirigirán a alguien que sí lo haga? Por desgracia, las ganas de la gente de entretenimiento —tener algo interesante de lo que hablar el lunes, en el trabajo— provoca que subconscientemente se encuentren cada vez más y más enredado en estos grupos peligrosos.

Nikolas y tú fundasteis el Sethian Liberation Movement tras dejar el TdS. ¿Qué diferencia hay entre el SLM y los grupos que has dejado atrás?
La razón de la existencia del SLM es la iluminación personal. Su naturaleza es tántrica y se basa en la meditación y las prácticas con Seth. Viniendo de un sistema cultista con unas jerarquías establecidas, creamos de manera orgánica esta nueva entidad cuando vimos que muchos de los antiguos miembros de la IdS de grados más bajos tenían problemas de rabia y hostilidad sin resolver a causa del modo en que habían sido maltratados. Así fue cómo se creó el SLM, junto a un sector llamado Phoenix que ayuda a otros a resolver temas dolorosos mediante la meditación y la guía espiritual.

¿Qué clase de temas dolorosos?
Enseño a la gente de todo el mundo, sin importar sus creencias o procedencia social: adictos a las drogas, antiguos niños estrella, miembros de sectas religiosas como la cienciología y los Testigos de Jehová, miembros de grupos políticos marxistas iraníes. Siento la necesidad de ayudar a la gente que tiene una necesidad a corto plazo de asistencia espiritual, y las técnicas que enseño pueden servirles de apoyo para superar sus problemas del mismo modo que yo lo hice. Si puedo plantar la semilla, mis enseñanzas pueden seguir siéndoles de ayuda el resto de su vida, y si en algún momento terminan buscando guía en cualquier otra parte, a mí me seguirá pareciendo bien.