Hace diez años, cuando por primera vez me bajé del barco y entré al bosque de manglar, supe que pasaría una buena parte de mi vida como fotógrafo retratando este ecosistema y a la gente que vive en él.
Esa mañana cuando pregunté a los lugareños si podía acompañarlos para documentar su faena de trabajo en el manglar recibí miradas de asombro y sonrisas. La respuesta fue positiva.
Videos by VICE
Palabras más, palabras menos, me dijeron que estaba “bien” que la gente se enterara cómo trabajaban. “¡Pero ojalá que usted resista, porque el manglar es durísimo!”, me advirtieron.
Tenían razón. El bosque de manglar es un mundo arduo, hostil, e impenetrable; como un universo de relámpagos fosilizados sobre el mar.
En nuestra era, en la que todo (o casi todo) ha sido fotografiado, había encontrado en el manglar una joya magnífica e inexplorada.
La Reserva de Manglar Cayapas Mataje, en la punta noroeste del Ecuador, alberga 35.000 hectáreas de los manglares más altos del mundo (más de 30 metros de altura) y es uno de los últimos vestigios de este ecosistema en el país. Organizaciones ambientalistas calculan que el 70 por ciento de los manglares del país han sido devastados en los últimos 30 años.
Las 26 comunidades que viven en el manglar sobreviven de la recolección de conchas enterradas entre las raíces de los árboles, una exquisitez dentro de la cocina ecuatoriana. Los recolectores de concha, los concheros, reciben ocho centavos de dólar por cada concha.
Al bajar del barco los concheros se desperdigaron rápidamente por el bosque. Yo escogí acompañar a un grupo de señoras mayores que pensé que podían caminar más lento dentro de la telaraña de raíces de mangle. No fue así. En menos de 10 minutos las señoras habían cruzado a otra isla de manglar y yo me había quedado enterrado en el lodo hasta la cintura. Pronto aprendí que sería más fácil seguir a los grupos de niños concheros ya que ellos trabajan más despacio y se toman tiempo para jugar.
Así mi lente pasó a enfocarse en la experiencia de estos niños y niñas que aprovechan las horas antes o después del colegio para escarbar entre el mangle inclemente. Después de varios años de regresar a la reserva observé que mi trabajo reflejaba un mundo aislado donde los niños reinaban sobre el manglar. Así fue que el ensayo llegó a tomar el nombre de los Reyes del Manglar.
Una década después de mi primera visita al manglar y después de haber publicado y expuesto las fotos de los concheros a nivel internacional, decidí devolver el trabajo a las comunidades.
Como fotógrafo siempre he pensado que haber tomado una imagen no hace que seamos los dueños de ella. De cierta manera, las personas (nuestros “sujetos”) nos ofrecen una foto en un acto de complicidad.
Relacionado: La historia de abuso sexual en escuelas que estremeció a Ecuador.
Colegas y amigos me aconsejaron organizar una exposición en las mismas comunidades, en una plaza y sobre cemento. Ciertamente hubiera sido lo más lógico y fácil. Pero los árboles sobre el mar desafían toda lógica; y en el manglar nada es fácil. Pensé que colgar las fotos entre las raíces, sobre el agua y el lodo era rendir homenaje al manglar, al ecosistema y a la gente que trabaja en él.
Tomando cerveza en el muelle de una de las comunidades convencí a un grupo de amigos para que me ayudaran a colgar diez lonas de seis metros de largo. Primero recorrimos el bosque hasta encontrar un espacio donde los árboles se encontraran a la distancia adecuada el uno del otro. Y utilizando escaleras, alambre y muchísima fuerza armamos la primera exposición fotográfica en el bosque de manglar.
La exposición de Los Reyes del Manglar estuvo expuesta en la Reserva Cayapas Mataje durante los meses de julio a septiembre de 2017 y fue visitada por aproximadamente 400 personas –de las comunidades de Tambillo, Pampanal de Bolivar, Palma Real y San Lorenzo– y por docenas de concheros que se encontraron en una muestra de fotografía mientras escarbaban en el lodo del manglar en busca de la preciadas conchas.
Aquí algunas de las fotografías en blanco y negro de esta serie:
Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs