Mucho del cine que hemos visto en los últimos años es un claro reflejo de la dolorosa realidad que se vive en México. Películas como Heli, La jaula de oro o Las elegidas son el eco de las miles de historias que vemos constantemente en los periódicos y en los noticieros; sin embargo, hay una diferencia entre las noticias y el cine: éste último busca generar con su narrativa un discurso ante el hecho. Históricamente, el arte de las vanguardias ha buscado el shock de la conciencia, en este cine podemos ver el intento de impactar en los pensamientos de la audiencia y generar un reconocimiento de la situación actual.
El estreno de la película Las elegidas, de David Pablos, me hizo reflexionar sobre cómo se está hablando de la violencia y del horror en el cine que estamos produciendo en México y qué dice sobre nosotros como sociedad. No es novedad que desde hace unos años la violencia en nuestro país ha tenido un importante incremento en cantidad y sadismo; cada vez son más los torturados, los desaparecidos, los mutilados y los casos están muy presentes en los medios. El cine es un espejo de las sociedades que lo realizan, así que no es de extrañarse que esta violencia se haya vuelto un tema recurrente en nuestras películas.
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Las elegidas es una película sobre trata de personas, pero su manera de abordar el tema es mucho más humana y profunda de lo que yo había visto antes en cualquier obra alrededor de este tema. Es una historia sobre la pérdida de la inocencia, la destrucción de las ilusiones y la dualidad del ser humano. Una de las riquezas de la película es que nos muestra varios ángulos de la trata.
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Me reuní con David y tres de las actrices de la película: Nancy Talamantes (Sofía), Leidi Gutiérrez (Marta) y Alicia Quiñones para hablar sobre la normalización de la violencia en México y su representación en el cine. “Jamás fui con la bandera de que esta fuera una película de denuncia social, la denuncia es inherente a la historia pero nunca fue la conceptualización original. Yo quería llegar al público por medio de la historia y de la emoción”, dijo David. “Sabía cómo quería que saliera la gente de la sala, y cuando el público sale de esa manera evidentemente va a haber un interés por saber más de este tema y generar algo. La denuncia social va de la mano con la historia humana que estamos contado”.
Todos somos capaces de hacer las cosas más terribles en ciertas condiciones. Se tiende a satanizar al enemigo, pero la vida es mucho más compleja que eso.
Las elegidas se basa en una historia de Jorge Volpi que David modificó a partir de un trabajo exhaustivo de investigación que lo llevó a hacer su propia versión. “Lo que me hizo agarrar valor para cambiar el guión fue el trabajo de investigación y el toparme con historias que, aunque no eran nuevas porque yo ya conocía historias de chicas que fueron rescatadas, fue verlas con otros ojos y con otros detalles. Cuando te dan ciertos elementos específicos como el color de la habitación, ciertos sentimientos, momentos, todo eso va enriqueciendo la historia”.
El lenguaje que utiliza el director en torno a los momentos más violentos es muy sutil, mediante sonidos sugerentes crea la atmósfera para que cada espectador imagine su propio horror, que incluso resulta muchas veces mayor del que se podría mostrar en imágenes. Esto me hizo recordar la película de Amant Escalante, Heli, otra obra perfectamente construida pero con un lenguaje opuesto. En Heli se hace notar la violencia explícita en muchas ocasiones, el realizador pone la cámara y nos mete al cuarto de tortura sin tapujos.
Amat comentaba en alguna ocasión que una de las críticas en Cannes era justo esa violencia tan explícita de la película, pero su argumento fue que eso era lo que se estaba viviendo en México, no era una exageración. La película no es panfletaria, ni siquiera juzga la violencia, simplemente la va dejando crecer en la historia y apoderarse de los personajes, como sucede cotidianamente. Fernanda Solórzano escribe en su reseña “Heli es inquietante porque aborda lo que en México se ha convertido en cotidianidad”.
Con respecto a la decisión de hacer las escenas con este lenguaje, David comenta que “la apuesta con esta película fue no ver la violencia explícitamente, mostrarla fuera de cuadro y a través del sonido, así cada quien hace su propia historia y eso genera un lazo mucho más fuerte con el personaje. Incluso a veces hay una cierta culpa en el espectador por lo que imaginó. Y eso me parece que puede provocar un horror incluso mayor que el ver la violencia. Por otro lado, era también por el respeto a las chicas con las que hablé durante la investigación y a la violencia que realmente vivieron”.
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A pesar de que Heli y Las elegidas tienen un lenguaje diferente, hay varios puntos en los que ambas películas coinciden, y que empiezan a ser constantes en la cinematografía actual. Uno de ellos es la duplicación de la violencia, es decir, no vemos que la agresión se ejerza en una sola dirección sino en muchas, la cadena en la que se aplica la violencia es clara y podemos ver el ciclo de agresión como un efecto dominó que pasa de unos a otros.
Otro elemento importante es el comportamiento humano convertido en comportamiento animal. Los personajes de Heli son primitivos y poco articulados, muchos de ellos rondan ciertamente la bestialidad. En Las elegidas vemos cómo los padres enseñan a los hijos a cometer actos terribles, Leidi nos comentaba “les dicen que no pueden sentir, pero una cosa es decir tienes que matar el sentimiento y otra cosa es matarlo realmente”.
Finalmente, la característica más importante y que realmente está definiendo esta nueva narrativa es la relatividad de la maldad. En Las elegidas, el personaje de Ulises representa claramente la humanización del enemigo, es un ser con conflictos graves que lo orillan a cometer atrocidades impensables. Así es en la vida, los enemigos generalmente son víctimas de otros enemigos, y mostrar esta parte nos hace ver que esto le podría pasar a cualquiera.
Los buenos a veces son malos y luego la relación se voltea. Podría parecer que la familia de Ulises es despiadada, sin embargo, David comenta “pese a que hace cosas terribles esta familia, son una familia y hay que mostrar una dinámica de relación. Son estas cosas que todos conocemos, cómo se relaciona una familia, cuáles son las dinámicas, a partir de eso se puede empezar a involucrar de una manera emotiva al público pese a que los personajes Ulises y Héctor hacen cosas terribles”. Y el espectador incluso se encariña un poco con los villanos.
En ambas películas el ser humano es representado como un ser dual, que tiene la posibilidad de virar entre uno y otro eje. Jaques Rivette escribió en 1961 con respecto al cine nazi: “El antagonista no es una persona, se revela todo el sistema de opresión, toda la fragilidad, toda la desesperanza al intentar enfrentarlo”, y aunque lo refería en otro contexto, es justamente lo que pasa en estas películas. Los enemigos no son personas específicas sino un sistema de horror implementado en las sociedades de las cuales los supuestos villanos también son víctimas.
“Todos somos capaces de hacer las cosas más terribles en ciertas condiciones. Se tiende a satanizar al enemigo, pero la vida es mucho más compleja que eso”, dice David.
Las elegidas se estrena hoy en salas comerciales.