Actualidad

Un cazador de fantasmas se apuñaló en una casa embrujada

crime casa bantuita, axe murder house, fantome

La Casa del Asesino del Hacha es sede de un asesinato histórico. Fue ahí, en la pequeña ciudad de Villisca, Iowa, donde dos adultos y seis niños fueron encontrados muertos a golpes en sus camas en 1912. Nadie fue condenado por el crimen, y la casa pasó por diferentes manos hasta que se convirtió en un museo en la década de 1990.

Fue por esta época que el lugar adquirió una reputación de estar embrujado. Los visitantes del museo decían que escuchaban pasos en las habitaciones vacías y que veían objetos moverse solos. Como resultado, la casa comenzó a atraer a investigadores paranormales autoproclamados de todo el mundo, y los propietarios del museo, Darwin y Martha Linn, sintieron una oportunidad de negocio y la abrieron para que la gente pudiera pasar ahí la noche.

Videos by VICE

En la noche del 7 de noviembre de 2014, un cazador de fantasmas y sus padres se registraron en la casa. Johnny Houser, el cuidador del edificio fue quien registró a los huéspedes esa noche antes de irse a casa. No tenía idea de que solo unas horas después, el hijo de la pareja sería encontrado en un charco de sangre con un cuchillo saliendo de su pecho. Aparentemente, se había apuñalado a sí mismo, sin ninguna razón clara.

Aquí, exploramos la historia desde la perspectiva de Johnny. Este artículo es un extracto de la tercera temporada del podcast de VICE, Extremes. Con sus propias palabras, Johnny describe lo que sucedió esa noche y cómo el incidente cambió su manera de ver la casa. Después del apuñalamiento, incluso él, el cuidador del edificio, dejó de pasar la noche ahí y comenzó a evitar estar solo.

johnny_houser.jpg
Johnny Houser es un tipo corpulento con barba. Pasó años de gira por Estados Unidos con diferentes bandas antes de mudarse a Villisca.

Cuando llegué a la casa por primera vez, no creía en fantasmas. Honestamente, me parecía una estupidez. Recuerdo que les enviaba mensajes a mis amigos y les decía: “mira el sitio web de mi trabajo con fotos de fantasmas”, a manera de burla.

Conseguí trabajo en la casa poco después de mudarme a Villisca con mi esposa. Todos los días salía a caminar y veía a Darwin [el dueño del edificio] en la entrada trabajando. Y lo bombardeaba con preguntas: “¿Quienes son los sospechosos? Cuéntame cómo se veía la escena del crimen”.

Un día, Darwin me miró y me dijo: “ya que vienes todos los días, podría pagarte para que hagas algo mientras estás aquí, ¿quieres trabajar?”.

Así que me hice cargo del mantenimiento del edificio: la limpieza, el sitio web. Como si todo fuera mi responsabilidad, lo cual me encantó.

La clientela de La Casa del Asesino del Hacha abarca desde mujeres jóvenes a las que les interesan mucho, pero mucho, los crímenes reales, hasta personas mayores que vienen a hacer recorridos en autobús para personas de la tercera edad. Tenemos un grupo de señoras mayores que vienen y tratan de averiguar quién era el asesino del hacha entre ellas. También tenemos muchos cazadores de fantasmas. El 90 por ciento de nuestra clientela nocturna son investigadores paranormales.

Esa noche que cambió todo en 2014 comenzó como cualquier otra noche. Estaba en el granero, esperando a que el coche se estacionara. Vi que el auto se detuvo, y un caballero caminó hacia el granero y pude ver que tenía un cuchillo de caza atado al cinturón. Llevaba pantalones de camuflaje, que es un atuendo normal por aquí, así que me encogí de hombros y lo dejé entrar.

635684229513841752-2207-001-page-001.jpg
La casa tal como se veía en un recorte de periódico antiguo.

Me pareció muy normal, ninguna señal de alarma. Al principio me pareció raro que fuera con su mamá y su papá. Pero luego pensé, “no seas idiota, tal vez esa sea su tradición”. Supongo que él tenía aproximadamente 50 años, y los padres eran bastante mayores. Al final me dijo que le daría su merecido a la casa, así que le dije, “Ah, genial, diviértete”. Luego me fui a casa.

A la mañana siguiente me desperté, revisé mi teléfono y me habían etiquetado en un millón de cosas en redes sociales. Empecé a ver todos los titulares: “Hombre se apuñala en La Casa del Asesino del Hacha”. Simplemente no podía creerlo.

Corrí a la casa y le dije a un par de amigos que los veía ahí. No quería estar solo en una situación como esa. Así que entramos, y justo en el piso de la cocina había una manta envuelta, y la patita de un oso de peluche sobresaliendo de ella. Mucha gente trae osos de peluche y muñecos y cosas para dejarlos como obsequios para los niños, así que eso era normal, pero este osito estaba cubierto de sangre. Y lo primero que pensé fue, “no de nuevo, no otra vez en esta casa”.

Entré con una botella de lejía y una toalla, porque había visto que hacían eso en Los Soprano, eché lejía por todo el suelo y trapeé con la toalla con mi pie. En ese momento, la otra dueña de la casa, Martha, entró y estaba llorando. Dijo: “Se supone que esto debería ser divertido. ¿Deberíamos cerrar?”, le dije que no podíamos cerrar. Le dije que si cerrábamos la gente diría que tuvimos que cerrar porque la casa estaba demasiado embrujada. Muy pronto, tendríamos gente irrumpiendo, así que le dije “sigamos adelante”.

A partir de ahí seguimos. Después descubrí que el caballero del cuchillo de caza había estado solo en la casa, haciendo una especie de investigación en solitario en el dormitorio del niño. Y ahí es donde la mamá y el papá encontraron el cuchillo atravesado por el pecho de su hijo. Lo habían trasladado a un hospital en Omaha, Nebraska, y había sobrevivido.

Eso era todo lo que sabía. Nunca escuché nada más. Quería contactarlo, pero nunca lo hice y no fue hasta años después que me enteré de lo que había sucedido.

En la casa se estaba filmando un programa de televisión sobre actividad paranormal. Se llamaba Kindred Spirits y los productores habían convencido al tipo de que volviera a visitar la casa. Así que un día entré al granero, donde tenían todo su equipo, y vi al tipo sentado allí, en una silla, y en voz alta dije: “¡tú!”.

Me sorprendió verlo. Así que me senté y dije: “Tengo un millón de preguntas que hacerte”. Dijo que intentaría responder lo mejor que pudiera, así que le dije que mi primera pregunta era por qué había traído un cuchillo.

Y me dijo que por lo general llevaba pistolas ocultas, pero que no conocía las leyes de Iowa, entonces mejor solo se llevó un cuchillo. Luego le hice la pregunta más importante: “¿Qué pasó?”.

Me dijo que había estado solo en el dormitorio invocando y tratando de que los fantasmas lo atacaran. Luego dijo que se despertó en la sala de emergencias y que no recordaba nada. En ese momento comenzó a llorar muy fuerte. Me dijo que arruinó su vida. Todo el mundo pensaba que estaba loco o pensaba que buscaba dinero o estar en un programa de televisión, y solo dijo que por fin quería contar su versión de los hechos para que la gente no pensara que estaba loco.

The_day_book._(Chicago,_Ill.),_14_June_1912 (1).jpg
Otro artículo de periódico sobre el asesinato y un sospechoso que nunca fue capturado. Imagen de The Day Book, 14 de junio de 1912.

Lo que realmente me llamó la atención fue que cuando todos entramos a la casa, él estaba justo a mi lado. Y lo primero que hizo cuando entró a la casa fue disculparse. Se disculpó por ponerse a gritar y a provocar a los espíritus. Podía escuchar como le temblaba la voz, y lo decía mirando hacia el techo y yo solo pensaba “esto está muy raro, muy, muy raro”.

Después del incidente de 2014, nunca volví a pasar la noche en esa casa. Nunca diría que un fantasma lo apuñaló, vamos, seamos realistas, pero tal vez haya algo en esa casa que se alimenta de personas con enfermedades mentales o que no tienen ningún tipo de fe o protección. No quiero tener nada que ver con eso.

¿Hay algo malo en la casa? Bueno, creo que lo que pasó fue horrible. No hay duda de eso. Pero creo que cuando vas a la casa buscando el bien, te irá bien y que cuando vas buscando el mal, te irá mal. Creo que refleja lo que quieras obtener de ella.

Desde luego, el asesinato de 1912 fue maligno y horrible, y creo que eso deja huella en algunos lugares. Si vas a Auschwitz o lugares donde ha sucedido una tragedia, el sentimiento está ahí, sabes que ahí sucedió algo malo. Creo que el mal deja su huella.

Como sea, quiero que la casa siga abierta. Me temo que si alguien más la compra, lo convertirá en un espectáculo de circo. De hecho, teníamos una persona que quería comprarla y convertirla en un museo de asesinatos y mudarse a Los Ángeles. Y fue como, no, no quiero hagan algo así. Espero ser yo quien la mantenga en funcionamiento, y espero que mis hijos, algún día, sean los encargados y la mantengan en funcionamiento también.