Pump Up the Volume: The History of House Music
En 2001, el canal británico Channel 4 lanzó un documental de 145 minutos que está considerado como una de las mejores piezas acerca de la cultura club. En él, podemos ver la explosión de la música house en la escena underground de Chicago; la forma en la que los DJs se han acabado convirtiendo en superestrellas, las discotecas en marcas y salir de fiesta en un estilo de vida.
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Trainspotting
“El mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando. Incluso los hombres y las mujeres están cambiando. Dentro de mil años ya no habrá tíos ni tías, solo gilipollas”. Así es cómo Mark Renton resume el futuro de la cultura club en 1997. Mientras tanto, el director Danny Boyle graba esta maravillosa escena en la que la fiesta parece convertirse en el escenario más importante de nuestras vidas.
Limelight
El dueño de una discoteca a menudo se encarga del lado más oscuro y misterioso del negocio y Limelight —la historia de la vida de uno de los más excéntricos— es un buen reflejo de ello. A principios de los 90, Peter Gatien y su parche de pirata en el ojo tenían el control de algunos de los locales con más repercusión de Nueva York, tales como Tunnel, Palladium y The Limelight.
En Limelight, el director Billy Corben se centra en el más célebre y en su mala reputación debido a todos los encuentros sexuales, el abuso de pastillas y las ‘celebrities’ bailando al ritmo de un fantástico techno industrial que habitaban el lugar. Suena genial, ¿verdad? Al alcalde Giulliani no le pareció tanto cuando lo cerró en un intento por limpiar la ciudad de excesos. En este documental, Corben captura a la perfección la locura y el vicio que giraban en torno al local, así como las fuerzas conservadoras que querían ver cerrado el club.
Los últimos días del disco
En esta película, Whit Stillman fusiona el estilo de la política social de Jane Austen y Studio 54, y Chloe Soveigny y Kate Beckinsale se presentan como un par de jóvenes adineradas de Manhattan enfundadas en vestiditos negros. El resultado es una metáfora maravillosa sobre como la pista de baile puede llegar a convertirse en un indicador de estatus social.
EDEN
Mia Hansen-Løve ideó Eden —un film sobre la escena emergente del dance en el París de los 90— porque no había ninguna película que se tomara en serio la cultura club. Por tanto, en Eden, salir de fiesta no es tan solo un contexto; es una parte esencial de la vida protagonista Paul Vallée (interpretado por Félix de Givry).
Paul es un DJ de la escuela de Cassius y Justice que no acaba de conseguir la misma repercusión y fama que estos. Eden trata de la cultura club como una obsesión y de la resaca que la misma puede llegar a causar. Además, es una gran representación de la escena y hasta cuenta con un especial cameo de Daft Punk
Paris is Burning
Jennie Livingston retrató la escena ball LGTBQ de Manhattan en los 80 de la forma más viva, colorida y fabulosa que te puedas imaginar en su ya legendario film. La tragedia también es uno de los protagonistas de Paris is Burning, ya que la mayoría de los voguers que aparecen se ven envueltos en situaciones de pobreza, discriminación y una emergente epidemia de VIH, que fue devastadora para esta comunidad. Sin embargo, sus integrantes no se rinden y deciden reivindican sus derechos unidos y al ritmo de la música. La mejor representación de la cultura club como sinónimo de comunidad.
Human Traffic
El problema con las escenas de fiesta en el cine es que el director —que normalmente suele ser un hombre blanco y heterosexual de mediana edad que no ha pisado una discoteca en décadas— recrea un vago recuerdo de su juventud. Eso, o que todo se represente de una forma muy depurada y performativa, es lo que falla a la hora de proyectar el caótico mundo del ocio nocturno.
Human Traffic huye de todo eso y se centra en cinco jóvenes desequilibrados a finales de los 90 en Cardiff, en pleno apogeo de la escena de club y coincidiendo con el auge de las pastillas y los fines de semana como una oportunidad para escapar de tu vida diaria. Aparentemente, se está produciendo una secuela en la que este particular ‘gang’ se dirige a Ibiza. Lo único que esperamos es que Danny Dyer siga siendo tan auténtico (y estando tan salido) como en la película original.
Wild Combination: A Portrait of Arthur Russell
Arthur Russell era un compositor y productor muy vanguardista que encontró la respuesta a sus preguntas en el movimiento evangélico en un club de música experimental llamado The Kitchen. El film entremezcla material de archivo de sus noches con entrevistas actuales realizadas por aquellos que mejor le conocían. Matt Wolf, el director, construye un complejo retrato de un artista al que estamos seguros que no dudarás en conocer más una vez finalizada la película.
Studio 54
Puede que este emblemático club neoyorquino sea el más expuesto y conocido para el público, pero solo tienes que ver el largometraje dirigido por Mark Christopher para entender por qué. Studio 54 refleja un concepto de fiesta en su versión más glamurosa, hedonista y tóxica que te puedas imaginar, y todo visto a través de los ojos de un joven Ryan Philippe sin camiseta que cae rendido ante la atmósfera de la discoteca. El film se editó inicialmente para presentar una versión más domada —y menos gay— de los hechos que sucedieron allí. Sin embargo, hace unos años, el director lanzó otra edición con todas las escenas al completo.
Don’t Forget to Go Home (Feiern)
Con un título brillante y una sensación de que el popper y el sudor se salen de la pantalla, este documental de 2006 sobre la cultura club berlinesa se adentra en el corazón de lugares tan emblemáticos como Berghain, Watergate, Bar 25 y Club Der Visonaere. No esperes una versión estimulante y visualmente atractiva de los hechos; Don’t Forget to Go Home se compone casi íntegramente de testimonios de los propios ‘club kids’ de la capital alemana. El estilo ‘lo fi’ de la película juega en favor de la pieza y las historias de los amantes de la fiesta sobre sus subidones sexuales en Berghain no tienen desperdicio.