Este artícuclo fue publicado originalmente en Munchies.
Se sabe que la cleptomanía es un efecto secundario del consumo de alcohol, razón por la cual seguro al menos en una ocasión has despertado con objetos extraños en tu bolsa, junto a tu cama o incluso llevándolos puestos.
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Por lo regular, el robo está reservado (esperamos) para esas noches en que pierdes el sentido, pero algunas personas sí se pasan y roban hasta con intención. Le preguntamos a ciertos ladrones que nos contaran más detalles acerca de su penoso hábito.
David* (22) y Tim* (21)
Foto de Rebecca Camphens.
Tim: casi toda nuestra decoración consiste en objetos robados, porque queremos que nuestro mobiliario represente recuerdos de noches divertidas. Todas las piezas tienen una historia.
David: por ejemplo, este abanico lo robamos durante la celebración del Año Nuevo Chino en Studio K. Lo arrancamos de la pared cuando nadie estaba mirando y lo escondimos en una esquina. Cuando se abre, tiene la extensión de un cóndor, pero cuando está cerrado disminuye de tamaño considerablemente. Lo metí a mis pantalones —iba de mi tobillo hasta por encima de mi ombligo— y salí del antro sin poder doblar una pierna. Incluso me despedí del cadenero, quien no se dio cuenta de nada.
Foto de Rebecca Camphens.
Tim: es increíble todo lo que puedes pasar enfrente de los cadeneros. Una vez todos cubrimos una silla con nuestros abrigos y nos salimos… con la silla. Fue emocionante, y como los cadeneros no están esperando que la gente robe ese tipo de cosas, están menos atentos. ¡Nunca nos han atrapado!
Una vez, Tim y David robaron un tom-tom de batería y ahora lo usan como maceta. Foto de Rebecca Camphens.
David: también robamos la puerta del locker 383 del Claire [un antro en Amsterdam]. Solo estaba fijada con unas bisagras flojas, de manera que podías retirarla fácilmente. Llevaba una bolsa deportiva grande y la puerta cabía muy bien.
Foto de Rebecca Camphens.
Tim: nuestros proyectos se han vuelto cada vez más grandes. Es una especie de concurso. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿Hasta dónde? Lo de la puerta raya en el vandalismo. A veces nos sentimos culpables.
David: estamos planeando robar cosas más funcionales de ahora en adelante. Platos, cubiertos, ya sabes, cosas que sí podamos usar.
Tapulanga (23)
Foto de Rebecca Camphens.
Una vez, mis roomies y yo terminamos en una bar. Estábamos ebrios. Mientras bailábamos, noté que había una bola disco (de esas con espejos). Siempre había querido una, así que era la oportunidad perfecta para cumplir ese sueño. Cuando nos acercamos a la salida con los abrigos puestos, rápidamente cubrí la bola con mi abrigo. Ésta estaba colgando muy cerca de la salida, así que todo pasó rápidamente.
Foto de Rebecca Camphens.
Luego fuimos a McDonald’s, pero habría sido sospechoso si hubiese entrado con una bola disco. Por suerte, dos obreros estaban trabajando en unos rieles junto al camino. A cambio de dos vasos de refresco, cuidaron mi bola. Yo creo que se dieron cuenta de que algo no andaba bien, pero no les importó mucho.
Laurens (32)
Foto de Rebecca Camphens.
Hace unos años, mis roomies y yo fijamos una regla: solo decoraciones robadas irían en el árbol de navidad. Solo queríamos divertirnos y que cada objeto tuviese su propia historia. Robamos de los pubs y restaurantes, así como un árbol navideño en un mercado. Eventualmente conseguimos una hermosa colección.
Foto de Rebecca Camphens.
En otra ocasión desperté en Terschelling (una isla al norte de Holanda) con un didgeridoo en mi tienda. No tengo idea cómo acabó en mis manos. Lo único que recuerdo es haberlo visto colgado en un pub donde servían cócteles buenos y baratos. Me sentí muy culpable, porque el dueño había sido muy amable. Es una isla pequeña, así que lo más probable es que el rumor ya se hubiera extendido. Dejé el didgeridoo en la zona de acampar.
Jolien (25) y Maxine (24)
Foto de Eva Vlonk.
Maxine: mis roomies y yo hicimos un concurso para ver quién podía robar más rollos de papel higiénico. Lo hice durante año y medio. Todos vivíamos de forma independiente por primera vez y teníamos poco dinero por eso no queríamos gastarlo en papel para el baño.
Jolien: robamos en cafés, restaurantes, escuelas, solo por decir algunos lugares. Sabíamos exactamente qué cafés tenían los rollos más grandes y a veces en las escuelas encontrábamos paquetes con varios rollos. Era como ganarse la lotería.
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