Un esgrimista de mensur en una foto sin fecha.
“Primero cubren los cuadros porque la sangre puede mancharlos”, dijo Hans. “Vi muchos duelos y, carajo, hay demasiada sangre”. Por miedo a las represalias, Hans, estudiante, insistió en usar un nombre falso. También nos pidió que no mencionáramos la fraternidad de Heidelberg, Alemania, de la que él desertó. “No es algo público. No vas por todos lados diciéndoselo a la gente y tampoco hay videos de un duelo real”, agregó.
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Los duelos secretos, llevados a cabo por un pequeño número de fraternidades universitarias en Alemania, Austria y Suiza, son todo lo que queda de una práctica antiguamente extendida llamada mensur. En un combate de mensur, los esgrimistas muestran su valor por medio de una estoica resistencia ante los ataques del oponente. La práctica floreció en todo Europa desde el siglo 19 hasta declinar rápidamente tras la Segunda Guerra Mundial. “En el pasado”, subrayó Hans, “sólo los de alcurnia tenían permitido portar armas, pero desde que los estudiantes estuvieron en peligro de ser asaltados en sus viajes, el rey decidió dejarlos usar armas. Por supuesto que ellos estaban como: ‘Ah, chingón. Peleemos entre nosotros’”.
Hubo muchas muertes, casi todas causadas por estocadas en los pulmones o el corazón. Las amputaciones de ojos, orejas y nariz era también muy frecuente.
Las grandes bajas llevaron a que se adoptaran trajes de malla, protecciones para los ojos y fundas para la nariz. “Aún así”, dijo Hans, “si una espada se queda atrapada debajo de la funda de la nariz, te cortará la nariz en pedazos. Eso no es tan bueno. También puedes perder un pedazo de cuero cabelludo. Yo vi a chicos desmayarse.
“Cuando la cara está lacerada, el combate se detiene y cosen la herida sin anestesia. Siempre está un doctor. No dan muchas puntadas ya que, en un duelo por el honor, el hombre con más puntadas pierde. A veces hay enormes cortes con sólo dos o tres puntadas. Eso hace que la cicatriz se vuelva mucho más grande. Hace tiempo abrían más la herida o le ponían pelo de caballo para que se infectara y se hiciera más grande. Era bastante importante para los hombres de la alta sociedad tener una cicatriz”.
MENSUR
Duelos entre estudiantes en los que los combatientes muestran su valor por medio de una estoica resistencia ante los ataques del oponente.
Además de ser insignia de valor, las cicatrices —conocidas como Schmisse— son consideradas afrodisíacas. “Hay un dicho famoso”, dijo Hans, “que si tienes una cicatriz en la cara, seguramente conseguirás una chica. Y mientras peor se vea, mejor para la chica”. Un estudio de 2009 en el periódico Personal and Individual Differences apoya esa conclusión, pues encontró que las mujeres prefieren a hombres con cicatrices en la cara para relaciones de corto plazo.
Los duelos de honor tradicionalmente iniciaron cuando un esgrimista rompió su tarjeta de presentación y se la aventó a un oponente. Como dijo Hans, siempre hay bastantes oportunidades para hacer enemigos. “Las fraternidades constantemente tienen competencias de qué tanto pueden beber. Tienes que vomitar. De hecho tienen cubetas para que vomites, ya que tu estómago sólo tiene cierta cantidad de espacio. La gente siempre insulta a otros cuando bebe”.
Tras un año como novato, Hans se ganó el derecho de participar en su primer duelo. Y esto es lo que me contó: “Muchas veces, nuestras espadas se atoraban entre ellas y el otro tipo me golpeaba en la cabeza con el lado plano de la hoja. No está permitido moverte, pero yo me asusté un poco y me estremecí. Todos sabíanque eso era bastante deshonroso. Aun si lo ves venir, tienes que aguantarte como hombre. Las espadas se quedaron atrapadas de nuevo en el siguiente round y yo me moví de nuevo, por lo que me sacaron del duelo. Dijeron: ‘Tienes que limpiar tu honor en otro duelo’. Yo estaba como: ‘Relájense’.
“Dicen que no se trata de ganar: se trata de defender a tu fraternidad. Dicen que tu honor es importante, pero realmente a nadie le importa. Yo ya no tengo honor con la espada. Puedo vivir sin eso”.
Georg, un miembro de la prestigiosa fraternidad Corps Marchia Berlin, ofreció una perspectiva diferente. El estudiante de derecho ve en el mensur una forma de autocontrol. “Claro, estás nervioso”, admitió. “Hay gente que en serio tiene miedo. Pero ellos quisieron hacerlo. Aprendes a lidiar con situaciones extremas: pararte allí y sólo hacerlo porque sabes que puedes. Eso es lo más importante”.