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LEBRON WHY THAT MAN HAS A FAMILY pic.twitter.com/7xkTLLjTAZ
— Hardwood Paroxysm (@HPbasketball) March 27, 2016
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Y al tercer día, LeBron resucitó y subió al cielo pese al intento y molestia de sus enemigos. Podríamos hablar de un ‘sábado de gloria’ y no un domingo de resurrección para el jugador de los Cavs.
En el partido entre los Cleveland Cavaliers y los New York Knicks del pasado sábado, LeBron James dejó un mate bíblico —vale, no más coñas religiosas, perdón— en la cara del pobre Lou Amundson, que solo intentaba hacer su trabajo lo mejor que sabía. Claro que si delante tienes a LeBron… problemas. La sonrisita del ’23’ de los Cavs es todo un poema. Cuánta crueldad.
Al final, los Cavaliers terminaron derrotando a los Knicks por 93-107gracias a una extraordinaria actuación de James. El ‘efecto Porziņģis’ no fue suficiente para detener al vendaval de Cleveland.