¿Por qué los líderes políticos visten ropa deportiva?

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En el siglo XXI no hay nada que escape al escrutinio de las masas. En el ámbito político todavía es un hecho más pronunciado y por eso sorprende que en un mundo donde la comunicación e imagen pública está hipercontrolada haya líderes de países que usan prendas deportivas para dar discursos o presidir fiestas nacionales.

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Me pregunté el porqué e intenté buscar respuestas coherentes más allá del típico “esto es cosa de comunistas y bolivarianos” o “algo muy de izquierdas” que podría soltar cualquier pseudoanalista de bar o el tertuliano de turno en televisión. Desde Mandela hasta Rajoy, que ya es decir mucho, varios políticos han echado mano al chándal para ganarse unos votos.

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“La indumentaria tiene un significado, la ropa comunica, el vestido habla“, explica Jorge Santiago, director del Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Universidad Camilo José Cela.

Fidel Castro recibió el año pasado al Papa en La Habana con su inseparable chándal. Imagen vía Reuters

El origen de las prendas deportivas en entornos políticos es cosa de Fidel Castro y un chándal. Desde su renuncia a la presidencia de Cuba en 2006 por problemas de salud, el líder de la revolución cubana no se quita su chándal Adidas —que a veces ha sido Puma, Fila e incluso Nike— en cualquiera de sus ya escasas apariciones públicas.

A nadie se le escapa la contradicción de que un líder de un régimen comunista vista las marcas por excelencia del capitalismo deportivo. La imagen, sin embargo, caló tanto que ya nadie recuerda que Castro siempre visitó con uniforme militar hasta ese momento.

“Un político en chándal trasmite más cercanía que un político en traje. Son varias las fotos de líderes en chándal haciendo deporte, de vacaciones… La diferencia está cuando se utiliza en la cotidianidad del ejercicio de la política”, nos cuenta Gabriela Ortega, consultora en Comunicación Pública y subdirectora de la revista de la Asociación de Comunicación Política (ACOP).

Militares que escuchan atentamente a tipos en chándal, todo en orden. Foto de Ho New, Reuters

“El chándal es una prenda asociada a las clases populares. No todo el mundo puede tener un traje, pero si un chándal. Llevar esta prenda es decirle a la gente ‘soy uno de los vuestros”, añade Santiago. “Me visto como tú porqué tengo las misas ideas, preocupaciones y necesidades que tú’”. El furor que causó la prenda se extendió rápidamente a otros países latinoamericanos.

Hugo Chávez fue el primero en copiarle la idea al mandatario cubano, y de hecho en Venezuela ya no se entiende la política sin ropa deportiva. Tanto Nicolás Maduro como Henrique Capriles han hecho campaña con chaquetas deportivas. “El uso de esta prenda se agudiza en actos de campaña electoral, ruedas de prensa en fines de semana, entrevistas informales… es decir, en actos ‘no oficiales’ donde se refuerza la imagen del político que trabaja en todo momento”, analiza Ortega.

Aunque la tendencia al uso de prendas deportivas parezca una cosa de izquierdas, el ejemplo de Capriles —que además introdujo el uso de la gorra como elemento diferenciador— desestima esa idea. “Normalmente son gente de abajo que llega arriba, pero quieren mantener su conexión con el pueblo, en este caso, a través de la indumentaria”, apunta Santiago.

Henrique Capriles fue a registar su candidatura presidencial de 2012 de estas guisas. Foto de Jorge Silva, Reuters

En América Latina, la rigidez del traje y la corbata se ha roto como código estándar de vestimenta política. El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva apareció en chándal en varias ocasiones e incluso Cristina Fernández de Kirchner optó por looks deportivos usando leggins en apariciones públicas. El origen de todo esto, según la especialista en moda y política Patrycia Centeno, es Gabriel García Márquez.

Cuando el escritor vistió una guayabera —una camisa típica de los países tropicales— en la entrega del Premio Nobel de Literatura en 1982 protagonizó una revolución de la indumentaria de los líderes del continente. “La influencia de Gabo en la indumentaria política, lejos de modas, fue dignificar la cultura y tradiciones de un pueblo”, explica Centeno en su blog.

“Los políticos debemos desvestirnos para hacer política. Tengo que reconocer que Chávez obligó a que la clase política fuera más cercana con la gente”, reconocía el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, al diario ABC sobre el uso generalizado de prendas deportivas en Venezuela.

Nelson Mandela ya vestía como le daba la gana en 1996. Foto de Patrick de Noirmont, Reuters

En Asia también hay una mayor tradición de vestir las prendas típicas de la nación en ciertos eventos políticos, e incluso dirigentes del partido comunista chino han aparecido con ropa deportiva en el ámbito público. En África, por ejemplo, Nelson Mandela aparecía con camisas tradicionales y chaquetas de la selección de fútbol y rugby al lado de tipos trajeados. El presidente de Zimbabue Robert Mugabe, directamente, estampó su nombre en una firma deportiva.

En España y Europa, la línea sport parece reservada al ámbito privado. “Es una cuestión social y cultural, de lo que está bien visto”, afirma Santiago.

Salir practicando deporte, eso sí, también es importante para los índices de popularidad. En su momento ya lo hicieron José María Aznar y José Luís Rodríguez Zapatero… y hasta Mariano Rajoy se ha sumado a la moda de las instantáneas deportivas. A pesar de que sus habilidades en el footing son más que cuestionables, con lo de ‘caminar rápido’ consiguió mucha prensa y tiempo de pantalla.

“La vestimenta es parte esencial de la comunicación no verbal, al igual que el chándal trasmite cercanía otros políticos han utilizado otros elementos para emitir el mismo mensaje, como puede ser la falta de corbata de Varufakis o la camisa por fuera de Pablo Iglesias”, concluye Ortega.Los asesores no son tontos y saben qué es lo que vende en cada sitio.

El francés Nicolás Sarkozy o el estadounidense Barack Obama son otros de los mandatarios que más han buscado transmitir una imagen deportiva a la opinión pública. “El deporte da una imagen positiva: es bueno para la salud, así que un dirigente haga deporte es visto como algo bueno. Por el contrario, fumar es malo, así que los líderes aparezcan con un cigarrillo transmite una imagen negativa”, asegura Santiago.

Ahí queda eso, el chándal vende —y es cómodo, ¿y quién no quiere ir confortable por la vida, eh?. Lo digo para que lo apunten los asesores por si nos caen las terceras elecciones y tenemos que darle color a una nueva campaña electorazZz.

Sigue al autor en Twitter: @GuilleAlvarez41