En honor a la verdad: Klay Thompson lo intentó.
Pero la grada no se juntó al final de la duela del lado de los Warriors noventa minutos antes del tip-off para ver a alguien intentar algo. Fueron para ver a Steph Curry ser Steph Curry. Algunos eran fans de los Warriors. Una cantidad similar eran fans de los Mavericks. No importó mucho. A veces, la gente apoya a los atletas tanto como se les queda viendo, de la misma forma en que verías las Cataratas del Niágara, o a David Copperfield si calentara noventa minutos antes de cada show desapareciendo meseras de forma casual.
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Algunas de las personas empujándose en las primeras dos filas del American Airlines Center en Dallas para quedar más cerca de la duela, probablemente ya habían escuchado la noticia: Steph Curry se quedaba fuera por una contractura en el muslo. Pero estos son los Warriors, y es justo lo que haces antes de un juego de los Warriors esta temporada.
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Los Warriors son el equipo de moda en el basquetbol, tal vez en el deporte, y parte de que tu dinero valga la pena es llegar temprano para ver su rutina. Son mejores que cualquier otro equipo en la NBA, y un fan de ocasión podría decirte esto mismo con sólo verlos calentar. Sin presión de los defensores, Curry hace tiros en suspensión como si fueran saques y hace fintas con varios balones de básquet como si los controlara con hilos invisibles. Es hipnótico, y suficiente para convencer a cualquier escéptico de que está a punto de presenciar la versión más pulcra imaginable de basquetbol una vez que el balón esté en juego.
Así que cuando Klay Thompson se puso en posición, justo fuera de los límites de la línea de fondo, más de uno se levantó para ver. Era el lugar donde normalmente Curry —un hombre quien el entrenador de Dallas, Rick Carlisle, había comparado en su conferencia de prensa antes del juego con Steve Jobs y Bill Gates por la forma en que está revolucionando al baloncesto— hace su ahora famosa rutina de fintas. Curry se pone en una posición de sentadilla y hace botar dos balones al mismo tiempo, pasándolos entre sus piernas. Thompson realizó una versión de esto con un solo balón, y salió rebotado al pegar con su pie. Dos veces.
Después, se posicionó detrás de la línea de tres y comenzó a tirar. Thompson es uno de los mejores tiradores del planeta. “Esto será bueno”, casi se podía escuchar a los fans decir. No fue que no estuviera al nivel de las expectativas. Thompson tomó unos cuantos pases del asistente técnico, apunto al tablero, y encestó la mayoría de sus tiros. Es sólo que ver a Klay Thompson lanzar de tres antes de un juego se ve exactamente como lo que es: un tipo practicando baloncesto. Es decir, exacta y totalmente diferente de lo que Steph Curry hace antes de un juego.
La grada también vio a Andre Iguodala caminar por toda la duela, haciendo tiros suspendidos con nula concentración, mientras vestía una sudadera sin mangas, la cual en el contexto de los ultra emocionantes, rompe récords, campeones defensores Warriors puede verse como una metáfora del nivel fuera de balance de Iguodala. En cualquier otro contexto, una sudadera son mangas es impráctica hasta el punto de ser inexplicable. Algo así como presentarse hora y media antes de un partido de básquet en diciembre.
En cuanto al resto del show, bueno, estuvo Andrew Bogut trabajando en sus tiros libres. Cuando alcanzó el número determinado de tiros, el asistente técnico Jarron Collins le saludó con el pulgar arriba, a lo que Bogut respondió de la misma forma antes de marcharse de la duela. No hubo saludos padres, ni clavadas de celebración. Sólo dos dedos arriba.
La naturaleza inclusiva de la trascendencia de Steph es difícil de trazar. A lo mejor podemos culpar lo rápido que Curry pasó de ser lo que era (un excelente jugador en la liga) a lo que es ahora (a estar en de las conversaciones del mejor de todos los tiempos). Hace cuatro años, la gente no habría adivinado este nivel de emoción para él más allá del que sienten, por ejemplo, de Ricky Rubio. Así que al parecer, Curry y el resto de los Warriors se atrevieron juntos; de alguna forma, lo hicieron, pero Curry fue más allá y es mucho más responsable de la mejora del equipo que al revés. Si todos supieran esto de antemano, se ha hecho más evidente en la reciente ausencia de Curry.
Lo cual no quiere decir que el equipo de apoyo de Golden State no sea divertido. Lo son, en gran parte porque el sistema que juegan hace que el valor del entretenimiento se vea como un esfuerzo colectivo. Los Warriors juegan bajo un sistema que exprime cada onza de diversión de sus jugadores, entre ellos Curry, pero el éxito de este sistema, y la diversión, tiene mucho que ver con la constante de Curry de hacer algo increíble. Todo lo demás pasa inadvertido.
La derrota frente a Dallas de 114-91 no fue un indicativo de la incapacidad de Golden State para ganar partidos sin Curry. Salieron con pereza y también no contaron con Festus Ezeli, Leandro Barbosa, y Harrison Barnes. La noche siguiente, vencieron a los Rockets con 38 puntos de Thompson. El sábado, Curry regresó por un período de 14 minutos contra Denver antes de resentirse de su pierna. Draymond Green registró estadísticas monstruosas y los Warriors se libraron de los Nuggets en tiempo extra. Estos Warriors cuentan con un puñado de jugadores que cualquier equipo en la liga les ofrecería contrato sin pensarlo. Es sólo que no son el tipo de jugadores que marcarías en tu calendario para ir a verlos calentar.
Como una extensión de Curry, Green es el tipo duro y versátil. Verlo ser marcado con cierto éxito por Charlie Villanueva y Dwight Powell en la derrota contra Dallas fue un recordatorio del efecto de Curry para caerle bien a todo mundo. Sin Curry, la gente tal vez habría tachado a Green (injustamente) como alguien que nunca se calla. De hecho, sí lo tacharon de esa manera hasta que Curry se convirtió en un monstruo. De la forma en que se ve es que Green también mejoró durante ese tiempo, lo cual es cierto, pero todo está relacionado.
De igual forma, la gente paga para ver a los Splash Brothers, seguro, pero entre Curry y Klay, no hay duda quién es el hermano favorito. Desde luego, los Warriors son más emocionantes por tener a jugadores específicos en sus papeles, pero todos siguen siendo secundarios para Steph. William H. Macy y Gary Oldman pueden dar magníficas actuaciones junto con Daniel Day Lewis, pero esto no necesariamente lo hace una cinta de ensamble.
Los Warriors, como equipo, ya se han ganado innumerables comparaciones con los Bulls de los 90, y Curry ha sido elevado al nivel de Michael Jordan una y otra vez. Curry es un tipo diferente de estrella que juega en una NBA diferente, pero privarse de él es como privarse de Jordan, tal y como te lo pueden afirmar aquellos fans que se presentaron en Dallas para ver a Curry calentar. Tal vez este sea el aspecto más impresionante de él.