Durante décadas, los acordeoneros han recorrido la costa caribeña colombiana, amenizando con sus instrumentos las largas jornadas de trabajo en el campo. Estos seres casi mitológicos van de pueblo en pueblo contando las penas y glorias de la gente, tomando ron, prendiendo la rumba y fecundando a las doncellas. Por su talento, buen gusto, gallardía y virilidad estos personajes son venerados en todo el país y su música es tan popular que prácticamente es el sonido oficial de Colombia, nuestro orgulloso patrimonio, el rostro más representativo del país más feliz del mundo.
Pero, debajo de las capas de maquillaje y los dientes de oro, todos los rostros tienen granos y cicatrices, sobre todo el del vallenato que está lleno de cortes purulentos e infectados. Con sus escándalos, estos borrachines que adoramos como dioses, dejan en ridículo a cualquier estrella del rock. Pedofilia, asesinatos, relaciones con la mafia y con los masacradores más macabros, son algunos de los deslices de estos ídolos a los que les perdonamos todo con tal de que sigan animando las fiestas patronales. A la larga, el vallenato sí es la mejor representación de Colombia, algo hermoso y nefasto, donde reina la impunidad y todo se resuelve con una sonrisa, una copita y una rumba de tres días.
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Para intentar regresarle su antigua gloria a este género, este martes 1 de diciembre la UNESCO declaró al vallenato como “Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”, lo cual implica tomar medidas para salvaguardarlo. Según esta organización, dicho patrimonio se encuentra amenazado por el conflicto armado y está en peligro de extinción al ser marginado por un nuevo género del vallenato más comercial que está opacando la tradición. A lo mejor tomaron esta decisión porque, después de la muerte de Calixto Ochoa, ya no deben quedar muchos representantes del vallenato que merezcan el título de maestro. O tal vez, algún funcionario de la UNESCO sintonizó Radiola Tv esperando escuchar a los grandes clásicos como Emiliano Zuleta o Rafael Escalona y terminó viendo videos de Mono Zabaleta, de Peter Majarrés o de alguno de esos tipos que el periodista y reconocido melómano Daniel Samper Pizano define como “vallenatoides”.
A propósito de este reciente nombramiento, en NOISEY hicimos una lista de los momentos más escandalosos que han rodeado a nuestro querido vallenato, porque si vamos a celebrarlo, vamos… hay que celebrarlo tal y como lo que es: finalmente, patrimonio inmaterial es un reflejo de la patria.
Ay, hombe…
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La muerte de Doris Adriana Niño
Diomedes Díaz con Doris Adriana Niño.
En toda la historia de la música colombiana no existe un personaje más polémico que Diomedes Díaz. El Cacique de La Junta dedicó su vida a dos cosas: hacer temas legendarios y cagadas monumentales. La peor de todas estas, fue la muerte de Doris Adriana Niño, una pelada de 22 años cuyo cuerpo apareció en Tunja después de irse de fiesta con Diomedes Díaz en Bogotá. Según Medicina Legal, Doris Adriana murió por asfixia mecánica y presentaba señales de sobredosis y abuso sexual. El cantante fue condenado a 12 años de casa por cárcel, pero un genio musical como Diomedes no puede estar preso, debe volar libre como el cóndor y por eso se fugó, estuvo un tiempo escondido sin que nadie en verdad lo buscara y finalmente en 2002 se entregó. Al final, sólo cumplió 36 meses de su condena y fue homenajeado con una novela. Ese es el premio que le da el pueblo a los feminicidas que cantan lindo.
El homicidio de Efraín Ovalle
Jorge Oñate.
Efraín Ovalle era un político poderoso de Cesar, reconocido porque los candidatos que apoyaba para la alcaldía de La Paz, su pueblo, siempre ganaban. Después de que fue asesinado en 2012, las investigaciones apuntaron al cantante vallenato y primo de Ovalle, Jorge Oñate, conocido por temas como “Nido de Amor”. Resulta que la esposa de Oñate quería ser alcaldesa del pueblo, pero no recibió apoyo del duro y perdió. Las acusaciones de la fiscalía dicen que esto fue una venganza política planeada por la familia Oñate, pero el juicio sigue y no se ha probado la culpabilidad o la inocencia del músico, que ahora está dedicado al cristianismo.
El asesinato de Rafael Orozco Maestre
Rafael Orozco Maestre.
Los cantantes vallenatos se caracterizan por ser cachondos y tener varias relaciones extramaritales. El problema es que en este país de machos, los líos causados por la lujuria se resuelven a balazos. Uno de los ejemplos más tristes de esta terrible realidad, fue el caso de Rafael Orozco, fundador del Binomio de Oro, quien tenía un amorío con la novia de un traqueto. En 1992, el narco mandó a sus sicarios para que metaran al músico. Rafael Orozco recibió diez disparos y su caso fue archivado como crimen pasional. ¡Que viva Colombia carajo!
Este peinado
Alan Andres García.
Ya mancharon uno de los legados musicales más importantes de Colombia y ahora van por Vegeta.
La estética paramilitar de Silvestre Dangond
Por alguna razón, entre más patán y violento es un artista, más calzones moja. Dangond es un tipo reconocido por su imagen agresiva y vulgar, también porque le gusta juntarse con personajes de dudosa reputación como Emilio Tapia, involucrado en el Carrusel de la Contratación, el caso de desvío de fondos públicos que afectó a Bogotá en la administración de Samuel Moreno. Para su disco La Novena Batalla, el cantante se mostró como un guerrero que ama las armas, una especie de Rambo criollo. Una imagen nefasta que hace una clara alusión al paramilitarismo, debido a que el uniforme que muestra con orgullo, se asemeja más a los que usaban las AUC que a los que viste el Ejército. Esta peculiar propuesta estética le valió varias críticas y acusaciones, pero al viejo Silvestre eso le resbala, con esas metralletas quién se va a meter con él.
Diomedes y los paras
Según un informe de inteligencia militar, cuando Diomedes estuvo huyendo de la justicia, pudo esconderse tranquilo y seguir viviendo con calma, gracias a que, supuestamente, el líder paramilitar Jorge 40 estuvo protegiéndolo. En La Eterna Parranda, un extenso reportaje que repasa la vida del cantante, el periodista Alberto Salcedo Ramos escribe que según un rumor, el hombre del diente de oro se escondía en la Sierra Nevada y estaba resguardado por un escuadrón paramilitar. ¿Será un chisme o un secreto a voces?
Esta canción
Juan David “El Pollito Pedófilo” Herrera
Foto tomada de El Heraldo.co
Coronado tres veces como el rey vallenato, Juan David “Pollito” Herrera era un ídolo por su habilidad con el acordeón y por temas como “Mi diosa humana”, interpretado junto a Miguel Morales, hasta que en 2014 fue condenado a doce años de cárcel por abusar sexualmente de una niña de doce años. Así es. Al Pollito como que le gustaban las pollitas.
Dangond cogiéndole el pipí a un niño en el escenario
En 2011, durante una presentación, un niño se subió a la tarima para cantar con su ídolo. Dangond, “conmovido”, decidió darle plata al niño y besarle la cabeza, todo bien hasta que, de la nada, ¡le cogió el pipí! Y no fue un rose casual sin intención, NO: con una sonrisa en el rostro, el cantante le pellizcó los genitales al pobre pelado. Según un artículo publicado en el Espectador, Dangond se defendió diciendo que esa era una practica común en el Atlántico. En serio, ¿cogerle las bolas a los niños?
Saludos polémicos
Dar saludos en las canciones es una antigua tradición del mundo vallenato, que significaba un honor para el que lo recibía. Pero ahora esa tradición esta envuelta en polémicas porque algunos músicos han incluido criminales en sus listas de saludos. Por ejemplo, está el caso de Poncho Zuleta y Rafael Santos quienes fueron acusados de dedicarle versos a la AUC durante sus presentaciones en vivo. También están los saludos que Jorge Oñate daba en sus conciertos a “Kiko” Gómez, ex gobernador de la Guajira, preso por vínculos con el narcotráfico, y al “perrero de los malcríaos”, como llaman a Marquitos Figueroa, un narco de Cesar, quien también es mencionado por Dangond en “La Pinta Chévere”. El más reciente escándalo de saludos se dio en las pasadas elecciones regionales, cuando varios candidatos usaron esta tradicional práctica para hacer campaña fuera del periodo de propaganda electoral. Los más sonados fueron el saludo que hizo Farid Ortíz a Yahir Acuña, precandidato a la gobernación de Sucre, en la canción “Baila en la calle” que dice: “Compadre Yahir Acuña, Sucre lo necesita”. Y la mención que hizo Peter Majerrés de Alex Char, el actual alcalde electo de Barranquilla.
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¡Brindemos por nuestro patrimonio inmaterial!
