Artículo publicado originalmente por VICE Canadá.
En mi segundo día como becaria en Berlín este verano me dirigí al Parque Görlitzer, un lugar célebre para los turistas desesperados por conseguir hierba. Yo era uno de ellos.
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Consumo cannabis principalmente para poder dormir, y pensé que sería incapaz de arreglármelas sin él teniendo en cuenta el jet lag extremo provocado por una diferencia horaria de seis horas. Como era nueva en la ciudad, no conocía a ningún dealer.
Evidentemente la primer tanda de hierba que me ofrecieron lucía horrible: tenía un color parecido al heno. Regateé un poco y me dieron un octavo de onza de algo aceptable por 39 dólares.
Alguien en mi situación no tendría ese problema en una zona urbana de Canadá. Podría ir a una tienda y comprar hierba sin temor a ser arrestado, porque es normal ahora. Un año después de la legalización, es algo que vale la pena disfrutar, incluso si su implementación deja mucho que desear.
Pero un año es un buen momento para reflexionar sobre lo que funciona y lo que no:
Ontario, Columbia Británica y Quebec son perdedores
Ontario, Columbia Británica y Quebec cuentan con un mercado negro de cannabis muy fuerte, pero tuvieron un desempeño muy inferior estableciendo tiendas legales y realizando ventas.
Los veinticinco locales de Ontario comenzaron a abrir apenas en abril. Para el 17 de octubre de 2018 Columbia Británica solo tenía una tienda; ahora cuenta con ochenta y cinco, pero en Vancouver, que alguna vez albergó más de cien dispensarios en el mercado negro, solo hay catorce. Quebec tiene veintidós tiendas. En comparación, Alberta cuenta con 301 locales.
En términos de ventas, este es el desempeño que, según Statistics Canada, tuvieron las tres provincias desde octubre de 2018 hasta julio de 2019:
Columbia Británica (población 5 millones): 19 millones de dólares
Alberta (población 4,3 millones): 110 millones de dólares
Ontario (población 14,3 millones): 115 millones de dólares
Quebec (población 8.39 millones): 107 millones de dólares
Sobre una base per cápita, Alberta está aplastando a todos los demás. Las ventas de Ontario aumentaron en 9,1 millones de dólares una vez que abrieron tiendas legales en abril, pero los críticos dicen que su proceso de selección de licencias al azar no tiene sentido.
“Creo que entre los mayores perdedores están los consumidores en Ontario, lo cual es resultado del gobierno provincial y el enfoque que le ha dado al establecimiento de locales”, dice Caryma Sa’d, defensora del cannabis radicada en Toronto.
Muchos vendedores potenciales, incluidos aquellos que esperaban hacer la transición desde el mercado gris, juntaron recursos financieros, alquilaron espacios y crearon planes de negocio, y luego no fueron seleccionados en la lotería. Mientras tanto, los plazos de tiempo que dio la provincia entre la selección de la lotería y las fechas de apertura, significaron que la mayoría de elegidos no estuvieran listos para abrir a tiempo.
“Se hizo de una manera muy arbitraria e injusta. Las personas que tenían conocimiento y experiencia con la planta quedaron realmente marginados”, dice Sa’d, y señala que algunos de los ganadores de la lotería que fueron descalificados terminaron demandando a la provincia.
El veterano empresario de cannabis Abi Roach, quien abrió uno de los primeros lounges de cannabis en Toronto hace casi 20 años, esperaba obtener una licencia de venta pero no fue elegido en la lotería.
“El fracaso del gobierno provincial en su sistema arbitrario de licencias causó la ruina de muchos negocios, incluido el nuestro”, dice Roach. “Conseguimos todo lo necesario para la licencia, desde los planos de la tienda hasta la selección del personal, solo para quedar descalificados en el último minuto”.
Roach dice que incluso la apertura que la apertura programada de las próximas cincuenta tiendas no será suficiente.
Cam Battley, director corporativo de Aurora, uno de los productores con licencia, dice que el próximo año veremos a las provincias abrir nuevas tiendas rápidamente.
“Creo que las provincias están motivadas por la disposición a comprar marihuana legal. Creo que también han visto que se paga un precio por no tener suficientes espacios comerciales”, dice.
Los comestibles podrían tener muchas complicaciones
Las regulaciones de comestibles de Canadá entraron en vigencia ayer, pero estos no entrarán al mercado sino hasta diciembre.
Las reglas clave incluyen un límite de 10 miligramos de THC por paquete para comestibles sólidos y bebidas; un límite de 10 mg de THC por unidad para extractos consumibles y 1.000 mg por paquete; empaques a prueba de niños; la restricción de mezclarla con alcohol o nicotina; y una prohibición de productos que sean atractivos para los niños.
Todavía no está del todo claro qué significa “atractivo para niños”: ¿permitirán los ositos de goma? Pero pronto lo descubriremos porque los productores con licencia ahora pueden comenzar a enviar desde ahora los productos comestibles que desean vender a Health Canada para su aprobación.
Se espera que el mercado de comestibles y tópicos sea enorme. Deloitte predice que tendrá un valor de 1.900 millones de dólares al año.
Deepak Anand, director ejecutivo del distribuidor de CBD Materia Ventures, dice que le preocupa la capacidad de Health Canada para manejar todas las solicitudes que recibirá.
“Por lo que sé, no creo que hayan invertido nuevos recursos en eso”, explica.
Health Canada tardó en emitir licencias y aprobaciones de expansión durante la primera ronda de legalización, lo cual contribuyó a la escasez del suministro de cannabis en todo el país.
Anand dice que en lugar de enfocarse en los productores con licencia, la atención ahora se centra en las marcas, una tendencia que cree que continuará con los comestibles. Las principales compañías de bebidas, incluidas Molson Coors, Heineken y Constellation Brands (propietaria de Corona) están invirtiendo miles de millones de dólares en bebidas de cannabis.
Sin embargo, las estrictas reglas de publicidad y embalaje de Canadá en torno a la marihuana significan que aún será un desafío para las marcas comercializar sus productos. Por ejemplo, las bebidas de cannabis tienen prohibido asociarse con elementos relacionados con el alcohol, lo que significa que no habrá “margaritas de THC”.
Battley dice que esas reglas se deben modificar para que sean más laxas, especialmente teniendo en cuenta que el alcohol es más dañino para los canadienses y su comercialización no tiene controles tan estrictos.
“Necesitamos llegar a un punto en el que la restricción en la comercialización del cannabis para adultos se equilibre con las restricciones que han estado vigentes durante décadas, tanto a nivel federal como provincial, para la cerveza, el vino y las bebidas espirituosas”, dice Battley.
La justicia social ha sido ignorada
Lo único que Canadá ha hecho para abordar los daños de la prohibición del cannabis ha sido introducir su proceso de indulto acelerado para las personas condenadas por posesión simple.
Se cree que alrededor de 500.000 canadienses tienen condenas relacionadas con la posesión.
Una investigación de VICE News de 2018 descubrió que los canadienses negros e indígenas son arrestados de manera desproporcionada en todo el país por posesión de marihuana.
Un indulto significa que el registro criminal queda “suspendido”, pero a diferencia de la eliminación, no se borra el registro, lo que significa que una persona aún podría tener problemas para cruzar la frontera, por ejemplo. Según Global News, hasta septiembre de 2019, solo cuarenta y cuatro canadienses habían recibido indultos por cannabis.
Mientras tanto, no hay reparación legal para los canadienses que fueron condenados por otros delitos no violentos relacionados con el cannabis, como el tráfico de bajo nivel.
“Estamos rascando la superficie con estos indultos. No es adecuado, no va a corregir ningún error”, dice Sa’d. “Nadie está hablando de cómo compensamos a las personas, ya sean negras o indígenas, que fueron penalizadas por esto”.
En Los Ángeles y otras partes de California las personas que fueron perjudicadas por la guerra contra las drogas reciben licencias de equidad social para establecerse en el mercado legal. No existen tales programas en Canadá.
El criminólogo de Toronto Akwasi Owusu-Bempah señala que las medidas de equidad deberían haberse incorporado al marco de la legalización. “Nuestros legisladores no incluyeron medidas tales como la eliminación de los registros criminales, la inclusión en la industria legal y la redistribución de los ingresos fiscales a las comunidades más perjudicadas por la prohibición”, dice.
Mientras tanto, Sa’d afirma que los antiguos policías y políticos que apoyaban la prohibición ahora están dando el salto a la marihuana legal: “Creo que es realmente hipócrita que personas como Julian Fantino [exjefe de policía de Toronto], que compararon el cannabis con la muerte, ahora estén haciendo dinero con la sustancia. Es repugnante”.
Los servicios de entrega dominan el mercado negro
En agosto, Gerald Butts, exsecretario principal del primer ministro Justin Trudeau, tuiteó: “el cannabis legal ha eliminado la mitad del mercado negro en un año, tal como estaba planeado”.
Pero Butts estaba engañando.
Según la Encuesta Nacional de Cannabis de Statistics Canada, que se basa en los reportes de la propia gente, el 48 por ciento de todos los consumidores de cannabis dijeron que compraron al menos algo de hierba legalmente en la primera mitad de 2019, mientras que el 42 por ciento dijo que compraron al menos parte de su hierba de fuentes ilegales.
Es una señal positiva para el gobierno, pero no es lo mismo que eliminar la mitad del mercado negro. Se estima que solo el mercado negro de Columbia Británica vale miles de millones de dólares, y las ventas legales de la provincia están entre las peores de Canadá.
Mientras tanto, los datos de Statistics Canada encontraron que el precio promedio del cannabis legal cayó en el segundo trimestre de 2019 de 8,11 dólares a 7,79 dólares por gramo y la hierba del mercado negro pasó de 4,52 dólares a 4,26 dólares por gramo.
Frank, mayorista del mercado negro, dice que si bien la escena de los dispensarios se ha reducido tras la legalización, los servicios de entrega (piensen en Uber para la marihuana) están surgiendo en todas partes.
“Los clientes exigen precios más baratos y más servicios”, dice. “Es la edad de oro para el consumidor de marihuana”.
Frank cuenta que muchos de los pequeños comerciantes están siendo expulsados del mercado negro y que, como mayorista, ha vendido menos en volumen que el año pasado. Sin embargo, afirma que los precios al por mayor en el mercado negro han subido entre 228 y 304 dólares por medio kilo, en parte debido a la demanda de los distribuidores del mercado negro en Estados Unidos.
Señala que el precio no es el único factor a considerar: muchos de sus clientes simplemente sienten que la marihuana del mercado negro es de mejor calidad y tiene más variedad. “El mercado negro todavía existe en su propio mundo. Hay muy poca interacción entre ambos”.
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