Música

Los Latin Grammy 2018: La Academia rendida a los pies del reggaetón

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La Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación.

Ese ente de nombre largo y pretencioso. Esa organización confusa de las artes latinas, con sede en Miami, pero que también condecora a artistas de nacionalidad española. Esa premiación a la industria musical hispanoamericana pero cuyo nombre se escribe y pronuncia en inglés. Esa celebración de dimensiones absurdas que año tras año se lleva a cabo en un teatro de Las Vegas y que busca galardonar y mostrarle al mundo lo mejor de lo mejor de la música en español.

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Nos interese la Academia o no, anualmente los premios Latin Grammy nos reúnen para poner la mirada sobre uno de los eventos más esperados del año. Desde Noisey en Español llevamos tiempo intentando descifrarla, consiguiendo pistas de como carajos se hace para ganar una estatuilla, planteando categorías que le harían un gran favor a los premios y más recientemente, preguntándole a la Academia sobre su decisión de elegir a los buenos muchachos de Maná como Personalidad del Año en pleno 2018.

Como sea, si algo nos han dejado claro las nominaciones que tenemos para la gala número 19 programada para hoy 15 de noviembre es que, como marca la tendencia, el reggaetón sigue ganándole terreno a todos los demás géneros y desde arriba, se ha convertido en ese nuevo estandarte dentro del pop que ya no puede ser ignorado. Duélale a quien le duela. Tristemente para los “rockerillos” que inundan las redes sociales desde sus tronos de superioridad moral, el dembow y los artistas que se han hecho un nombre experimentando con él, están activando el momento que vive la música, no solo en Latinoamérica sino alrededor del mundo y, como no podía ser de otra manera, se están llevando por delante todas estas premiaciones que tradicionalmente solo les guardaban un espacio en la categoría de “Música Urbana”.

Vamos por partes.

Si nos remontamos a los principios de esta década, cuando el reggaetón ya pegaba fuerte pero seguía sobre todo inscrito en el mundo de las discotecas ––regadas por todo el continente––, nos encontramos que artistas de la talla de Don Omar y Daddy Yankee ya mandaban en las nominaciones urbanas, en su categoría relegada, pero no figuraban en lo mínimo en las generales como Grabación del Año, Álbum del Año, Canción del Año y Mejor Artista Nuevo. De hecho, era un espacio reservado para grandes nombres del pop como Miguel Bosé, Alejandro Sanz y Juan Luis Guerra, aunque también estaba el fenómeno de Camila, que fue la gran sensación del pop adolescente durante ese 2010.

Esta tendencia siguió en el 2011 con la predominancia de Shakira, Enrique Iglesias o Luis Fonsi aunque eso sí, es importante mencionar que el álbum del año lo ganó Entren Los Que Quieran de Calle 13, marcando hito y llevando a todo este conjunto de lo “urbano” al centro de los reflectores como ya lo había hecho en el 2009 con Los de Atrás Vienen Conmigo.

El 2012 fue para artistas como Juanes, Reik o Jesse & Joy, aunque también, como en algún tipo de premonición, Tego Calderón apareció en la categoría de Grabación del Año por su colaboración en “Calentura” de Chocquibtown. Y aunque el 2013 siguió por esa misma línea estrictamente pop ––aunque teniendo en cuenta a los genios de Bajofondo––, en 2014 finalmente el reggaetón llegó a las grandes categorías del Grammy de la mano de Enrique Iglesias quien, en colaboración con Gente de Zona y Descemer Bueno, fue nominado a Grabación del Año por su canción “Bailando”. Y esto es importante mencionarlo porque es el caso de uno de los primeros visionarios que, como lo mencionamos en nuestro texto sobre las razones por las que el reggaetón se ha convertido en el gran salvavidas de las estrellas del pop latino, empezó a ver en el dembow y las concesiones entre artistas urbanos y artistas pop, el gran futuro de la industria. Y bueno, hay que reconocerlo también, ese tema fue el gran éxito en español de ese año y con una letra completamente en español, llegó al tope de varias listas en Estados Unidos, poniendo los cimientos de la revolución de la música en español en el exterior que estamos viviendo actualmente.

Y aunque en el 2015, las decisiones de la Academia volvieron a relegar al género y premiarlo solo dentro de su categoría de “Música Urbana”, sin tenerlo en cuenta en las grandes categorías generales, ese año hubo presentaciones en la gala de Wisin, Yandel, J Balvin y Prince Royce.

Y si en 2015 el reggaetón volvió a pasar en limpio en las grandes nominaciones generales, en el 2016, dos de los artistas más mainstream de la música latina, se llevaron la estatuilla de Grabación del Año por “La Bicicleta”, una canción que no era ni el pop de Shakira, ni el vallenato de Carlos Vives, sino un claro guiño a un dembow rebajado, con el que sus carreras de una u otra forma tomaron un nuevo aire.

Finalmente, el 2017 sería ese año en el que el reggaetón se estableció en los premios bajo el fenómeno mundial de “Despacito” de Luis Fonsi ––otro reencauchado––, con las nominaciones a Maluma en solitario y en sus colaboraciones con Ricky Martin y Shakira y con Nicky Jam y Fenix, su primer disco desde 2007 que estuvo en la pugna por Álbum del Año.

Pero este 2018 el reggaetón se puso definitivamente la corona de los Latin Grammy y eso que no hemos llegado a la gala.

Aunque no sepamos quien vaya a ganar ––y la verdad no importe demasiado––, basta con ver como J Balvin, después de todo lo que ha sucedido este año con Vibras, logró con ocho, el mayor número de nominaciones para la gala de este año en un hecho inédito para un cantante de reggaetón. El segundo artista con más nominaciones es Rosalía, que si bien no se inscribe de lleno en el género, llegó a los oídos de muchas personas por su participación en Vibras que se dio antes del boom que tuvo en el segundo semestre del año con una seguidilla de sencillos y finalmente con El Mal Querer.

Además, en esta premiación el reggaetón está regado por varios lugares. Para empezar están las llamadas “categorías generales”, con “Mi Gente” de J Balvin y Willy William, “X” de Nicky Jam y J Balvin e “Internacionales” de Bomba Estéreo nominadas a Grabación del Año. En Disco del Año se encuentra Vibras de J Balvin y en canción del año aparece “Robarte un beso” de Carlos Vives con Sebastián Yatra. Muestras que además artistas como Bomba Estéreo y de nuevo Carlos Vives, lograron jalar nominaciones con fusiones pop a base de dembow. También en Mejor Nuevo Artista aparece la colombiana Karol G que, si bien lleva sus buenos años en la música, este año finalmente reventó con sencillos como “Mi Cama” o “Pineapple”.

Ahora, si tomamos la hipótesis de que el reggaetón es el nuevo pop de manera literal, el género también se metió en la categoría antes reservada para artistas como Miguel Bosé o Aleks Syntek y ahora el F.A.M.E de Maluma se podría ganar la estatuilla por Mejor Álbum Pop Contemporáneo. Una manera de ilustrar la tendencia de fusionar el reggaetón con otros géneros populares y que también se nota en la sección tropical, con el disco Vives de Carlos Vives nominado a Mejor Álbum Tropical Contemporáneo que incluye varias canciones con base de dembow como “Al Filo de Tu Amor” o “Nuestro Secreto”. “Cásate Conmigo” de Silvestre Dangond y Nicky Jam logró la nominación a Mejor Canción Tropical.

También en Productor del Año están los colombianos Andrés Torres y Mauricio Rengifo ––una de las partes de Cali & El Dandee y responsable de “Despacito”–– que con nueve temas entre los que se encuentran “Cásate Conmigo” y “Robarte un Beso”, son los productores con más temas reconocidos por la Academia este año.

La cosa todavía no para aquí porque el video de “Pa Dentro” ––canción producida por Sky, la mano derecha de J Balvin-––de Juanes podría ser elegido como el Mejor Video Musical Versión Corta. Entonces sí, este quizás sea uno de los momentos más importantes para el género que ya redefinió el mainstream y ahora va por el reconocimiento de uno de los entes más importantes de la industria.

Nos guste o no y aunque a varios les cueste aceptarlo, estamos ante algo que ya no es el fenómeno efímero o la moda que todos hace 10 años dijeron que iba a morir más temprano que tarde. Hoy, más que nunca, estamos frente a un monstruo de la música, una industria a la cual no será fácil derrocar. Y en medio de todo, su alcance, cada vez más global, está empoderando no solo lo latino, también el español como idioma con un potencial que ya no se le arrodilla a artistas mainstream gringos, ni depende de ellos para que su mensaje llegue a nivel mundial. Después de todo, Drake es el que canta en español con Bad Bunny, ¿no?

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