Todos aprendimos la lección de la sirenita en nuestra niñez: no hay algo más indigno en el océano que alguna criatura oceánica dándose un banquete de la carne de otro ser marino. Luego supimos que esa lección era una total mentira: los peces comen peces todo el tiempo. Por lo menos hasta ahora.
Parece ser que últimamente los peces están comiendo cantidades enormes de plástico –por nuestra culpa–, y lo peor, les gusta de verdad.
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Un nuevo estudio publicado por la revista Science encontró que cantidades masivas de animales están muriendo por indigestión de partículas de microplásticos. El problema responde a algo muy simple: los peces no se hartan del plástico. De hecho lo prefieren en comparación con su comida tradicional, como el plancton, dijeron los investigadores.
De acuerdo al estudio, los peces han estancando su crecimiento, se ha alterado su comportamiento innato y ha incrementado significativamente su tasa de mortalidad como resultado de su dieta recién descubierta.
Su afecto a los plásticos puede tener resultados desastrosos, considerando la enorme cantidad de plástico que es posible encontrar en los océanos. Un estudio conjunto de otra universidad, publicado el año pasado descubrió que casi 8 millones de toneladas de deshecho de plástico se tira en los mares cada año. Terrible. Y un reporte de principios de este año del World Economic Forum dijo que, en 2050 habrás más plástico que peces en el océano.
Pareciera que a los peces le gusta el plástico como a los adolescentes la comida chatarra. El profesor Peter Eklov, coautor del más reciente estudio dijo que, “Esta es la primera vez que se encontró que un animal prefiere alimentarse con partículas de plástico y es preocupante”. Y es todavía peor saber que los peces más fanáticos del plástico parecen están perdiendo la habilidad para oler a sus depredadores.
Aunque los investigadores centraron sus pruebas en las percas y sus larvas, Oona Lönnstedt, otra de las autoras del estudio, hizo énfasis en que el problema afecta al resto de la cadena alimenticia oceánica. Lönnstedt dijo: “Si otras especies se ven afectadas por está misma condición [comer microplástico] en las etapas tempranas de su desarrollo, el problema puede ocasionar mayores índices de mortalidad y esto tendría un efecto profundo en el resto del ecosistema acuático”.
Para los que no saben, el microplático proviene de piezas más grandes de residuos plásticos que se descomponen en el ambiente y para ser llamadas así deben medir menos de 5 milímetros. El termino incluye microperlas, o pequeñas bolas de plástico que hay en los jabones, cosméticos y pastas de dientes. Recientemente, el gobierno de EEUU prohibió las microperlas, pero en muchos otros países, no hay ningún plan a futuro acerca del tema.
Si este problema no se controla, la propagación de microplasticos en los oceános tendrá con certeza un efecto devastador. Mientras tanto, disfrutemos que el pescado que estamos apunto de llevarnos a la boca está lleno de pequeños plásticos que nosotros mismos hicimos y lanzamos al mar.
Piénsalo la siguiente vez que pidas bolsa doble en el supermercado, compres pasta con chispas o prefieras usar desechables en vez de lavar un par de platos.