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Los videos ‘relajantes’ de Instagram esconden una oscura subcultura sensorial

Hace unos días, mientras perdía el tiempo en Instagram sentado en el escusado, encontré una cuenta que me llamó la atención: ASMR Soap Princess. En ella, un par de chicas rusas cortan jabones con un cutter. A través de este perfil, que hasta ahora tiene más de 400 publicaciones y más de 400 mil seguidores, aseguran tener “más de 1000 diferentes barras de jabón”. Me clavé en sus videos y los hashtags y un nuevo horizonte se abrió ante mí: el ASMR.

El ASMR es un acrónimo en inglés para Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, que refiere a una respuesta sensorial relajante, excitante y, en ciertos casos, atemorizante a ciertos estímulos auditivos y visuales de baja frecuencia. No todos lo pueden percibir, pero los que sí, lo describen como una sensación placentera de cosquilleo en la cabeza y en el cuero cabelludo, que se puede disparar a través de sonidos específicos como susurros o movimientos de la boca, y que puede ser acompañado de los estímulos visuales correspondientes a cada sonido.

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Para mí los videos relajantes no eran más que inocentes producciones donde puedes apreciar el sonido de arena cinética siendo cortada con un cuchillo. Las bien conocidas hordas de videos en redes sociales que pueden ser encontrados con facilidad retratan este tipo de estimulación relajante. Sutiles sonidos, y texturas son manipulados con cuidado y atención. Eso, digamos, es un primer nivel pero no es más que la punta del iceberg de toda una subcultura digital.

Lejos de poner un freno y decir “esto ya está muy raro”, lo natural es seguir ahondando en este universo sensorial fácil de asimilar pero complicado de comprender cabalmente. El fenómeno conocido como ASMR nace a partir de redes sociales que se dedicaron exclusivamente a discutir la sensación que genera. Uno de los primeros en discutirlo, alrededor del 2008, lo nombró Orgasmo de Cabeza Inducido por la Atención y parece bastante más atinado a juzgar la profesión que sus aficionados practican. En marzo del 2009 fue cuando realmente comenzó el movimiento ASMR con el primer video de YouTube dedicado exclusivamente a reproducir susurros de una mujer.

Aquí es cuando las cosas comienzan a evolucionar a niveles muy elevados. Solo se necesita un pequeño clavado a la barra lateral de videos similares para darse cuenta que, en realidad, nos enfrentamos a un titán “durmiente” de las redes sociales. En lo que inocentemente volteas para ahondar más en este mundo, de repente te das cuenta de que existen millones de cuentas enteras —en todas las redes sociales— dedicadas a exclusivamente al ASMR y sus miles de posibles variantes que, al parecer, son seis: Auditivo, Visual, Táctil, Ultrasensorial, Situacional e Hipnótico. Cada uno de ellos responde al peculiar sentimiento producido por el ASMR a partir de estímulos específicos, Ultrasensorial se da a partir de la relación entre lo visual, auditivo y táctil, mientras que el Situacional en determinadas situaciones como podría ser el sonido generado por las tijeras en la peluquería, un examen médico o el hacer café por la mañana. El hipnótico normalmente es más visto como una práctica terapéutica para inducir el sueño o estados oníricos en el sujeto, y es practicado por psicólogos y psiquiatras.

Las subculturas brotan de mil maneras diferentes, como si se adecuaran a todos los gustos e intereses de la gente. Un gran ejemplo de esto son los Foodies ASMR, o la gente que le gusta ver y escuchar a una persona comerse una jugosa pierna de pollo empanizada de KFC con un audio que hasta los mejores productores musicales envidiarían.

El cosplay, por supuesto, no es ningún extranjero de este género de video. Puedes escuchar a Zelda susurrarte que salvaste el reino de Hyrule, Linda de Bob’s Burgers, Korra de La Leyenda de Korra, Hermione de Harry Potter y prácticamente todo lo que se te ocurra con tal de que tengas la paciencia —y el placer— de escuchar susurros temáticos de manera interrumpida durante largos lapsos de tiempo, incluyendo la posibilidad de escuchar tutoriales de videojuegos en modo ASMR.

Es difícil poner un nombre sobre todo esto, ya que el primer video de susurros se dice explícitamente que no se trata de un fetiche sexual y que la ambición es otra. Si bien tiene tintes que orientan a un tipo de “orgasmo”, es probable que no mintiera la creadora de aquél primer video. La cuestión es que cuando se trata de excitaciones y estímulos placenteros la unión con el erotismo no tarda en hacerse aparecer y tan sólo con darte una microvuelta por PornHub o Xvideos te das cuenta de que no todos estarían de acuerdo en desligar ASMR del sexo. Oh, vaya, qué sorpresa.

Las cosas, como es visible, no se limitan a tan sólo un tipo de narración o universo literario, sino que hay construcciones que realmente pueden superar cualquier tipo de explicación e incluyen manifiestos filosóficos detrás de sus videos. Mismos que, además, pueden realmente sacarte de tu zona de confort por completo. El maestro para ejemplificar esto a la perfección, es Ephemeral Rift. Respira un segundo y ve cómo este hombre te recibe a su canal de YouTube:


Recuerda que eso, meramente, fue una bienvenida. Si no te da miedo, extiendo una serie invitación a revisar cómo a este tipo nunca se le terminan ideas creepy que hacer en modo ASMR.

Del lado más “amigable”, el canal de YouTube Gentle Whispering ASMR es el más popular hasta la fecha y tiene a más de 1.2 millones de seguidores en la red. Maria, quien lleva y hace las narraciones en el canal fue una de las pioneras en el rubro y sus videos constantemente superan las cinco millones de visitas, probando que hay mucha gente allá afuera que disfruta y percibe estas sensaciones. Es difícil comprender esta afición que inunda por todos lados nuestras redes, particularmente además, si no tienes la “cualidad” o “capacidad” de sentir todo esto que causa tanto furor en sus amantes. En fin, sea una obsesión, un fetiche o un masaje cerebral, el ASMR es una realidad y gente muy cercana a ti podría padecerlo, fíjate en las señales y prevenlo o, bueno, úsalo a tu favor para joderlos.