¿Qué haces cuando, a pesar de que tu carrera es brillante, otros profesionales pasan por delante tuyo simplemente porque son hombres? ¿Qué cara se te queda cuando te esfuerzas duro durante años y sin embargo apenas recibes un pago por tu trabajo?
Bienvenidos a la realidad de Laura Torvisco y Milagros Martínez, dos ex jugadoras de fútbol que tras colgar las botas decidieron que seguirían dedicándose al deporte como entrenadoras… y las dos únicas mujeres que dirigen equipos de la Primera División femenina.
Videos by VICE
Más deportes: Vero Boquete, la jugadora que cambió el fútbol femenino español
En otros países encontramos casos de mujeres al frente de equipos masculinos — como el de Corinne Diacre en el Clermont de la Ligue 2 francesa— y trabajando como asistentes en cuerpos técnicos —como los de Becky Hammon y Nancy Lieberman en la NBA—. En España, sin embargo, apenas hay equipos femeninos profesionales con mujeres al frente: aún queda mucho camino por recorrer. En VICE Sports hemos querido saber las razones de esta exclusión… y sobre todo, qué se puede hacer para remediarlo.
Laura Torvisco es muy conocida en el entorno del fútbol femenino por su trayectoria y su incansable dedicación. La entrenadora madrileña dirigió al equipo femenino del Torrejón durante diez temporadas con buenos resultados; a pesar de ello, nunca le llegaron ofertas de equipos de más nivel en ningún momento.
“Con ese currículum cualquier hombre tendría las puertas abiertas para entrenar a un equipo profesional. Para nosotras, en cambio, es imposible”. Así de tajante se muestra Laura, que dejó el Torrejón hace tres temporadas. Hace un par de años, su entrega tuvo recompensa: el Rayo Vallecano se interesó por sus servicios y la contrató como entrenadora del primer equipo femenino.
Milagros Martínez, en cambio, entrena a un equipo más modesto pero con la misma ilusión: el Albacete Balompié, que esta temporada ha ascendido a Primera División. Era un sueño que las albaceteñas perseguían desde hacía seis años.
Aunque tanto a Torvisco como a Martínez les gustaría vivir de su profesión, a día de hoy les es muy complicado. Laura tiene que trabajar cada mañana en un colegio dando clases de Educación Física para poder pagar sus facturas; su contrato en el Rayo solo le da para sufragar sus dietas. La entrenadora lo explica así: “La mujer está desprotegida en el mundo del fútbol. Mientras los hombres ganan dinero suficiente para vivir cien vidas, a nosotras no nos llega ni para sobrevivir”.
Milagros, apasionada del fútbol desde que tiene uso de razón, dedica todos sus días a entrenar a sus chicas del Albacete. Durante años trabajó como administrativa en el centro deportivo del club manchego, pero ahora vive de sus entrenamientos mientras busca un nuevo empleo. La entrenadora del Albacete es muy rotunda: “El fútbol masculino se ha promovido muchísimo más desde el primer día. Cuando enciendes la televisión en fin de semana, invariablemente encuentras fútbol masculino. Esto no ocurre con el femenino. ¡Aquí es la televisión la que tiene la culpa!”.
En España, sólo unas 30.000 mujeres disponen de licencia para jugar al fútbol. El número de licencias del balompié masculino, en cambio, se eleva hasta las 680.000. Estos números muestran claramente la enorme distancia que existe entre los dos géneros. A las entrenadoras no les sorprende: “La Federación exige mucho pero no ayuda lo suficiente. Está claro que si no fuera por los clubes el fútbol femenino no existiría”, critica Torvisco.
“Aunque tengamos la Federación más rica tenemos el fútbol femenino más tercermundista”, añade la madrileña.
Martínez, en cierto modo, es un poco más optimista, pero también apunta al escaso esfuerzo que la Federación dedica al balompié femenino: “Entrenamos las mismas horas que ellos y nuestro el esfuerzo es máximo, pero la recompensa que recibimos es nula”, afirma la entrenadora del Albacete.
“Si entras en la página web del reglamento de fútbol femenino y buscas los premios por ganar la Liga, te darás cuenta de lo vergonzoso que es: ¡el campeón recibe tan solo mil euros! ¡Les debería dar vergüenza hasta ponerlo!”, afirma Torvisco, cuya indignación es más que comprensible.
Las dificultades económicas y profesionales han empujado a muchas de las mejores jugadoras del fútbol español a emigrar a otros países para poder cumplir su sueño. En esta categoría encontramos a jugadoras como Natalia Palos, que se fue al Arsenal inglés; Vicky Losada, que siguió el mismo camino; y Virginia Torrecilla, actualmente en el Montpellier francés.
En España, muchas de estas futbolistas no tuvieron la opción de disputar la mejor competición de clubes de Europa: la Champions League femenina. En la última década, solo cinco equipos han alcanzado la máxima competición continental (Levante, Athletic Club Neskak, Rayo Vallecano, RCD Espanyol y FC Barcelona); únicamente un club español solía participar en cada edición. Afortunadamente, a partir de la campaña 2016-17, el número de plazas para la Primera División se ampliará hasta las dos por temporada.
Hasta la fecha, ningún equipo español ha logrado imponerse en la Champions League, aunque el nivel tanto de las jugadoras como de los equipos crezca año tras año. El caso más destacado es el de Vero Boquete, que fue nominada al premio para ser la mejor jugadora del mundo, aunque también ha tenido que pasar muchas trabas para llegar donde ha llegado.
Las entrenadoras piensan que tanto la figura de Vero como la entrada por primera vez en un Mundial favorecerá mucho la percepción que se tiene del fútbol femenino en España —y ello, con el tiempo, ayudará a que reciba los recursos que merece.
“A pesar de todo, se deben hacer muchas más cosas”, asegura Torvisco. “La cobertura televisiva del Mundial femenino fue un ‘boom‘ en esos días, pero ahora ya no se le está dando bola al tema”.
“Si no se muestra nada [por televisión], la gente no sabe lo que pasa, no sigue [la actualidad del fútbol femenino]… y entonces volvemos al anonimato de nuevo”, lamenta la entrenadora del Rayo.
Una de las cosas que más lamenta Torvisco es la ignorancia del gran público en lo referente al nivel del fútbol femenino. “Hubo mucha gente que descubrió en el Mundial que las chicas tenían un nivel muy alto. Mucha gente me dijo, ‘Vaya, la selección femenina juega muy bien, ¿eh?’. Pues sí, juegan muy bien, pero desde hace tiempo, no solo en el Mundial”, explica la madrileña.
“Es la mentalidad de la sociedad lo que debe cambiar. Si no, no habrá manera de avanzar”, añade Torvisco.
Para no caer en el olvido, Torvisco afirma que la mejor estrategia es “crear una infraestructura donde el fútbol femenino se pueda desarrollar con normalidad” y apunta a que para esto se necesitan recursos… y no solo de la Federación, sino también del Gobierno: “Si queremos que la mujer esté en las mismas condiciones que los hombres, hay que invertir”, asegura.
“Es como si a un médico le dicen, ‘mira, por ser mujer no vas a ser profesional, por ser mujer no vas a cobrar, por ser mujer no puedes operar’… es que estamos hablando de lo mismo. Es otra profesión, pero es lo mismo. Y tanto el gobierno como la sociedad entera están permitiendo que esto ocurra”, apunta la madrileña.
En la misma línea, Martínez sugiere que la Federación conceda más ayudas a los equipos: “[La RFEF] debe ayudar a los clubes a ser más independientes, puesto que en el fútbol femenino cuesta mucho poder salir a competir sin un patrocinador grande”.
La Primera División femenina está compuesta por 16 equipos, de los cuales según Martínez “solo tres o cuatro” ofrecen cotización en la Seguridad Social a sus jugadoras.
“Es bastante triste”, se queja Milagros. “No es justo con las horas que se emplean y con todo el trabajo que se invierte en el fútbol femenino”.
Para la entrenadora del Albacete, la Federación debería ayudar de algún modo a que las jugadoras “no tengan que correr con todos los gastos”: “Hay algunas que, además de tener que pagarse todos los desplazamientos, no tienen siquiera un sitio donde dormir en la ciudad a la que van a jugar. Esto debería solucionarse de algún modo”, expone Martínez.
La entrenadora albaceteña considera que la Federación debería profesionalizar el fútbol femenino para que sus jugadoras empiecen a cotizar como merecen: “Del mismo modo en que hay un salario mínimo en la Segunda División masculina, se debe imponer un sueldo mínimo en la máxima categoría —o por lo menos, una remuneración suficiente como para pagar los gastos de las jugadoras”.
En la situación actual, sin embargo, la solución más factible para que las entrenadoras de más nivel puedan demostrar todo su potencial es irse al extranjero.
“Fuera de España la gente está más habituada a ver entrenadoras. No es algo tan llamativo como pasa aquí en España. Por desgracia, es mucho más fácil dedicarse a la profesión de entrenar fuera del país. Queda muchísimo trabajo por hacer”, concluye Martínez.